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'Vinyl', un 'Mad Men' setentero y cocainómano
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Aloña Fernández Larrechi

Desde Melmac

Por
Aloña Fernández Larrechi

'Vinyl', un 'Mad Men' setentero y cocainómano

El último estreno de HBO narra la crisis existencial de un ejecutivo de la industria musical

Foto: 'Vynil'.
'Vynil'.

Hace unas semanas, HBO estrenó 'Vinyl', una producción que ha costado 100 millones de dólares y cuyo título siempre llega acompañado de cuatro grandes nombres: Martin Scorsese, Mick Jagger, Terence Winter y Rich Cohen. La sinopsis inicial de la serie plantea al espectador la historia de un ejecutivo de la industria de la música que busca nuevas estrellas en el Nueva York de los años setenta. La propuesta puede desarrollarse de muchas formas, pero tras sobrevivir a su extenso piloto, de dos horas de duración, y algún episodio más, encontramos un protagonista que trata de superar los momentos más críticos de su vida, afrontando problemas profesionales y personales. Un hombre que con mucho esfuerzo, y muchos estupefacientes, ha logrado dirigir su propia empresa, tener una casa en las afueras y vivir de su auténtica pasión, la música. Y ahora, como muchos otros, atraviesa la crisis de la mediana edad.

La pequeña pantalla ha narrado este trance masculino de muchas formas, al igual que ha recurrido repetidamente a las series de adolescentes ambientadas en institutos, las comedias de situación sobre grupos de amigos o los dramas en los que un menor es la víctima. Y no por ello 'The O.C' y 'Gossip Girl' son lo mismo, como tampoco lo son 'Friends' y 'The Big Bang Theory', o 'Broadchurch' y 'The Missing'. Más allá de encasillarlas en un mismo género, o reconocer en ellas elementos similares, cada producción es una historia por sí misma. En el caso de 'Vinyl', la serie consigue construir una identidad propia muy sólida gracias a su interés por la música, que tiene su máximo representante en su banda sonora e inunda todo el guion. Sin embargo, y sin ser algo que juegue en contra de la serie, 'Vinyl' no puede evitar recordar (y no es por especial añoranza) a la forma que Matthew Weiner escogió para contar la historia de Don Draper y la publicidad en 'Mad Men'. Aunque, afortunadamente, con mucho más ritmo.

Richie y Don, dos hombres en crisis

Richie Finestra, el protagonista de 'Vinyl', es más incómodo que Draper, quizá porque los cocainómanos desatados son más embarazosos que los alcohólicos. También proyecta una imagen más sucia que la del personaje de Jon Hamm, principalmente porque la estética de la industria musical siempre ha ido un poco por libre. El peso del pasado tiene mucha más relevancia en el publicista que en el del melómano, que 'únicamente' tendrá que enfrentarse a las consecuencias de una noche narcótica. Finestra siempre ha sido Finestra, Draper hubo un tiempo en que no fue Draper. Pero a ambos les une la crisis de la mediana edad que quiere narrar cada una de sus producciones. Ese momento de su existencia en que buscan ser relevantes en sus profesiones para dotar de sentido a unas vidas en que nada más les satisface.

El personaje de Bobby Cannavale, al que por supuesto veremos en muchas alfombras rojas en los próximos meses, toma una decisión que le obliga a reinventarse, algo en lo que Draper tiene experiencia. Pero la presión que siente Finestra es mayor que la de Draper, así como sus responsabilidades. La música es su única pasión, y la razón por la que se olvida de todo lo demás. Bueno, la música y sus adicciones, mucho menos sofisticadas que el alcohol con el que Draper riega su vida. Algo que contribuye inevitablemente a que el personaje de Finestra caiga en los clichés que durante décadas han rodeado el mundo de la música. Mantenerle fuera de ellos tal vez sería absurdo y poco creíble. O lo haría menos atractivo. En eso tiene las de perder ante un Draper que supo mantenerse alejado de lugares comunes. Aunque ambos compartan una encomiable capacidad para destruirlo todo a su paso.

Esposas infelices

Detrás de cada gran hombre con grandes aspiraciones hay… una mujer enormemente frustrada. O al menos eso se desprende de 'Vinyl' y 'Mad Men', donde las esposas de los protagonistas son una fábrica de hacer hijos y una ordenada agenda de compromisos que en realidad se muere por ser otra persona. Devon Finestra y Betty Draper fuman con desgana mientras observan cómo sus vidas son una rutina que desdibuja sus verdaderos deseos. La primera no carga con el peso de la infidelidad, pero no es descartable que Richie encuentre, gracias a la música, una mujer con la que unir placer y negocios. Más probable es, sin duda, el momento en el que Devon termine perdiendo los papeles y estallando, ya sea al estilo de su marido, o al estilo Betty Draper, disparando un rifle frente a su casa.

Cuestión de vicios

No se ha desvelado si las desastrosas cuentas de American Century recogen los gastos en estupefacientes, pero lo que la producción ha dejado claro es que para una discográfica lo normal era mantener bien surtida la farmacia. Y no me refiero al botiquín. A los 20 minutos del capítulo piloto, cuando el protagonista ya ha hablado del mal estado de su cerebro y sus compañeros han esnifado unas rayas, vemos a una joven intercambiar una mochila en el metro. Cuando llega a la oficina, la descarga en el cajón de su mesa, ordenando el contenido por colores, composición y efecto.

