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Un mes con el S6 Edge: un 'smartphone' sobresaliente con algunas sombras
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José Mendiola

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Un mes con el S6 Edge: un 'smartphone' sobresaliente con algunas sombras

El S6 Edge es, hoy por hoy, el mejor 'smartphone' que uno puede comprar, pero cuenta con algunos inconvenientes como por ejemplo su batería, que no aguanta ni un día con un uso medio

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Rompedor, arriesgado, definitivamente diferente... Los distintos análisispublicados hasta ahora han ido destacando lo peculiar del Galaxy S6, el todo o nada de un Samsung en apuros por las dificultades en rentabilizar las fuertes inversiones, tanto en desarrollo como en el marketing de estos productos. Pero, ¿cómo se comporta realmente el equipo en uso real y con cierta perspectiva?

No andaremos con rodeos, y si alguien quiere resolver la ecuación antes de llegar a las conclusiones finales, le confirmaremos que el S6 es, hoy por hoy, el mejor smartphone que uno puede comprar (y a distancia), pero arrastra unas tachasque conviene conocer antes de pagar el dineral que cuesta este peculiar equipo.

Un mes de uso ha servido para convencernos de muchas cosas, pero para lamentarnos profundamente por otras.

¿Por qué es tan especial?

La versión evaluada ha sido el S6 Edge, el equipo con doble pantalla curvada. Y tras un mes les puedo confirmar que todavía sigo mirando embelesado el triunfo de la ingeniería sobre las evidentes dificultades técnicas y físicas por conseguir doblar de una forma tan armónica una pantalla táctil Gorilla Glass.

El efecto curvado de la pantalla es sencillamente espectacular a nivel estético, y desde luego ofrece grandes ventajas sobre todo en la navegación de ciertas páginas web (por el aprovechamiento de espacios), y en la reproducción de vídeos, ya que la imagen parece desbordarse por los costados ofreciendo una experiencia nunca vista en un móvil.

Pero hasta aquí. Siendo sinceros y dicho esto, la pantalla curvada ofrece serios inconvenientes en el uso cotidiano. El primero de ellos, el económico: la broma de lucir esta pantalla le costará la friolera de 150 euros adicionales sobre el modelo plano. Y les aseguro que no compensa.

El gigante coreano no ha sabido exprimir el potencial de esta curvatura, pero al menos lo ha intentado: cuenta con un acceso rápido a un máximo de cinco contactos, pero apenas permite configurar la forma de acceder a ellos. La idea es buena, pero en la práctica apenas se usa, y por un motivo que analizaremos un poco más adelante: la inconsistencia del sistema en determinados momentos.

Más interesante resulta la posibilidad de activar las notificaciones o feeds en la pantalla curvada, pero una vez más, apenas se utiliza por resultar poco práctico. Y por terminar de rematar las sinuosas curvas del equipo, la pantalla Edge hace que el equipo se nos escurra entre los dedos con una gran facilidad. Tengan en cuenta que la trasera también es de cristal, y el S6 Edge termina consolidando unas peligrosas tendencias suicidas. Bien es verdad que su chasis unibody lo blindan ante esta eventualidad, pero que nadie se lleve a engaño: tras su aparente fragilidad se oculta una sorprendente solidez ante las caídas y rasponazos. Samsung se hartó de las críticas recibidas por su amor al plástico y el equipo rebosa aluminio y Gorilla Glass por todas las equinas.

La mejor pantalla del mercado

Las críticas abiertas a la inconveniencia práctica de las curvas no pueden velar el sobresaliente cum laude obtenido por la tecnológica asiática en lo referente a la pantalla: es la mejor que se puede encontrar hoy por hoy en un teléfono inteligente. La pantalla AMOLED del equipo cuenta con la mayor densidad de píxeles por pulgada del mercado (577), que combinados con un derroche de nits cuando más hace falta (en condiciones de mucha luz externa), hacen que aquello sea un auténtico festival para la vista.

La pantalla del Galaxy S6 Edge es la mejor que se puede encontrar hoy por hoy en un teléfono inteligente

Colores nítidos en cualquier circunstancia, y además servidos en función de la necesidad gracias a un ajuste automático que funciona francamente bien, porque no olvidemos que en este equipola pantalla devorala batería. Luego iremos con este espinoso asunto, pero nos tenemos que rendir a la evidencia: cualquier otra pantalla parece de juguete al lado de esta, incluso la del iPhone 6, y eso es mucho decir.

Este derroche de luz, nitidez y color hace que la reproducción de vídeos o lectura de libros electrónicos sea un verdadero placer. Pero Samsung no sólo ha limitado a la excelencia en la pantalla: el S6 llega con más sorpresas que serán del agrado para el grueso de los usuarios.

Más sorpresas en la cámara de fotos

La primera de ellas es sin duda la cámara. No vamos a aburrirles de nuevo con el derroche de megapíxeles, que tampoco es tal, sino con el rendimiento, un principio que aplica Apple desde su primer iPhone. Samsung da en la diana con tres elementos básicos en lo que respecta a la cámara: la activación de la misma, la apuesta por el selfiey, por descontado, su calidad.

