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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Aparece el señor Gabilondo en CNN+ vestidito de primera comunión y dispuesto a demostrar que toda ave puede resurgir tarde o temprano de sus propias cenizas.

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Aparece el señor Gabilondo en CNN+ vestidito de primera comunión y dispuesto a demostrar que toda ave puede resurgir tarde o temprano de sus propias cenizas. Las suyas, en concreto, fueron espolvoreadas por los terrenos de un Sogecable en fase terminal hace no mucho tiempo, apenas un mes, después de una pugna a muerte de más de cuatro años entre la moralina y el share.

 

Finalmente, la ideología le perdió el pulso al dinero. Casi siempre ocurre. Y Gabilondo se fue. Se refugió en el último reducto litigante que le queda al grupo Prisa en la pequeña pantalla tras su fusión con Telecinco. Y allí habló ayer noche para sus discípulos, que seguramente eran pocos. Menos que nunca.

Un comienzo humilde donde los haya: “Este es un programa que les ayudará a entender mejor lo que ocurre”, dijo. Su siguiente aportación fue de una sinceridad abrumadora: “No llegaremos al fondo de las cosas salvo en alguna contada ocasión”. Se agradece. Y luego empezó a trabajar en lo suyo: “Tenemos un candidato a la presidencia –por Rajoy- que no ilusiona”. Palabra de Gabilondo.

Hoy por ayer

El programa se llama Hoy, pero donde se dice Hoy en realidad se quiere decir ayer, porque Gabilondo sigue haciendo hoy, lo pudimos comprobar ayer, lo mismo que ha hecho siempre; que es también lo mismo que hará mañana y el día después de mañana. Lo hará, en verdad, dos horas al día, cinco días a la semana. Gabilondo gabilondoneando. Y lo hará sin engañar a nadie, eso sí, como lo ha hecho siempre.

Se le veía contento a ‘Gabi’ anoche. Se le veía gozoso de volver a la primera línea de fuego, que esta vez es más bien la segunda o la tercera, pero que es de fuego en todo caso, porque desde ella se puede disparar al adversario más de seguido que en aquel informativo encorsetado de Cuatro, con sólo un minuto de catarsis diaria: La opinión de Gabilondo.

Ahora La opinión de Gabilondo lo inunda todo. Aquel minuto diario de gloria se estira como un chicle y se prolonga por todo el prime time de esa tierra sin dios que se llama TDT. Gabilondo dirige y presenta un formato pobre en la realización y sin novedades en cuanto a la distribución de la escaleta. Pero lo hace de un modo más moderado y solemne que de costumbre. A su lado, su inseparable Silvia Intxaurrondo, que sin duda es un portento como busto parlante. Y como compañeros de una tertulia-diálogo que en realidad tiene mucho de monólogo, como todas, varios individuos sospechosos de saberse de memoria La Internacional.

Objetivo: cubrir el nicho de la izquierda en la TDT

Una entrevista amable a José Bono completó el formato. Un Bono que, por cierto, en un gesto de apoyo incondicional, le ha copiado el corte de cejas a Zapatero. No sirvió el intercambio de impresiones entre estos dos para mucho, aunque Gabilondo es un tipo que pregunta bien y que sabe lo que pregunta. Pero a las diez de la noche, este tipo de contenidos se digieren con dificultad. Hoy es en realidad Hoy por hoy: la radio matinal llevada a la franja reina de la televisión, lo cual es un suicidio y una condena. Pero eso no importa.

Lo único que importa para Prisa es que Hoy viene a ocupar el hueco izquierdoso que llenan en las antípodas ideológicas de estas dos Españas tan nuestras El gato al agua (Intereconomía) o La vuelta al mundo (Veo7). La TDT se pone hoy más militante y coñazo que nuca. Y el televisor cobra un cariz definitivamente caleidoscópico. Los realitys muestran la supuesta realidad, los programas del corazón la deforman y los de análisis político la sustituyen. Dos veces. Una por cada bando.

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Iñaki Gabilondo Cuatro