Es noticia
La anécdota del mellado como metáfora de la telebasura
  1. Televisión
  2. Carta de Ajuste
Nacho Gay

Carta de Ajuste

Por

La anécdota del mellado como metáfora de la telebasura

Feo Nacho Gay Vasile Telecinco, Emma García, Teresa Viejo, Televisión

Foto: Imagen del espacio 'No seas pesado' del programa 'Abre los ojos y mira' presentado por Emma García
Imagen del espacio 'No seas pesado' del programa 'Abre los ojos y mira' presentado por Emma García

Basado en hechos reales. Una joven redactora, virgen aún en la jungla de la televisión, coloca en fila de a uno a los invitados esa tarde al talk show en el que trabaja. Uno de los directivos del espacio revisa la formación para estudiar la calidad de la mercancía que ha llegado a la lonja. Entre ellos destaca un señor de boina calada entrado en años, canijo y con cara de pasar la suficiente hambre como para vender su alma castiza a cambio de 200 euros y un bocata de mortadela. La cosa empeora cuando el viejo sonríe. “¿Un mellado? ¿Me has traído un mellado?”, le grita el jefe a la empleada tomando prestados el tono y las formas del sargento Hartman de La chaqueta metálica. “Es que su historia es muy buena...”, se justifica ella de inmediato. “Da igual lo que este tío cuente, la gente no quiere ver mellados en televisión. Que sea la última vez que pasa”, sentencia él, mientras abandona el sitio con el indisimulado amaneramiento de Raphael.

Aquel tipo que otrora regalaba lecciones de mercadotecnia del cátodo a la becaria de turno hoy es uno de los peces gordos de la televisión privada, como no podía ser de otro modo. El jefe de entonces, hoy jefazo, sabía de sobra que un drama, por muy drama que sea, siempre adquiere una relevancia especial y una mayor telegenia cuando lo sufre una señora rubia con una 110 de pecho en lugar de un viejo enclenque de Cuenca con la dentadura de una pava. Por eso ha prosperado en este mundillo hasta colocarse cerquita del Padre.

Emma García luce un escote por el que cabrían todos los niños robados por Sor María.

Se emitió en Antena 3 hace unos años, cuando dicha cadena todavía se parecía demasiado a Telecinco, un programa que nació precisamente de esta pragmática. Se llamaba Cambio radical y lo presentaba Teresa Viejo, hoy reconvertida en una especie de versión lúbrica de Corín Tellado, cuya ficción interminable y agotadora se vende por entregas en Interviú, habitualmente junto a las mamas bizarras de alguna chica salida de Gran Hermano. Un buen bodegón para casi todo, menos para escribir prosa para mujeres muy mujeres. El programa de marras consistía en meter en un quirófano a un ciudadano deforme y rehacerle, vuelta y vuelta, para que después pudiera dar bien en cámara. De ahí la acertada elección de Teresa como presentadora, ya que es una señora que está acostumbrada a cortar el filete con bisturí. El resultado del proceso de recauchutado era asombroso. Se metía dentro de un ascensor un hombre de Neardental y de repente aparecía en plató un modelo de Dolce&Gabbana. Aquel espacio no funcionó, claro, porque la mayor parte del tiempo los protagonistas eran feos.

En la misma línea de sentido, Telecinco emite los sábados un programa, Abre los ojos y mira, que en su última franja propone el genocidio de los gordos y que, al estar protagonizado por seres de una raza a aniquilar, estaba de antemano condenado al fracaso. La gente prefiere ver a la presentadora de tan variado magacín, Emma García, moderar tertulias apocalípticas sobre las tragedias más inhumanas acontecidas en la España negra mientras luce un escote por el que cabrían todos los niños robados por Sor María. Esa es la clave del éxito. El mismo canalillo por el que se despeña cada lunes el feminismo de Teresa Viejo da de comer a todos los hijos de la telebasura. Como excepción que confirma la regla, el único personaje contrahecho capaz de alcanzar un 25% de share sigue siendo Belén Esteban.

Convertida la programación de Telecinco en una especie de sesión continua de Mujeres, Hombres y Viceversa desde los tiempos de Gil, lo cierto es que ya no tenía sentido albergar en la cadena ningún indicio de vida inteligente. Para qué disimular tres horas a la semana… Por eso Vasile se ha ventilado casi todos los programas políticos, poblados de gente sin dientes, y de paso ha disminuido en la medida de lo posible las quejas que el Gobierno pudiera tener al respecto. El gran debate fue sustituido los sábados por el comentado escote de Emma García y el programa vespertino de Cuatro, Te vas a enterar, que ‘gamberrea’ con más intención que fundamento a las puertas del Congreso, se despide de los espectadores el próximo 31 de octubre.

La propuesta de Mediaset de banalizar aún más si cabe sus parrillas tiene sentido sobre todo ahora que, tras fusionarse con Wyoming, Évole o Ana Pastor, Antena 3 se ha complicado un poco la vida. Vasile pretende entretenernos a todos mucho con pasatiempos de silicona, pero sobre todo a unos pocos. En este nuevo contexto, tiene menos sentido que nunca hacer un esfuerzo por denunciar la deriva de los contenidos de Telecinco, ya que quienes deben regularlos son los más beneficiados porque se hayan sacado los neones con más fuerza que nunca a las puertas del burdel. Es mejor resignarse. ¡Y que se mueran los feos!

Basado en hechos reales. Una joven redactora, virgen aún en la jungla de la televisión, coloca en fila de a uno a los invitados esa tarde al talk show en el que trabaja. Uno de los directivos del espacio revisa la formación para estudiar la calidad de la mercancía que ha llegado a la lonja. Entre ellos destaca un señor de boina calada entrado en años, canijo y con cara de pasar la suficiente hambre como para vender su alma castiza a cambio de 200 euros y un bocata de mortadela. La cosa empeora cuando el viejo sonríe. “¿Un mellado? ¿Me has traído un mellado?”, le grita el jefe a la empleada tomando prestados el tono y las formas del sargento Hartman de La chaqueta metálica. “Es que su historia es muy buena...”, se justifica ella de inmediato. “Da igual lo que este tío cuente, la gente no quiere ver mellados en televisión. Que sea la última vez que pasa”, sentencia él, mientras abandona el sitio con el indisimulado amaneramiento de Raphael.

Emma García Telecinco Paolo Vasile