A pesar de que trata de luchar contra ello, Finestra es capaz de hacerse unas rayas en medio de una reunión con su jefe de Marketing. Al igual que Draper algunas mañana podía desayunar whisky. Aunque eso Finestra también puede hacerlo. Mad Men llenó las oficinas de vasos bajos, botellas preparadas para ser abiertas y el humo de los cigarrillos. Vinyl, los setenta y la industria musical completan la imagen, ay, de otra época, con cocaína, marihuana y tranquilizantes.

Trabajo en la oficina

Sterling Cooper era más silenciosa, más ordenada y más recatada que las oficinas de American Century, pero ambas resisten a la antiestética moda de cubículos separados por mamparas que llegaría más tarde. Las responsabilidades de Richie son mayores que las de Draper, pero los dos se rodean a diario de un grupo de hombres que controlan otros ámbitos de la empresa. Uno de ellos es Zak Yankovich, un director de promociones que, salvando las distancias económicas entre la industria publicitaria y la musical, reúne lo peor de Roger Sterling y Peter Campbell. Un matrimonio asfixiante y una vida de apariencias para un hombre que padece la ira de Finestra y no tiene agallas para contárselo a su esposa. El inestable Julius Silver o el torpe Scott Levitt son los Cosgrove y Crane de la música con los que comparten, más que su carácter, su desapego hacia sus superiores.

La esperanza femenina

Jamie Vine, la joven que se encarga de la 'farmacia' en American Records, es en realidad una asistente ansiosa por encontrar una banda que cambie su estatus en la empresa. Esta secretaria que quiere dejar de serlo porque sabe que lo merece es la versión moderna y muy desinhibida de uno de los personajes femeninos más interesantes (y peor concluidos) de la televisión moderna, Peggy Olson. Solo que el personaje de Elisabeth Moss encuentra su promoción laboral en una 'cesta de besos' y Jamie espera encontrarla en una cinta de casete y una banda que busca desesperadamente una oportunidad. Especialmente llamativo resulta que mientras la mentalidad de ellas progresa, y la década que las separa es muy evidente, ambas logran despertar en sus superiores los mismos recelos.

placeholder Jaime Vine.
Jaime Vine.

El proceso creativo

'Mad Men' nos contó, muchas veces a su manera, cómo nacieron los logos y las marcas de productos muy conocidos, apelando a los recuerdos y los sentimientos de los espectadores. 'Vinyl' hará lo propio a través de las leyendas, algunas ciertas, otras no, de los grupos de música más importantes de los setenta. La producción de HBO describirá el proceso de un proyecto musical, desde la primera maqueta hasta el primer concierto multitudinario. Tal y como la serie de Weiner nos enseñó qué hay detrás de los 30 segundos que dura un mensaje comercial. El afamado oído de Finestra, al igual que el talento de Draper, serán esenciales en el desarrollo creativo de ambas historias. Una creatividad que, a pesar de contar con otros personajes, se verá perjudicada por su estado de ánimo. Una guerra en que, de momento, pierde el primero.

Citas con la Historia

Al igual que hicieron en 'Boardwalk Empire', Winter y Scorsese sitúan su narración en un entorno en que los hechos históricos y los personajes reales juegan un papel muy importante. A diferencia de 'Mad Men', que aprovecha los acontecimientos de la década de los sesenta brillantemente, 'Vinyl' se centrará 'solo' en la vertiente musical y cultural de la Historia. La serie ha pasado de puntillas por el caso Watergate, y ya ha contado con la 'presencia' de Led Zeppelin, England Dan, John Ford Coley, Andy Warhol, Lou Reed y Alice Cooper, entre otros. En los interludios musicales de la serie, que se utilizan para separar secuencias, hemos visto a Ruth Brown o Jerry Lee Lewis interpretar algunos de sus éxitos. Y en ocasiones la producción parece un concurso sobre conocimientos musicales. Un interés mucho más caro y más lucrativo que la publicidad, que la cadena piensa explotar publicando un disco con los temas de cada capítulo.

Hace unas semanas, HBO estrenó 'Vinyl', una producción que ha costado 100 millones de dólares y cuyo título siempre llega acompañado de cuatro grandes nombres: Martin Scorsese, Mick Jagger, Terence Winter y Rich Cohen. La sinopsis inicial de la serie plantea al espectador la historia de un ejecutivo de la industria de la música que busca nuevas estrellas en el Nueva York de los años setenta. La propuesta puede desarrollarse de muchas formas, pero tras sobrevivir a su extenso piloto, de dos horas de duración, y algún episodio más, encontramos un protagonista que trata de superar los momentos más críticos de su vida, afrontando problemas profesionales y personales. Un hombre que con mucho esfuerzo, y muchos estupefacientes, ha logrado dirigir su propia empresa, tener una casa en las afueras y vivir de su auténtica pasión, la música. Y ahora, como muchos otros, atraviesa la crisis de la mediana edad.

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