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España patenta poco, descompensada y con dinero público
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España patenta poco, descompensada y con dinero público

Las patentes son un indicador del desarrollo tecnológico de un país. Por supuesto, no es el único y España sale mal parada si cuantificamos su I+D+i

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Las patentes se han erigido como un indicador del desarrollo tecnológico de un país. Por supuesto, no es el único y España sale mal parada si cuantificamos su I+D+i en función del número de solicitudes de patentes y las extensiones internacionales de estas. Pocos inventos se patentan en España, pocos ven la luz y algunos lo hacen sin haber tenido la cautela de una buena protección por patente.

No, España no es un país en el que se proteja en demasía sus invenciones por medio de las patentes. Las estadísticas nos excluyen de las primeras posiciones a nivel mundial, lideradas clásicamente por Estados Unidos y Japón, aunque estas dos potencias ya han sido superadas por el crecimiento imponente de las solicitudes de patente en China.

Solo Alemania, dentro de los países europeos, se posiciona entre los diez primeros. Ni siquiera España tiene una posición destacada en Europa con respecto a sus solicitudes de patente. Por cada solicitud en España hay casi 20 en Alemania o 15 en Francia.

Líderes en solicitar patentes relacionadas con las renovables

En 2012, se presentaron 3361 solicitudes de patente nacionales en España. Siendo Madrid, Cataluña y Andalucía las comunidades autónomas con mayor número de solicitudes. Sin embargo, alejándonos de las generalidades hay un sector en el que nuestras compañías destacan en las clasificaciones mundiales por solicitudes de patente y este es el de las energías renovables, o tecnologías limpias, verdes, alternativas…

Tan solo Alemania y Francia compiten con España en el número de solicitudes englobadas en la clasificación de energía solar

El crecimiento de solicitudes de patente presentadas para las invenciones referidas a energías renovables ha sido increíble en los últimos diez años. Concretamente, España es puntera en energía eólica y energía solar, ocupando en estas áreas tecnológicas una ventajosa séptima y décima posición en solicitudes del Tratado de Cooperación de Patentes (PCT), tal y como aparece reflejado en los últimos indicadores estadísticos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

En Europa, este tipo de energías están recibiendo grandes inversiones que se reflejan también en el crecimiento del número de patentes y estas a su vez como indicadores del desarrollo tecnológico. Tan solo Alemania y Francia compiten con España en el número de solicitudes englobadas en la clasificación de energía solar y en cuanto a eólica, tan solo por detrás de Alemania y con números muy similares a los de Reino Unido.

España es claramente un país productor de energías renovables. Otro dato significativo es que más del 70% de estas solicitudes se presentan a nombre de empresas que se ubican mayoritariamente en Navarra para energía eólica y en Andalucía, Madrid y Cataluña para la solar.

Solo la mitad viene de empresas

Significativo porque el panorama de nuestra distribución por tipo de solicitante dista algo de esos porcentajes. Mientras en países como Japón, Suiza o Alemania el 95% de las solicitudes de patente pertenecen a empresas, España se encuentra en las antípodas de dicha clasificación, tan solo el 50% de sus solicitudes pertenecen a empresas, sean grandes multinacionales, pymes, micropymes, fundaciones o cualquier otra entidad privada.

Un gran volumen restante, más del 25% pertenece a universidades y centros públicos de investigación, datos solo comparables con Israel en donde el porcentaje de patentes provenientes de universidades es del 13% o con Francia en donde el porcentaje de patentes que provienen de centros públicos es del 10%.

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Si, en España muchos desarrollos tecnológicos se realizan al amparo de las Universidades, hospitales y centros públicos, que luego tienen que llegar a la sociedad en forma de licencia, transferencia, creación de spinn-offs o acuerdos con empresas que los comercialicen.

No podemos olvidarnos del porcentaje referido a particulares, también relevante en nuestro país. Pequeños inventos que nos han dado fama mundial, el chupachups, la fregona, horquillas, abrelatas y todos esos dispositivos que nos hacen la vida más fácil y que bien protegidos pueden llegar a su comercialización en clave de éxito.

Un gran volumen restante, más del 25% pertenece a universidades y centros públicos de investigación, datos solo comparables con Israel en donde el porcentaje de patentes provenientes de universidades es del 13% o con Francia en donde el porcentaje de patentes que provienen de centros públicos es del 10%

Si, España es diferente también en términos de patentes. Nos queda un camino por recorrer en la concienciación acerca de la importancia de una buena protección de nuestros inventos e invenciones para crear una base sólida, un tangible que permita una exitosa puesta en el mercado o que facilite el camino de la transferencia, venta o acuerdo con terceros que nos ayuden en el duro camino de llevar la idea al negocio.

Si, en España hay investigación, hay ideas, hay invenciones, hay mas desarrollo tecnológico del que los indicadores reflejan. Proteger mas por patente es un paso paralelo al del seguir investigando y que además parezca que lo hacemos.

* Patricia Ramos es directora de Patentes en Pons Patentes y Marcas Internacional.

Las patentes se han erigido como un indicador del desarrollo tecnológico de un país. Por supuesto, no es el único y España sale mal parada si cuantificamos su I+D+i en función del número de solicitudes de patentes y las extensiones internacionales de estas. Pocos inventos se patentan en España, pocos ven la luz y algunos lo hacen sin haber tenido la cautela de una buena protección por patente.

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