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El enemigo 'invisible' de Huawei: cómo los intereses del mercado juegan en su contra
El veto a Huawei marca un hito importante que reabre el debate sobre el necesario balanceo de los intereses del mercado, los de carácter nacional y los de los propios usuarios
La ruptura de Google con Huawei, en lo que concierne al uso del sistema operativo Android en sus móviles, no ha sido sino la primera parte de una historia que sigue desencadenando otras rupturas y vetos comerciales en cascada a esta compañía y que afecta en última instancia, y mucho, a sus usuarios.
Y es que, de forma adicional al veto de Google, los mayores fabricantes de procesadores ya han anunciado también que dejarán de facilitar componentes a Huawei, al menos, hasta que se clarifique la situación comercial de la empresa china. A ello se suma el reciente anuncio de ARM, empresa propietaria de la base del diseño de los procesadores que integran los teléfonos móviles de Huawei, y que no podrán montarse sin su autorización.
Muchas de estas compañías están justificando tales vetos y actuaciones sobre la base de la necesaria observancia de la legislación norteamericana y las últimas regulaciones desarrolladas al respecto por el gobierno norteamericano. No se debe olvidar que el Gobierno de EEUU, en estos momentos, también libra una batalla frente a Huawei al entender que sus prácticas comerciales vulneran tal legislación e, incluso, los intereses y seguridad nacional, aunque también se haya anunciado una tregua de tres meses al veto anunciado a la empresa china.
Todo ello, en parte, ante la impasividad y, hasta cierto punto, aquiescencia de la Unión Europea que aún no se ha pronunciado de forma oficial sobre ello.
En un mismo sentido están actuando también otros actores del mercado, por ejemplo, parte de las principales firmas de telefonía móvil de Japón han anunciado el aplazamiento de lanzamiento de nuevos modelos de móviles de Huawei. Por su parte, Vodafone también ha paralizado pedidos de móviles a Huawei en torno a su nueva estrategia comercial para el despliegue de cobertura sobre tecnología 5G.
Respecto a cómo puede afectar esto a los usuarios, en particular, a los españoles, es evidente que les afecta como consumidores puesto que estos tienen derechos en torno a las condiciones y garantías respecto a lo adquirido que deberán respetarse en atención a lo dispuesto en la normativa española de consumo. De hecho, la incertidumbre sobre ello, así como el nivel real de servicios o prestaciones que pudieran estar disponibles a través de los dispositivos de Huawei, está provocando, en estos momentos, una auténtica avalancha de ofertas en el mercado a precios de remate o saldo.
Del mismo modo, habría que hacer una seria reflexión en torno a cómo la intervención de los poderes públicos sigue incidiendo en el grado de competencia real en el sector, lo que resulta muy importante para garantizar, en paralelo, la capacidad de elección de dichos consumidores y, con ello, la adecuada protección de sus derechos en este ámbito.
En este sentido, el derecho a la competencia aboga por tales principios, los cuales, además, están en la base de ciertos derechos reconocidos como ocurre con el derecho a la neutralidad de Internet con el que se pretende, al final, propiciar una oferta transparente de servicios sin discriminación por motivos técnicos o económicos. En nuestro país, la regulación de este último derecho se ha realizado a través de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos y garantía de derechos digitales siendo una de las novedades que incluye esta Ley.
Es evidente que aún es pronto para determinar el desenlace e impacto final derivado de esta situación de vetos en cascada, tanto para el mercado, en general, y no sólo para Huawei, cuanto para los usuarios. Lo que no cabe duda es que marca un hito importante que reabre el debate sobre el necesario balanceo de los intereses del mercado, los de carácter nacional y los de los propios usuarios.
*Noemí Brito es socia responsable del área de Tecnología, Innovación y Economía Digital de Ceca Magán Abogados
La ruptura de Google con Huawei, en lo que concierne al uso del sistema operativo Android en sus móviles, no ha sido sino la primera parte de una historia que sigue desencadenando otras rupturas y vetos comerciales en cascada a esta compañía y que afecta en última instancia, y mucho, a sus usuarios.