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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Mario Conde y el resto de los que cuentan

Dice Mario Conde que "todo el que cuenta en este país" va a ver este jueves la tv movie que emite Telecinco sobre su azarosa vida

Foto: Mario Conde y el resto de los que cuentan
Mario Conde y el resto de los que cuentan

Dice Mario Conde que "todo el que cuenta en este país" va a ver este jueves la tv movie que emite Telecinco sobre su azarosa vida profesional. Como él es una de esas personas que cuenta, un día decidió escribir un libro, Los días de gloria, en el que por el módico precio de veinticinco euros te narraba, a su manera, la historia contemporánea de España. Fue en su momento uno de los ejemplares más vendidos, aunque nunca se precisó si en la categoría de ‘ficción’ o en la de ‘no ficción’. Eso lo decidía el lector. Se trataba de un libro escrito por y para, cómo decirlo… los que cuentan. Gente que hoy peina canas, que le ha regado los bonsáis a Felipe, le ha olido el sobaco de Aznar tras jugar al pádel con él o que visitó con frecuencia el restaurante El Cacique en aquellos días de gloria.

Yo de lo que quería hablar, ya que no cuento para lo otro, es precisamente de eso, de la gloria, de lo fácil que es ganarla y perderla en este país, y luego volverla a ganar, sobre todo si cuentas con la ayuda de un buen tutor o, mejor, padrino. A nadie se le escapa que una serie que está basada en una ‘autohagiografía’, que es el género literario más distraído de los que jamás se han inventado, debe ser un ejercicio de genuflexión frenética, por no decir otra cosa que implicaría no sólo agacharse, sino hincar las rodillas en el suelo. Telecinco, por el camino de lo fácil, de lo rentable, que es lo que se les da mejor, ha decidido poner imagen y sonido a la labia del conde, en lo que promete ser un orgasmo financiero de tres horas para el expresidente de Banesto.

"Creo que merece la pena muy mucho verla. Algunos se sorprenderán. Otros se enfadarán porque verán desmontadas sus mentiras que, por cierto, la realidad se ha encargado de desmontar sin necesidad de películas", dijo Conde el sábado pasado en El gran debate de Telecinco. No se presentó en los estudios de Fuencarral; él prefiere hacer conexiones en directo desde el salón de su casa. La imagen era de órdago. Conde sentado en una silla del siglo XVI. A su derecha se intuían todos los volúmenes de la enciclopedia Larousse. A la izquierda, todos los de la Cervantina. Y ya para los más avispados, en la parte inferior izquierda de la pantalla se podía ver uno de esos volúmenes abiertos justo por la mitad, como si algún erudito -¿quizá Mario Conde?- hubiese estado empapándose de sabiduría hasta cinco minutos antes de la conexión. Ya se sabe que los que cuentan en este país no dejan nada a la improvisación. 

Quizá por eso el propio Mario Conde se ha ocupado de ver la serie antes que ninguno de nosotros, porque él cuenta más que nadie en todo esto, claro. Él mismo ha confirmado que su secretaria Paloma ha estado permanentemente vigilando que los hacedores del serial no se saltaran una sola línea de su biografía. A Telecinco, no sé por qué extraña razón, le interesa reconstruir la imagen maltrecha de Conde tras su salida de Alcalá-Meco. Desde luego no es muy normal el buen rollo que se traen el exbanquero y Jordi González, que por cierto no podían ser dos tipos más distintos. Si viviéramos en el Franquismo, seguro que uno iba a caballo y el otro corriendo delante. Y aun así no se sabe ya las veces que ha aparecido el expresidente en La Noria y El gran debate para solucionar los problemas del mundo en plan tántrico. Conectan con él vía satélite como si lo hicieran con el oráculo de Delfos. Y él aprovecha para dar lecciones de moral, como el pasado sábado, y sin sonrojarse además, a cuenta de un tal Bárcenas y una tal Cristina. Ajustes de cuentas en prime time.  

Yo, como soy de los que no cuentan, no veré este jueves la serie de marras. Algunos dirán que estoy prejuzgando el material, pero qué va, ya está condenado. Y por el Supremo además. Lo que ocurre en realidad es que a mí las historias de redención que dirige y protagoniza la misma persona me suelen echar para atrás. Bueno, menos cuando lo hace Clint Eastwood.

Dice Mario Conde que "todo el que cuenta en este país" va a ver este jueves la tv movie que emite Telecinco sobre su azarosa vida profesional. Como él es una de esas personas que cuenta, un día decidió escribir un libro, Los días de gloria, en el que por el módico precio de veinticinco euros te narraba, a su manera, la historia contemporánea de España. Fue en su momento uno de los ejemplares más vendidos, aunque nunca se precisó si en la categoría de ‘ficción’ o en la de ‘no ficción’. Eso lo decidía el lector. Se trataba de un libro escrito por y para, cómo decirlo… los que cuentan. Gente que hoy peina canas, que le ha regado los bonsáis a Felipe, le ha olido el sobaco de Aznar tras jugar al pádel con él o que visitó con frecuencia el restaurante El Cacique en aquellos días de gloria.

Mario Conde