Spotify pierde su chispa

Si Ud. es usuario del modo gratuito de Spotify y no ha leído la prensa en las últimas semanas, este fin de semana se dará un buen susto. La compañía sueca de música via ‘streaming’ ha cerrado la barra libre a sus usuarios freeware y a partir del día 1 de mayo solo se podrá disfrutar de 10 horas de música al mes de forma gratuita.

Esta decisión pone de manifiesto la verdadera estrategia empresarial de la compañía. Por un lado, Spotify quería convertirse en el ‘top of mind’ -la primera marca que se te viene a la cabeza cuando te preguntan por una actividad- de los reproductores de música online, ganando en su camino millones de adeptos. Por otro lado, y como consecuencia de la anterior, la compañía intentaría transformar la masa de usuarios gratuitos en clientes.

Hasta el momento las directrices de Spotify se habían cumplido a la perfección. La compañía fundada por Daniel Ek y Lorentzon Martin ha conseguido en apenas 4 años de vida una cartera de más de 10 millones de usuarios en Europa -3,7 millones en España- de los cuales tan sólo el 7% apuestan por su modalidad de pago. Sin embargo, estas cifras que en principio suenan a dinero a espuertas para la empresa y sus inversores, están significado una auténtica sangría para la compañía sueca. Los elevados derechos que pagan a las discográficas por cada vez que un usuario reproduce su música y los derechos de autor están suponiendo un desembolso imposible de asumir para Spotify que no logra cubrir gastos con los ingresos por publicidad y por los usuarios Premium.

Por eso, los inversores, hartos de ver cómo sus cuentas corrientes se habían convertido en una línea de donación para las discográficas, han decidido parar la sangría e invitar a los usuarios gratuitos a que se pasen al pago por el módico precio de 4,99 o 9,99 euros al mes, según la suscripción que contraten, para hacer viable su negocio. Si con esta operación consiguen duplicar el número de usuarios de su modo premium, el servicio gratuito seguirá siendo una 'shareware' de 10 horas al mes. Si no llegan a esa cifra, posiblemente se anunciarán nuevos recortes.

Tras esta decisión está el malestar de los usuarios que se sienten 'engañados'. Y es que Spotify intentó convencer al mundo que su negocio de ‘regalar’ la música del artista que quieras en el momento que quieras era viable. Sin embargo, el tiempo le ha quitado la razón. Pero no por falta de ganas o el afán recaudador de estos emprendedores suecos, sino por el poder de las discográficas, que no están dispuestas a perder su parcela de negocio. En plena era de Internet y del 'Peer to Peer', la industria quiere amasar el mismo dinero que en los gloriosos años 90.

El anuncio de Spotify ha despertado a los usuarios de su sueño y les ha devuelto a la realidad de hoy. Mientras que las discográficas se siguen frotando las manos, se abre una segunda oportunidad para otras alternativas gratuitas de música online como la española Rockola.fm, o las archiconocidas GrooveShark o Musicovery.

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