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El futuro de la banda ancha en España, en la cuerda floja
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Javier Sanz

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El futuro de la banda ancha en España, en la cuerda floja

Telefónica deberá abrir su red a los competidores, lo que podría provocarle una pérdida de clientes antes la competencia desatada, como ya pasó con el ADSL

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Movistar ha cerrado el año con 10 millones de hogares que tienen cobertura de fibra óptica. Una cifra inimaginable hace apenas unos años, cuando las conexiones de ADSL estaban estancadas en los 10 megabits. Desde 2012, la operadora ha disparado su cobertura y además ha obligado a sus competidores a invertir en la misma tecnología para no quedarse atrás.

El pasado mes de septiembre, la operadora presidida por César Alierta comunicó que contaba con 1,1 millones de clientes con fibra óptica, una cifra que a día de hoy podría rondar el millón y medio si se tiene en cuenta el crecimiento de los últimos meses y la campaña de Navidad. De cara a 2015 las tornas podrían cambiar, después de una cuestionable decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y La Competencia (CNMC) que podría afectar al desarrollo de la banda ancha en España.

En diciembre, el regulador comunicó que obligaría a Telefónica a abrir su red de fibra óptica a sus competidores en todo el territorio nacional excepto en nueve ciudades. Únicamente Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y municipios como Badalona, Alcalá de Henares, Coslada y Móstoles mantendrían las obligaciones sobre la red de ADSL, obra civil y el tramo de fibra que transcurre por los inmuebles hasta el hogar de los abonados.

Según la CNMC, en estos municipios existe la competencia suficiente como para que no tenga que intervenir para favorecer el acceso por parte de los operadores. Razón no le falta al regulador, y es que en los últimos años las redes de nueva generación han experimentado un importante crecimiento. Hay zonas en las cuales un usuario puede elegir hasta tres compañías diferentes para navegar a 100 megabits. En el resto de ciudades, la operadora incumbente tendrá que facilitar una oferta mayorista a sus rivales y esto se producirá a partir del próximo verano. La pregunta es, ¿Tendrá consecuencias en el futuro despliegue de fibra?

El miedo de Telefónica a perder clientes

A pesar de que Telefónica planea llegar a 18 millones de hogares con FTTH (Fibertothe Home) en 2016 y posteriormente alcanzar el 80% de la población, las cifras están en el aire tras la decisión del regulador. Básicamente se trata de un problema económico, porque la operadora quiere asegurarse de que puede rentabilizar sus inversiones en fibra sin que los competidores parasiten su red derribando los precios.

Con la apertura de la fibra podría darse una situación similar a la vivida con el cobre. Cuando Telefónica no tenía competidores, España era uno de los países más caros para navegar por internet con banda ancha. Con la llegada de los operadores alternativos, el precio comenzó a descender gracias a la reventa del ADSL (acceso indirecto). Eso sí, la verdadera guerra de precios no comenzó hasta que los rivales de Telefónica comenzaron a abrir sus propias centrales para diferenciarse del ex monopolio. En fibra podría darse un caso similar, y eso es algo que sabe Telefónica.

Uno de los temores de la operadora azul con respecto a la apertura de su red tiene que ver con la fiel base de clientes que tiene navegando con fibra. En este segmento de mercado, el churn (tasa de cancelación de abonados) es bajísimo. La fibra es un servicio que no tiene problemas de velocidad como el ADSL y por ello los usuarios no suelen saltar entre compañías. Únicamente las ofertas con precios agresivos podrían ser la razón que provocara migraciones hacia otras telecos.

Para evitar este tipo de situaciones, la operadora incumbente cuenta con un plan B que se denomina convergencia. Con las llamadas a móvil gratis, tarifas de datos más o menos asequibles y ahora con la televisión incluida, los usuarios están prácticamente blindados. Eso sí, no está del todo claro lo que va a suceder con los famosos contenidos, ya que los rivales de Telefónica están presionando para que el regulador intervenga porque consideran que Telefónica tendrá una posición dominante con la compra de Canal+.

A falta de conocer más detalles sobre la estrategia de Telefónica tras la decisión del regulador, habrá que ver si la operadora decide continuar con su despliegue a pesar del riesgo que puede haber para rentabilizar su inversión. Por otro lado habrá que ver si los alternativos deciden seguir invirtiendo en fibra sabiendo que tarde o temprano van a tener acceso a una oferta mayorista.

La famosa consolidación de operadores sigue su curso y la más que posible compra de Jazztel por parte de Orange dibujará un nuevo sector que en los últimos años ha perdido muchos ingresos y que necesita revitalizarse con nuevos servicios que permitan aumentar los márgenes. De momento, la primera víctima se llama ADSL y es que además de perder clientes, empezará a perder centrales en activo para dar paso a la fibra óptica.

Movistar ha cerrado el año con 10 millones de hogares que tienen cobertura de fibra óptica. Una cifra inimaginable hace apenas unos años, cuando las conexiones de ADSL estaban estancadas en los 10 megabits. Desde 2012, la operadora ha disparado su cobertura y además ha obligado a sus competidores a invertir en la misma tecnología para no quedarse atrás.

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