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Las consultoras están matando la industria: la digitalización 'made in Spain' hace agua
Las empresas españolas han cometido el error de delegar su digitalización y dejarla en manos de consultoras. Contratar a un zorro para que nos vigile las gallinas
Las pifias de la web de Renfe son el hazmerreír nacional, todos hemos sufrido en carne propia sus fallos. Lo sorprendente, sin embargo, no es que alguien cometa errores, lo verdaderamente chocante es que después de muchos años esos errores continúen allí. Solo quien conozca cómo funciona la consultoría de 'software' será capaz de entender esta situación delirante.
La web de Renfe es solo la punta del iceberg. Buscadores que no encuentran, webs lentas, procesos incomprensibles… No hace falta ser un experto, cualquier usuario sabe que la calidad de la mayoría de las 'apps' y webs 'made in Spain' deja mucho que desear. Y sí, casi todo ese 'software' ha sido creado por consultoras.
La digitalización por fin ha llegado a España, toda empresa o Administración que se precie tiene una web y una 'app' pero, como los señores feudales que renunciaban a aprender a leer y a escribir delegando esa tarea en sus escribanos, las empresas españolas han cometido el error de delegar su digitalización y dejarla en manos de consultoras.
El problema es que la digitalización es un aprendizaje y los aprendizajes no se pueden delegar. Al igual que la alfabetización tiene consecuencias mayores que el mero hecho de saber juntar letras, la digitalización es mucho más que crear una web o una 'app', es un aprendizaje que implica cambios profundos en las personas y en el funcionamiento de las organizaciones.
No aprender significa quedar a expensas de decisiones interesadas de terceros. Solo a un negocio interesado en facturar horas le conviene que los bancos sigan usando una tecnología obsoleta como Cobol. Gracias a decisiones como esa, los bancos han acumulado cantidades ingentes de lo que en el sector se llama 'deuda técnica', y eso convierte en un infierno cualquier intento de implementar mejoras. Una organización suficientemente competente hubiera tomado la muy difícil decisión de reescribir el código desde cero hace años, pero a las consultoras les va mejor seguir remendando viejos sistemas. Las consecuencias las sufren el banco y especialmente sus clientes en forma de fallos, lentitud y deficiencias en sus maltrechas 'apps'. Como Unamuno, los bancos han dicho “que digitalicen ellos”.
La digitalización produce una acumulación de un valioso capital intelectual en la organización, un 'asset' digno de aparecer entre sus activos. Subcontratar la digitalización significa pagar para que ese capital intelectual, literalmente, se pierda en un tercero cuyo negocio no es acumular conocimiento, sino vendernos el máximo número de horas. Contratar a un zorro para que nos vigile las gallinas.
En consultoría, se trata de evitar ese conflicto de interés cerrando precios, fechas de entrega y definiendo exactamente el producto a entregar, pero ese corsé no funciona y se entregan productos deficientes o inacabados para acabar terminando el producto facturando infinitas horas adicionales de 'mantenimiento'. El grillete perfecto: el zorro se nos está merendando las gallinas y ni siquiera podemos cambiar de zorro.
Crear 'software' es un proceso con características muy particulares, tan particulares que en la industria se ha llegado al consenso de que es imposible ejecutar con éxito un producto planificado de antemano. Todos se han rendido a la realidad de un proceso artesanal de mejora paso a paso que nunca acaba. Las nuevas metodologías, en lugar de intentar poner orden, son capaces de tolerar el caos y la incertidumbre que supone no poder predecir el siguiente paso. En consecuencia, nadie, excepto las consultoras, trabaja ya ni con fechas de entrega ni con las especificaciones detalladas de antaño. Un proceso poco predecible y caótico que requiere horas infinitas no es algo que quieras hacer con una consultora externa.
En román paladino, por muy bien que creas que hayas planificado, a las primeras de cambio surgirán imprevistos y toda la planificación saltará por los aires. Por eso, trabajando con una consultora siempre llega el día en que no le sale a cuenta echar más horas (o las echa con cuentagotas arrastrando los pies). Ese día raramente coincide con el momento en que un producto está listo para ser usado.
Roig apostó por crear una división interna llamada Mercadona Tech para empezar desde cero. Eso es digitalización de verdad
Ajenas a las modernas prácticas, las consultoras son auténticas fábricas de facturar horas y se vanaglorian de abrir 'software factories' intensivas en mano de obra en las localizaciones con salarios más bajos. En las antípodas de este modelo están las modernas empresas de 'software', organizaciones posindustriales donde la calidad del resultado se basa en el conocimiento tácito acumulado en los cerebros de sus trabajadores, el auténtico medio de producción, lo que los hace difícilmente sustituibles e inevitablemente conlleva excelentes condiciones laborales.
¿Hay solución? Sí, y aunque es difícil, tenemos referentes que han dado un golpe de timón. Juan Roig, en la presentación de resultados en 2017, dijo literalmente “la web de Mercadona es una mierda” y apostó por crear una división interna de la empresa llamada Mercadona Tech para empezar desde cero y hacer viable el negocio 'online'. Contrató a un equipo de grandes profesionales con el objetivo de repensar absolutamente todo, un proceso artesanal que no acabará nunca y que inevitablemente debe hacerse en casa. Eso es digitalización de verdad y, por cierto, la única manera de que Amazon no te deje algún día en los huesos.
Las pifias de la web de Renfe son el hazmerreír nacional, todos hemos sufrido en carne propia sus fallos. Lo sorprendente, sin embargo, no es que alguien cometa errores, lo verdaderamente chocante es que después de muchos años esos errores continúen allí. Solo quien conozca cómo funciona la consultoría de 'software' será capaz de entender esta situación delirante.