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Por qué después de muchos años me pasé de iPhone a Android (y no me arrepiento)
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José Mendiola

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Por qué después de muchos años me pasé de iPhone a Android (y no me arrepiento)

La llegada de Lollipop y la última generación de 'smartphones' con la plataforma de Google le ha puesto las cosas difíciles al iOS de Apple. ¿Qué sistema operativo es mejor?

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“¿Qué me recomiendas? iPhone o Android?”, la de veces que se escucha esa pregunta. Casi un “¿A quién quieres más, a papá o a mamá?” pero en versión tech. Y eso dejando de lado las filias y fobias irracionales que despiertan las plataformas: que si fanboy, que si fandroid… ¿Realmente hay una plataforma mejor?

Hasta la fecha había probado diferentes equipos Android y lo cierto es que nunca hubo un flechazo claro. Era un camino siempre de ida y vuelta. Sí, la plataforma era evidentemente más versátil pero iOS seguía siendo tan sólida y bien terminada que costaba escaparse de sus garras. Sin embargo, la llegada de Lollipop y la última generación de smartphones parecía producir una alineación de los astros que obligaba a una revisión el asunto.

El nuevo Galaxy S6 de Samsung encaja a la perfección en esta versión de Android y eleva el listón de tal manera que resultaba imposible evitar la tentación de volver a probar la plataforma. El cambio es más fácil de lo que uno podría imaginar, aunque como se puede suponer, tiene sus claroscuros.

Android Lollipop es más avanzado. Uno de los motivos por los que un usuario experimentado del iPhone puede optar por dar el salto es sin duda lo anodino de la plataforma de la manzana. Apple ha logrado que iOS sea monolítica y apta para cualquier edad: no hay prácticamente curva de aprendizaje y las evoluciones del sistema las ha ido incorporando respetando este principio. Esta estrategia es, sin duda, meritoria y no cabe duda de que los resultados les avalan, pero paga un elevado peaje: su plataforma puede terminar por resultar aburrida.

Tras muchos años con el iPhone es fácil caer tentado en una mayor personalización del equipo o bien en simplificar algunas funciones. Si lo equiparáramos a las tallas de una camiseta, iOS sería talla única mientras que la plataforma de Google ofrece una variada gama de posibilidades: la primera es más sencilla de usar y vale para cualquier perfil, pero la segunda permite una mejor adaptación a las necesidades reales del usuario. Aunque, eso sí, deberá invertir más tiempo en encontrar la tallaadecuada.

El cambio es mucho más fácil de lo esperado. Es sin duda uno de los grandes temores del usuario y las marcas lo saben. ¿Cuesta mucho cambiar? La respuesta es no: cada vez utilizamos servicios en la nube que en su gran mayoría son multiplataforma (Evernote, Dropbox, Google…) con lo que realmente el salto se hace en unos pocos minutos.

Eso sí, Apple sí echa el cerrojo con iCloud, o al menos lo intenta: su servicio es cerrado para los equipos de la plataforma, con lo que aquí sí hay que elegir por perder aquellas aplicaciones que se surtían únicamente del servicio en la nube de los de Cupertino. Pero al finalson unas pocas y lo realmente inteligente es optar siempre por plataformas abiertas para no cerrar las opciones de cambiar de sistema operativo en un momento dado.

¿Aplicaciones? Hay muchas y buenas. Otro gran temor, en este caso infundado (e infundido), es el asunto de las apps: ¿son realmente peores en Android como defienden muchos usuarios de iOS? Mi descubrimiento es que no. La plataforma de Google tiene un catálogo descomunal y de hecho es ya superior al de la App Store, y en lo que respecta a la calidad de las aplicaciones, hay de todo, pero lo cierto es que tampoco hay grandes diferencias.

Lo que llama la atención es que en Google Play está mucho más extendido el modelo freemium o al menos que las aplicaciones lleven un pequeño banner del que uno se zafa pasando por caja. Una buena opción para quien quiera probar una aplicación libremente y luego decide si quiere subir un peldaño con la misma.

La gran mayoría de las aplicaciones de Google Play cuenta con 4 estrellas de las cinco posibles

Lo que sin duda llamará la atención al usuario del iPhone es que la valoración de las aplicaciones en Android no es tan fiable: la gran mayoría de las aplicaciones cuenta con 4 estrellas o más de las cinco posibles. Una de dos, o el optimismo de los usuarios de la plataforma es desmedido, o bien el sistema de ponderación no está tan optimizado como en iOS, donde las votaciones son más despiadadas dando una información más veraz al usuario.

Notificaciones y compartir, otra liga. Es cierto que Apple se ha esforzado mucho en el crítico sistema de notificaciones (aquel que nos anuncia la llegada de un nuevo correo o información de cualquier app), pero Google le ha dado, a mi entender, un giro más a la tuerca y su sistema es más inteligente. En esta versión de la plataforma del robot verde el usuario puede descartar una a una las notificaciones, o bien borrar todas de un plumazo, algo que los acostumbrados a iOS llevan reclamando desde hace mucho.

Ver notificaciones de hace tres meses ahí descorazona a cualquiera. Por otro lado, Google ha permitido que en la parte superior permanezca un pequeño icono recordándonos lo que queda pendiente. Otro tanto sucede con la posibilidad de compartir contenido entre aplicaciones: en Android hay barra libre y uno puede enviar información entre la práctica totalidad de las aplicaciones instaladas, algo que, pese a las mejoras en este terreno, sigue funcionando peor en el iPhone.

Funciones avanzadas del sistema y teclados. La sofisticación de Lollipop llega también al usuario en múltiples funciones integradas en el sistema, como SmartLock, que permite desbloquear el smartphone dependiendo de la ubicación en la que se encuentre o la proximidad de equipos de confianza, o bien con una función de ahorro de energía que permite estirar hasta 90 minutos adicionales en caso de necesidad.

La personalización extrema llega también al terreno de los teclados, donde el usuario podrá utilizar libremente la opción que desee de una forma consistente, algo que Apple ha tenido que aceptar a regañadientes y se nota: la mejor integración es siempre la de la casa, y al final resulta difícil quedarse con desarrollos de terceros.

Con el WWDC a la vuelta de la esquina, es posible que Apple dé un giro de tuerca adicional a iOS, pero sigue presa de sus propias limitaciones: no puede dar un gran brochazo a la plataforma porque se arriesgaría a sofisticarla en exceso y ahí comenzar a perder usuarios. Con todo, iOS sigue siendo superior a Android en varios aspectos. La férrea estabilidad de la plataforma hace que resulte casi imposible que el móvil se cuelgue o ralentice. Android ha mejorado mucho en este terreno, pero sigue siendo necesario cerrar aplicaciones para evitar que la plataforma vaya perdiendo agilidad, algo que en iOS no es necesario.

Con el sistema operativo de Google conviene reiniciar el equipo con mucha más frecuencia que la fiable plataforma de Apple, que aguanta carros y carretas sin protestar. Más allá de eso, Lollipop ofrecerá al usuario avanzado mejores opciones de personalización y experiencia de uso que iOS, que sigue dando servicio a un público más amplio. Y paga un precio por ello.

“¿Qué me recomiendas? iPhone o Android?”, la de veces que se escucha esa pregunta. Casi un “¿A quién quieres más, a papá o a mamá?” pero en versión tech. Y eso dejando de lado las filias y fobias irracionales que despiertan las plataformas: que si fanboy, que si fandroid… ¿Realmente hay una plataforma mejor?