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Shirley Jackson, la autora detrás de 'Hill House', el bombazo de terror de Netflix
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Henar Álvarez

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Shirley Jackson, la autora detrás de 'Hill House', el bombazo de terror de Netflix

La serie del momento, 'La maldición de Hill House', está basada en una obra de Shirley Jackson; uno de sus relatos contiene el germen de algunas de las películas de terror más conocidas

Foto: 'La maldición de Hill House' está basada en una novela de Shirley Jackson (Netflix)
'La maldición de Hill House' está basada en una novela de Shirley Jackson (Netflix)

Desde pequeña me han atraído principalmente los villanos y villanas de las películas. Siempre me han parecido personajes mucho más humanos. En general, detestaba a los sufrientes porque no me parecían reales. Eso de andar poniendo la otra mejilla era de gente que sufría bullying, no de personas con un fondo de bondad infinita. Si lo pienso bien, creo que no he conocido a nadie que pueda catalogar de “bueno”, afortunadamente. Al contrario, he visto a grandísimas personas comportarse como auténticos hijos de puta y entendía los motivos que le habían llevado hasta ahí.

Vivo convencida de que el ser humano es una especie enteramente despreciable. Ya no sólo porque seamos capaces de lo peor cuando las circunstancias lo requieren, sino porque incorporamos la violencia y la crueldad a nuestra rutina sin darnos cuenta ni despeinarnos racionalmente. El mismo que hizo popular aquello de que “el hombre es bueno por naturaleza”, Jean-Jacques Rousseau, aseguraba que la mujer era un ser inferior al que había que educar únicamente en el servicio doméstico. Nos creemos nuestras propias teorías para sentir que no estamos del todo perdidos, cuando es evidente que llevamos el mal dentro.

También habréis oído eso de que los niños son todo pureza. Quien reproduce este dogma o no ha tenido niños a su alrededor o miente para autoconvencerse de que seguir trayendo seres a este mundo es una buena idea. Cuando yo era pequeña veraneaba en Asturias, en el pueblo de mi padre. Uno de nuestros hobbies favoritos era ir a las charcas a coger sapos. Les metíamos una pajita por el culo y soplábamos. Disfrutábamos viendo como se hinchaban como un globo y entonces soplábamos con más fuerza alentados por los vítores de nuestros amigos. No parábamos hasta que reventaban. A veces te manchabas la cara de sangre y restos de vísceras, pero no importaba. Sonreías mientras los demás jaleaban y buscaban nuevas víctimas entre las hojas para seguir con nuestro entretenimiento. En realidad, era una estampa bonita. Era una imagen costumbrista de niños jugando en un pueblito español, riendo y pasándolo bien bajo el sol del verano. A esto me refería. A cómo el sadismo es más innato en nosotros que la bondad.

placeholder Shirley Jackson
Shirley Jackson

Ahora mismo se emite en Netflix 'La madición de Hill House'. Es una serie de terror que está basada en la novela homónima de Shirley Jackson. Ella era una escritora y ama de casa que nació en San Francisco en 1916 y que compaginaba sus labores domésticas con el noble arte de la escritura. Durante los años 40 y 50 varios de sus cuentos fueron publicados en The New Yorker y hubo uno que llamó especialmente la atención de los lectores. Se llama 'La lotería'. Jamás he leído nada que representara de una forma tan elegante y natural ese gusto por la barbarie que nos caracteriza. Como la justicia es injusta y hay que pelear para terminar con el “siempre se ha hecho así” que tanto sufrimiento carga en sus espaldas.

'La lotería' apareció en las páginas del New Yorker en 1948. Cuenta una tradición que se viene celebrando en un pueblo, de no se sabe dónde, en el que cada 27 de junio los habitantes se reúnen en la plaza para tentar a la suerte. Las mujeres vienen de hacer sus labores, los niños dejan de jugar para sumarse a la fiesta y los hombres hacen un alto en sus trabajos. Según indica, todos los pueblos de alrededor también celebran la lotería a excepción de alguno en el que los jóvenes han conseguido eliminarla. Por supuesto, los lugareños se quejan. Dicen que los jóvenes acabarán con todo y que es una tradición que lleva celebrándose desde que tienen memoria y que prescindir de ella solo traería problemas.

