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La cabra siempre tira al monte
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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La cabra siempre tira al monte

Tiene un pase La duquesa. Y dos, si hace falta. Las ‘promos’ que la cadena había emitido de forma machacona denotaban una buena factura; una reconstrucción

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La cabra siempre tira al monte

Tiene un pase La duquesa. Y dos, si hace falta. Las ‘promos’ que la cadena había emitido de forma machacona denotaban una buena factura; una reconstrucción solvente de una época convulsa. Y no defraudó el primer capítulo de la miniserie emitido este martes en el prime time de Telecinco. Curioso. Telecinco emitiendo un serial 'retrospectivo', más propicio para ser albergado por la televisión pública. La misma cadena a la que le ha 'robado' otro formato adulto rebautizado por mandato legal como ¡Más que baile!

Son las consecuencias de la temida fragmentación. Y son muy listos en Telecinco, porque siempre mueven ficha los primeros. Desarticulada ya la desorbitada partida presupuestaria que antaño tenía La 1, es de esperar que sus contenidos se vayan viniendo poco a poco abajo. Telecinco quiere los réditos de su público en fuga, dejando el target comercial para sus hijas pequeñas, La 7, Factoría de ficción y, sobre todo, Cuatro.

La producción de La Duquesa sólo tiene sentido en la cadena visto desde ese prisma. Pero como Telecinco no da palos de ciego, se aseguró de que el montante invertido pudiera traer a la casa réditos sinérgicos, ya saben. Fue acabar el capítulo de La Duquesa y comenzar un especial chafardero y barato para comentar, en una mesa camilla rellena de cortesanos del cuore -a la cabeza Jaime Peñafiel-, los pormenores de la vida de Cayetana de Alba.

La cabra siempre tira al monte. Telecinco prostituyó el martes a su mejor doncella. Porque La Duquesa posee un aliento cinematográfico y un vigor escénico verdaderamente encomiables. Sí, se trata de otro biopic al uso, que sacia la naturaleza voyeurista y cotilla que le es intrínseca a media España, que ancla ahí su discurso, para ganar sin problemas la batalla del share (y la ganó: 21,5%). Pero más allá de ese convencionalismo narrativo, hay talento en esta miniserie, oficio en la recreación histórica y en la elaboración de ciertos planos.

Hay uno en concreto realmente genial, de aquellos que son poco frecuentes en las producciones televisivas. Irene Visedo (que interpreta a Cayetana en sus tiempos mozos) maldiciendo bajo la lluvia liberadora el portón cerrado del Palacio de Liria, metáfora de ese aislamiento infeliz al que siempre le somete a uno la burocracia y, sobre todo, la aristocracia.

En su halo de fatalidad y desgracia, recuerda por momentos La Duquesa a La vida en rosa que le dio un Oscar a Marion Cotillard (mimética Edith Piaf). Y el segundo y último capítulo promete ser mejor que el primero, porque al cuidado tratamiento de la forma (planificación de encuadres, música, fotografía, dirección artística y de producción) se le añadirá el talento interpretativo de una de las mejores actrices de nuestro país, Adriana Ozores, que recreará la madurez de La Duquesa. Sin que sirva de precedente, habrá que ver Telecinco el martes que viene.

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Tiene un pase La duquesa. Y dos, si hace falta. Las ‘promos’ que la cadena había emitido de forma machacona denotaban una buena factura; una reconstrucción solvente de una época convulsa. Y no defraudó el primer capítulo de la miniserie emitido este martes en el prime time de Telecinco. Curioso. Telecinco emitiendo un serial 'retrospectivo', más propicio para ser albergado por la televisión pública. La misma cadena a la que le ha 'robado' otro formato adulto rebautizado por mandato legal como ¡Más que baile!

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