¿Por qué es importante la rapidez de activación de la cámara? Una de las principales ventajas de tomar fotos con un móvil es su inmediatez: se saca del bolsillo, se activa la cámara y click. Las diferentes marcas se han aproximado a la activación de la cámara con diferentes enfoques, pero el de los coreanos es brillante. Dos toques al botón principal y listo: la cámara se activa de manera casi instantánea (incluso con la pantalla bloqueada).

Con el paso de los días este sencillo procedimiento lo ha convertido en un móvil ideal para los amantes de las fotos. En lo que respecta a los temidos selfies, la firma ha actuado en una doble vertiente: en primer lugar disponiendo de una lente frontal de 5 MP, y por otro, facilitando la toma de la foto (bien mediante comandos de voz con un "patata"o a través de gestos). Otro mini punto en un fenómeno que ya es más que moda.

Y por último, la calidad del conjunto que conforma la cámara: las instantáneas ofrecen una calidad de primer nivel y en prácticamente todas las condiciones de luz y movimiento. Hay que sumar a esto que Samsung permite descargar diferentes modos de captura, con lo que los amantes de la fotografía disfrutarán de lo lindo con este dispositivo configurándolo a su gusto.

Muchas luces,pero también sombras

Hasta el momento nos encontramos ante un smartphone sobresaliente, estéticamente contundente y con un rendimiento que lo sitúa a cuerpo de los rivales. Sin embargo, parece que a Samsung le ha dado vértigo en el último momento rubricar un producto tan perfecto, y se ha dejado algunos pelos en la gatera que al final pueden lastrar el veredicto final. El primero de ellos es sin duda la batería. Los 2.600 mAh del Edge resultan al final del día totalmente insuficientes para un uso medio o intenso del equipo (no se espera menos de alguien que desembolsa 800 euros por un móvil).

Los 2.600 mAh del Edge resultan al final del día insuficientes para un uso medio o intenso del equipo

En el mejor de los escenarios, se puede llegar a la cena con el móvil encendido, pero ya queda siempre la angustia de contemplar cómo va descendiendo la batería. ¿Por qué se empeñan los fabricantes en someternos a esta tortura? Samsung explica a Teknautas que se ha priorizado el tamaño y peso frente al rendimiento de la batería. Y es cierto: el Edge cuenta con un grosor que no alcanza los 7 mm y es extremadamente ligero, pero qué quieren que les diga, un poco más de peso y grosor serían bien recibidos a cambio de un día holgado lejos del enchufe.

Eso sí, como contrapartida, el fabricante ha dispuesto varias soluciones para ayudarnos en esta agónica lucha lejos del enchufe: el sistema ofrece varios modos de ahorro de energía que van mermando sus funciones a medida que nos quedamos sin jugo, y en especial el Ultra ahorroque tiñe la pantalla de blanco y negro y nos traslada a una era vintage en la que apenas se pueden hacer llamadas y recibir correos a mano. Además,cuenta con la posibilidad de cargarse por inducción con un accesorio que se vende por separado, y les puedo garantizar que una vez probado, cuesta volver al cable convencional.

Los otros pecados veniales del equipo residen en ciertas inconsistencias del sistema. Es cierto que los coreanos han aligerado al mínimo la interfaz TouchWiz y eso algo de agradecer, pero algunas de las prestaciones más avanzadas funcionan de una forma errática. El propio atajo de contactos de la pantalla curvada aparecía y desaparecía en el tiempo que hemos probado el equipo, y la función SmartStay, que miraal usuario para saber si está frente a la pantalla y de esta manera mantenerla activa, también funcionaba en ocasiones.

Samsung nos advirtió que estas funciones dependen de las condiciones lumínicas y demás elementos, pero al final, si algo no funciona siempre y sin tachas, se pierde la confianza y se deja de usar.

Conclusión: ¿merece la pena?

Samsung ha logrado meritoriamente fabricar el mejor smartphone que existe por el momento en el mercado, y no sólo eso, sino que obligará al resto a aplicarse bien para seguir la estela. Parece que por fin se han alineado los astros para la marca, que está comprobando cómo llueven los pedidos y estamos hablando de uno de los móviles más caros en el mercado.

Desde el punto de vista del usuario y habiendo pasado por caja, el cliente no se sentirá defraudado en ningún momento, aunque eso sí, asumiendo las limitaciones de batería y las inconsistencias descritas que suponemos se irán corrigiendo mediante actualizaciones de software. Sumemos a esto la fluidez con la que los coreanos mueven Lollipop para entender que el S6 es sin duda un tiro al larguero que bien podía haber sido un golazo por la escuadra. Pero no es poco, ni mucho menos, dado lo reñido de este segmento.

Samsung ha logrado además otro hito con este modelo: devolver la ilusión a los que habían renunciado ya a la innovación en los móviles.

Rompedor, arriesgado, definitivamente diferente... Los distintos análisispublicados hasta ahora han ido destacando lo peculiar del Galaxy S6, el todo o nada de un Samsung en apuros por las dificultades en rentabilizar las fuertes inversiones, tanto en desarrollo como en el marketing de estos productos. Pero, ¿cómo se comporta realmente el equipo en uso real y con cierta perspectiva?

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