Veo en 'La lotería' el germen de otras obras: 'Battle Royale', 'La purga' o 'Los juegos del hambre'

El desenlace - OJO QUE VA SÚPERSPOILER. TIENES LA OPCIÓN DE LEERLO Y LUEGO VOLVER AL ARTÍCULO - explica en qué consiste esta lotería tan peculiar. Un representante de cada familia saca una papeleta de una caja. Quien descubra una marca negra en ella debe reunir a la familia y repetir la acción. Esta vez solo ellos. Niños incluidos si los hubiera. En esta ocasión la papeleta con marca negra señala el fin de los días de esa persona. Todo el pueblo tiene derecho a apedrearla hasta morir. Y después siguen con su vida.

El volumen 'Cuentos escogidos' incluye una conferencia de Jackson en la que explica cómo 'La lotería' ofendió profundamente a los lectores del New Yorker. Recibió multitud de cartas, la gente quería saber dónde se celebraba aquel macabro ritual y transcribe muchas de las incógnitas que le plantearon. Me sorprende que tanta gente pensase que aquello podía ser real y no que simplemente hubiera salido de la mente de la autora. Eso significa que se vieron capaces de cometer aquella monstruosidad. La lectura del cuento les (nos) puso un espejo en el que pudieron ver lo miserables que somos. Por eso dolió tanto y por eso fue un escándalo. Se escribieron artículos y columnas sobre el relato, se pidió que Shirley Jackson diera explicaciones e incluso sus propios padres le suplicaron que dejara de escribir aquellas atrocidades, que emplease su talento en hacer algo amable.

placeholder 'La purga'
'La purga'

No puedo evitar ver en 'La lotería' el germen de algunas otras novelas que también se han llevado a la gran pantalla y alguna película: 'Battle Royale' (2000) de Kinji Fukasaku aunque basada en el libro de Koushun Takami, la saga de 'La purga: la noche de las bestias' (2013) de James DeMonaco y 'Los juegos del hambre' (2014) también adaptada del texto de Suzanne Collins. Todas estas historias tienen en común el crimen organizado por ley para entretenimiento y desahogo de la población. No estamos tan lejos de los tiempos del pan y circo, solo necesitamos que algún desalmado se proponga llevarlo a cabo y estoy segura de que todos consentiríamos con resignación. Acabaríamos comulgando con ello sin mayor problema.

'Battle Royale' y 'Los juegos del hambre' tienen una premisa parecida. En ambas se reúne a un grupo de escogidos para que se maten entre ellos hasta que solo quede uno. En 'La purga' se decretan 12 horas sin ley. Los ciudadanos pueden realizar todo tipo de crímenes, incluido el asesinato, sin consecuencias legales. Aseguran que mejora la paz en la sociedad y que desciende la violencia el resto del año. No considero que esta saga esté formada por grandes películas, pero sí plantea situaciones que hacen dudar al espectador. La primera vez que la vi, mi primer pensamiento fue que no era una mala idea aquello de decretar una jornada de libre albedrío. Después pasé a debatir con mi pareja y amigos si seríamos de los que se quedan en casa encerrados o si saldríamos a saldar cuentas. Y a continuación, sin hablar, solo para mi, hice la lista de personas a las que iría a buscar. Es aterrador.

Algo parecido sentí al leer 'La lotería' de Shirley Jackson. Si hubiera llegado a él en 1948, y con la mentalidad de aquella época, seguramente también la hubiera increpado vía carta. Si en ese momento hubiera estado legalizada una purga, es muy probable que hubiera salido a buscarla. Quién cojones se cree nadie para escupirme a la cara que soy tan miserable como el resto de los humanos.

Desde pequeña me han atraído principalmente los villanos y villanas de las películas. Siempre me han parecido personajes mucho más humanos. En general, detestaba a los sufrientes porque no me parecían reales. Eso de andar poniendo la otra mejilla era de gente que sufría bullying, no de personas con un fondo de bondad infinita. Si lo pienso bien, creo que no he conocido a nadie que pueda catalogar de “bueno”, afortunadamente. Al contrario, he visto a grandísimas personas comportarse como auténticos hijos de puta y entendía los motivos que le habían llevado hasta ahí.

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