La hija del Acomodador
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El temido final abierto: como la vida misma
Creo que los fans de Perdidos no le tienen mucho cariño. Tampoco los espectadores más cuadriculados, los que esperan que una película ponga todo de su
Creo que los fans de Perdidos no le tienen mucho cariño. Tampoco los espectadores más cuadriculados, los que esperan que una película ponga todo de su parte; los que se declinan por tener un cine-fórum tranquilo; los que prefieren extras que se limiten a detalles más técnicos que filosófico-existencialistas. Pero, mucho ojo, que también se cuentan como enemigos acérrimos los espectadores devotos del cine clásico de Hollywood -"esos malditos finales franceses", dice mi padre-.
Creo que los fans de Perdidos no le tienen mucho cariño. Tampoco los espectadores más cuadriculados, los que esperan que una película ponga todo de su parte; los que se declinan por tener un cine-fórum tranquilo; los que prefieren extras que se limiten a detalles más técnicos que filosófico-existencialistas. Pero, mucho ojo, que también se cuentan como enemigos acérrimos los espectadores devotos del cine clásico de Hollywood -"esos malditos finales franceses", dice mi padre-.