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Emmys con novedades pero sin riesgo
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Aloña Fernández Larrechi

Desde Melmac

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Aloña Fernández Larrechi

Emmys con novedades pero sin riesgo

Series nuevas como 'Better Call Saul' o 'Transparent' entran en las nominaciones, pero son las veteranas 'Mad men' y 'Juego de Tronos' las grandes favoritas en la gala del 20 de septiembre

Foto: El Trono de Hierro
El Trono de Hierro

Dentro de la manida unión que representan “la crítica y el público” nunca hemos encontrado a la Academia de la Televisión, las Artes y las Ciencias. Y no será porque quede demasiado largo, sino porque, simplemente van a su aire, con sus gustos, sus reticiencias y su academicismo. Claro, si no son ellos, quién iba a ser. El caso es que, como cada año por estas fechas, la citada Academia se engalana, reparte unos sobres y recoge los frutos y pensamientos de sus miembros para tratar de dar lustre a una empresa, la de la televisión, que no lo necesita, y que ya es mucho más avanzada y progresista que cualquiera de sus nominaciones o planteamientos. Pero ahí estamos los seriéfilos, atentos a cada año a sus nominaciones, y sus ganadores, a medio camino entre la predisposición al cabreo y la esperanza de que “nuestra serie” se lleve una estatuilla.

A pesar de que, claramente, Juego de Tronos es la producción con más nominaciones, los protagonistas de la ceremonia que se celebrará el próximo mes de septiembre bien podrían ser otros. Porque aunque habrá nuevas caras, quizá los grandes triunfadores de la noche sean unos veteranos publicistas. Y para qué engañarnos, la historia de dragones y familias enfrentadas nunca ha sido del gusto de la Academia. Que un año más ya ha demostrado que es poco amiga de lo realmente original.

Nuevas series y nuevos nominados

Sólo tres de las nuevas producciones de la temporada 2014-2015 han conseguido colarse en la categoría de mejor serie, con Better Call Saul en drama y Unbreakable Kimmy Schmidt y Transparent en comedia. Ni la máquina de hacer espectadores que es Empire, ni las premiadas en los Globos de Oro The Affair y Jane The Virgin han logrado una nominación a mejor serie, algo que es aún más doloroso en el caso de la producción de Showtime, que de lograr el premio al Mejor Drama en el mes de enero ha pasado a no tener ninguna nominación.

En lo que se refiere a las categorías interpretativas, gracias a la labor de Kyle Chandler y Ben Mendelsohn como John y Danny Rayburn, Bloodline estará representada en los premios, al igual que Cómo defender a un asesino y Empire, con Viola Davis y Taraji P. Henson. En el género de la comedia, los protagonistas de Black-ish y The Last Man On Earth, Anthony Anderson y Will Forte, y sus homólogas Lily Tomlin y Lisa Kudrow en Grace & Frankie y The Comeback serán los nuevos invitados a la fiesta que tendrá lugar el próximo 20 de septiembre.

A pesar de que no son producciones estrenadas recientemente, resulta llamativo que por fin, las alabadas Inside Amy Schumer y Orphan Black hayan conseguido ver reconocido el trabajo de sus protagonistas con la nominación de Amy Schumer y Tatiana Maslany.

Nominaciones perpetuas

Debo confesar que me he quedado de piedra cuando la buena de Uzo Aduba anunciaba que Jeff Daniels estaba nominado en la categoría de Mejor Actor de Drama, por la tercera temporada de The Newsroom, que terminó hace casi un año. Y que casi todos habíamos olvidado. Pero la Academia no, como tampoco lo ha hecho con Kevin Spacey, a pesar de que su trabajo en la tercera temporada de House Of Cards, resulta menos brillante que en ocasiones previas. Y se echa de menos el reconocimiento a Clive Owen en The Knick, o Terrence Howard en Empire.

