Hispania, la serie que elevó el nivel medio de inteligencia de la audiencia española

Hasta ahora no había querido entrar a comentar Hispania. Unos hablan de que se ha convertido en la serie revelación de la temporada. Otros, sin embargo, insisten en que no se pueden tomar licencias para contar ciertas etapas de la historia. Imagínense que panorama. Una auténtica guerra. Y ya saben, a veces es mejor no posicionarse ni del lado de los unos ni de los otros, no vaya a ser que se reciban hostias de lo dos bandos.

Pero ver a Ana de Armas, por la que he de reconocer que siento una especial fascinación, recibiendo una media de cinco bofetadas por capítulo con total entereza y saber estar, me ha hecho recapacitar. Saber recibir un buen sopapo no es una tarea fácil. A nadie –o a casi nadie- le gusta que le peguen. Y menos delante de millones de espectadores. Además, no se piensen que en las series son de mentira. Para nada. Hay que estar preparado, ser consciente de que en cuestión de segundos te van a cruzar la cara, que vas a ser humillado públicamente. Y es que como ya me dijera un director: “Lo mejor es sentir la mano en la cara”.