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Alejandro Laso

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Terroristas del ratón

Uno, marinero de profesión y los otros dos moderadores de un chat. Los tres 'terroristas' más buscados de la Red en España, por fin han sido

Uno, marinero de profesión y los otros dos moderadores de un chat. Los tres 'terroristas' más buscados de la Red en España, por fin han sido detenidos. La OTAN ya había advertido que Anonymous era un grupo peligroso poniéndoles incluso al mismo nivel que Al Qaeda o los talibanes. Una auténtica amenaza contra la humanidad, que ya está por fin desarticulada en España.

Más allá de la ironía, la detención este viernes de los tres 'hacktivistas' deja muchas dudas que despejar. La primera, ¿quiénes son Anonymous? No es nadie, pero puede ser cualquiera. Son usuarios de internet que protestan contra lo que ellos consideran que afecta a la libertad de la Red y lo hacen manifestándose en el mismo medio en el que se mueven. Se trata de un grupo sin líderes, que se organiza a través de las redes sociales y los chats, con un teclado y un ratón como su única arma y la máscara de la película V de Vendetta, como su emblema.

En su historial 'delictivo' está el ataque a las webs de Visa, Mastercard o PayPal como castigo por bloquear las transferencias de donativos hacia Wikileaks. En España actuaron saturando temporalmente las páginas web del PSOE, la SGAE y del Ministerio de Cultura por apoyar la Ley Sinde. Nada más. No tienen más pretensiones que protestar y que se les oiga.

Y es que Anonymus no es más que un grupo de indignados que en vez de protestar en la puerta del Sol, lo hacen en a las páginas webs de organizaciones o empresas. Son el 15-M de la Red. Un grupo de personas que no busca hacer el mal, sino tirar de las orejas a aquellos que quieren imponer normas que limiten la libertad en la web.

Por eso la noticia de ‘la Policía Nacional ha desarticulado la cúpula de la organización de 'hackers' Anonymous en España’ es pura demagogia. Máxime cuando otro de los conocidos activistas de esta peligrosa red internacional –también detenido, por cierto- fue un holandés de 16 años que participó en el ataque para defender a Wikileaks.  Con todo esto no justifico en absoluto que la gente se organice a través de internet para realizar tropelías, pero hablar de "organización peligrosa", roza lo absurdo.

Y es que confirmar que han desarticulado la cúpula de Anonymous es como asegurar haber acabado con la red de renos que está detrás del reparto de juguetes en Navidad. El propio comisario de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional lo confirma: “son personas normales de entre 30 y 32 años” y asegura que "pueden parecer trastadas pero ya es un delito".

Efectivamente, el artículo 264.2 del Código Penal aprobado en diciembre –semanas después del ataque a las páginas web de la SGAE y al Ministerio de Cultura- castiga con penas de hasta tres años de prisión a los que interrumpan el funcionamiento de un sistema informático ajeno haciendo que sus datos sean inaccesibles. Lo que no queda claro es cómo determinar quién es el responsable de esto.

Se debe evitar por todos los medios que hechos 'tangibles' que dieron lugar a leyes hace décadas se extrapolen a internet solo por tener cierta conexión.

Poniendo un ejemplo, alguien en Twitter inicia una propuesta para que todos entren a una determinada página web un día a una hora a modo de protesta… ¿Quién será la ‘cúpula’ de esta ‘organización’? ¿La primera persona que tuiteó? ¿Irrumpiría la Policía en su casa y le requisaría routers, ordenadores, una careta de la película V de Vendetta, unas revistas y móviles, como en el caso de los tres ‘terroristas’ Anonymous?

Hablan de asociación ilícita, cuando ni si quiera es un grupo; hablan de expertos informáticos con el argumento de que “se conectaban a la WiFi del vecino”; hablan de coordinar un ‘ataque’ a través de chats cuando estos son públicos y abiertos. En definitiva, hablan de posibles delitos y agravantes que un día se tipificaron para cosas terrenales, pero que no tienen nada que ver con internet.

La evolución de la Red está sacando a relucir que las reglas establecidas se han quedado obsoletas. Los políticos deberían darse la misma prisa que la que se dieron para proteger a la web de la SGAE y tendrían que establecer los derechos de los internautas y tipificar todos los comportamientos ilícitos que se puedan dar en la web para garantizar la libertad. Se debe evitar por todos los medios que hechos 'tangibles' que dieron lugar a leyes hace décadas se extrapolen a internet solo por tener cierta conexión.

Mientras tanto, los tres ‘terroristas’ han sido puestos en libertad y su mediática detención ha provocado trending topics jocosos bajo el hastag #anonymous y #cupulasinexistentes, que no hacen otra cosa que mofarse de la legislación en este aspecto. Por su parte, los Anonymous se defienden: "No nos teméis porque seamos una amenaza para la sociedad. Nos teméis porque somos una amenaza a la jerarquía establecida".

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Uno, marinero de profesión y los otros dos moderadores de un chat. Los tres 'terroristas' más buscados de la Red en España, por fin han sido detenidos. La OTAN ya había advertido que Anonymous era un grupo peligroso poniéndoles incluso al mismo nivel que Al Qaeda o los talibanes. Una auténtica amenaza contra la humanidad, que ya está por fin desarticulada en España.

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