Pero quizá lo deseable habría sido que los votantes se hubiesen dejado llevar por los suspiros que despierta Outlander y haber colado a Sam Heughan. Aunque sólo fuese para variar, y no dar la razón a aquellos que critican lo poco aficionados que son a apostar por producciones arriesgadas. Un reproche que también es aplicable a las máximas categorías, donde Homeland, Modern Family y Dowton Abbey (¡¡Downton Abbey!!) parecen tener asegurado un puesto. Sin olvidarnos de la antología de Ryan Murphy American Horror Story en la categoría de miniseries. Cada año cuesta más no ver que, por mucho que producciones interesantes y novedosas demuestren su calidad, hay algunas que resultan más cómodas a la hora de llevar a una ceremonia de premios. Y si no que se lo digan a las chicas de Brad City o, por qué no, a Man Seeking Woman. Aunque sólo fuese por su guión.

Mad Men, lista para arrasar

A pesar de que la Academia se ha resistido a reconocer la labor de Weiner como director, y ha dejado a Mad Men fuera de esa categoría, la producción de AMC lo tiene todo para convertirse en la gran vencedora de la 67ª edición de los premios Emmy. Más allá del gusto de este tipo de eventos por despedir grandes producciones con un festivo reconocimiento, la historia de Don Draper ya tiene once estatuillas, la última de las cuales la logró en 2011. Cuatro años de espera para una serie que ha creado un estilo propio, ha encumbrado a su creador y ha dejado a miles de seguidores desconsolados ante su despedida.

El éxito de Christina Hendricks en la categoría de Mejor Actriz Secundaria, Elizabeth Moss en la de principal y Jon Hamm en el apartado masculino dependerá de las ganas que los académicos tengan de despedir con honores a los personajes más representativos de Mad Men. Aunque las últimas ediciones demuestran que pueden prepararse para una buena fiesta.

Miniseries

Este año la categoría ha dejado de ser un cajón de sastre y se agradece. El enfrentamiento entre la televisión británica y la norteamericana está servido, y si por un lado The Honourable Woman y Wolf Hall aspiran a dejar las islas en buen lugar, y no como American Horror Story, Olive Kitteridge y American Crime aspiran a hacer lo propio por la industria nacional. Todas ellas tienen a sus principales protagonistas nominados en sus respectivas categorías, y aunque la disputa está muy igualada, no sería descabellado pensar que las producciones british, con Maggie Gyllenhaal y Mark Rylance puedan llevarse el premio a casa.

¡Oh, sorpresa!! (o no)

Jim Parsons también era de los que vivía permanentemente en la categoría de mejor actor de comedia, con siete nominaciones y cuatro galardones. Este año ha desaparecido sin dejar rastro, y su relevo lo ha cogido Maiyim Bialik, que interpreta a Amy Farrah Fowler. Algo similar ha sucedido con Jesse Tyler Ferguson y Eric Stonestreet, protagonistas de Modern Family, que se han visto perjudicado por la llegada de nuevas series.

Entre las “no-sorpresas” está el permanente vacío que la Academia le hace a Shameless, Penny Dreadful o The Walking Dead, que merecen un reconocimiento ya sea como serie, la primera, o por el trabajo de sus protagonistas, en los otros casos. Pero su temática, su verborrea o simplemente los zombies, hacen que sean ignoradas año tras año, como si su desempeño no tuviese la suficiente categoría.

No hay despedidas para todos

Los equipos de Mad Men, y en menor medida de Parks & Recreation, se reunirán de nuevo en la ceremonia para despedirse a lo grande, algo que no podrán hacer sus compañeros de Justified o Parenthood. A pesar de ser dos grandes producciones, una más familiar que la otra, habría sido deseable que por lo menos alguno de sus actores viese reconocido el trabajo de dos series muy interesantes que lo han dado todo en su temporada final.

Dentro de la manida unión que representan “la crítica y el público” nunca hemos encontrado a la Academia de la Televisión, las Artes y las Ciencias. Y no será porque quede demasiado largo, sino porque, simplemente van a su aire, con sus gustos, sus reticiencias y su academicismo. Claro, si no son ellos, quién iba a ser. El caso es que, como cada año por estas fechas, la citada Academia se engalana, reparte unos sobres y recoge los frutos y pensamientos de sus miembros para tratar de dar lustre a una empresa, la de la televisión, que no lo necesita, y que ya es mucho más avanzada y progresista que cualquiera de sus nominaciones o planteamientos. Pero ahí estamos los seriéfilos, atentos a cada año a sus nominaciones, y sus ganadores, a medio camino entre la predisposición al cabreo y la esperanza de que “nuestra serie” se lleve una estatuilla.

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