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¿Quién mató a la pequeña? Las series se vuelven locas por los casos sin resolver
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

¿Quién mató a la pequeña? Las series se vuelven locas por los casos sin resolver

El asesinato sin resolver de la pequeña JonBenet Ramsey, hace 20 años, centra la atención de las cadenas estadounidenses

Foto: 'The case of'
'The case of'

Gracias a la programación vespertina de La 2, durante unos años fue habitual en nuestro país que cuando uno escuchaba la palabra documental, le invadiese una dulce sensación de somnolencia. Sin embargo, en los últimos tiempos, gracias a Michael Moore, 'Searching for Sugarman', 'Blackfish' y otras producciones documentales que han podido llegar al gran público, el género ha conseguido abandonar la fauna de la sabana africana y la narración monótona, para convertirse en el interés de muchos espectadores.

En la pequeña pantalla, las cadenas muestran de muchas formas la realidad, más allá de sus programas meramente informativos. Pero desde el año pasado, han descubierto que los hechos noticiosos llevados a la televisión pueden ser carne de prime-time, y despertar el interés de la audiencia que habitualmente disfruta de sus productos. Para hacerlo, se nutren de aquello que, desde los inicios de la ficción serializada, ha despertado el interés de sus espectadores: los policías y los abogados.

Algo para lo que únicamente han tenido que tirar de hemeroteca, seleccionando el caso que podría resultar más jugoso en la parrilla televisiva. O esperar a que apasionados creadores documentales llamasen a su puerta, ofreciendo el anhelado proyecto. Una historia que pudiese despertar expectación sólo con nombrarlo. La última en lograrlo, ha sido la protagonista del suceso más triste de las Navidades de 1996, el asesinato de JonBenét Ramsey.

Jon Benét: la estrella del momento

A sus seis años de edad, la reina de belleza infantil apareció muerta la noche del 25 de diciembre en el sótano de la casa de sus padres, horas después de que éstos denunciasen su secuestro. Todavía hoy, nadie ha sido declarado culpable de su muerte, tras dos décadas en las que se ha especulado con todo tipo de probabilidades, incluidas por supuesto las familiares. La triste efeméride ha servido de excusa para que numerosas cadenas se hayan lanzado a explorar las posibilidades que la incertidumbre otorga a la historia, desde la prestigiosa CNN hasta la frívola Lifetime.

A sus seis años de edad, la reina de belleza infantil apareció muerta la noche del 25 de diciembre en el sótano de la casa de sus padres

Esta semana la CBS ha puesto su granito de arena en el listado de producciones dedicado al asesinato de la pequeña, con la emisión de ‘The Case Of: JonBenet Ramsey’ una antología que en posteriores emisiones se centrará en otros casos. A través de dos episodios, de hora y media de duración, la producción plantea una nueva revisión del caso, una investigación que lleva a cabo el agente del FBI retirado Jim Clemente. Junto a la agente de Scotland Yard experta en comportamiento criminal, Laura Richards, y un grupo de especialistas en diversas materias, que van desde la ciencia hasta la lingüística forense.

Esta última versión del caso de JonBenét, que no aporta nada nuevo al género porque se limita a ceñirse a él, es la tercera que se estrena este mes en Estados Unidos, tras las de A&E e Investigation Discovery. Una fiebre que aún no ha terminado, y a la que ya había contribuido la propia CBS, a través del conocido programa de entrevistas, ‘Dr. Phil’, que contó con la presencia del hermano de la fallecida. Como podría esperarse, la abundancia únicamente ha servido para que las dudas aumenten y las sospechas sigan sin disiparse, ya que cada programa cuenta su propia versión de los hechos.

Las jóvenes maestras

Desafortunadamente para los amantes de la televisión, no parece que ninguna de ellas esté destinada a hacer historia en el medio, y no serán más que creaciones que se aprovecharon del atractivo del caso y el auge del género. Un esplendor provocado por dos docuseries que se encuentran entre lo mejor de sus temporadas de estreno. Y que además de lograr el interés de la audiencia, han devuelto los casos de los que se ocupan a los medios de comunicación, e incluso a los juzgados.

La pionera fue HBO con ‘The Jinx (El Gafe): la vida y las muertes de Robert Durst’, una creación de Andrew Jarecki y Marc Smerling que recorre el historial delictivo de Robert Dust, uno de los hijos de una familia adinerada de Nueva York. A través de cuidadas recreaciones de apariencia cinematográfica, la docuserie recorre a través de seis episodios la vida de una de las personalidades más escalofriantes de la alta sociedad norteamericana. Un tipo con una historia que ya hubiera querido para sí cualquier guionista de Hollywood.

A finales de 2015, el relevo lo cogió Netflix, que gracias al empeño de Moira Demos y Laura Ricciardi dio a conocer al mundo entero la historia de Steve Avery. Un hombre con una relación “difícil” con la justicia, que pasó 18 años injustamente encarcelado y cuando se preparaba para demandar al condado, fue acusado de un nuevo crimen. Una historia, titulada ‘Making a Murderer’ que llegó hasta la Casa Blanca, que ha ocupado horas y líneas de análisis de todo tipo de medios y logrado cuatro premios Emmy. Y que volverá próximamente, para seguir narrando los acontecimientos que suceden en torno a un caso que parece estar lejos de cerrarse.

Ambas producciones conjugan con inteligencia, grabaciones informativas de archivo, las declaraciones de los acusados y las entrevistas con todo tipo de testigos y profesionales. Una combinación que se une al interés de los creadores por ofrecer un producto de calidad, cuidando la estética y la fotografía. Conquistando así a los espectadores y ofreciendo claras pistas sobre el camino que debe seguir el medio si quiere apostar por este tipo de producciones.

La inédita y negra España

Sería deseable que, entre tantos programas que buscan talentos musicales y debates (prescindibles) de todo tipo, las cadenas españolas dedicasen un instante a interesarse por este tipo de producciones. Que, en un primer momento, no despiertan el desmedido interés que logra un actor de moda pero, con un poco de esmero, podría terminar convirtiéndose en el una creación fundamental para la producción televisiva de nuestro país. La Historia nacional ofrece numerosas posibilidades, aunque la proximidad de los hechos es proporcional al atractivo que pueda despertar en la audiencia.

Desde el asesinato de la familia Barrio, ocurrido en Burgos en junio de 2004, hasta el crimen que acabó con la vida del soldador Isaac Martínez, dos años después, los crímenes sin resolver en España hacen, tristemente posible, que los creadores y las cadenas de televisión puedan encontrar historias atractivas para la audiencia que, además, puedan a ayudar a esclarecerlos.

Sheila Barrero, que fue encontrada en su coche con un disparo de pequeño calibre en la sien, Susana Acebes, envuelta en una oscura historia en la que las pruebas falsas eran más que las ciertas, o Helena Jubany, cuyo cuerpo apareció en el patio de un edificio en una escena que simulaba su suicidio, son algunas de las víctimas que aún no han encontrado la justicia que merecen.

Puestos a recorrer la historia negra de España, tampoco estaría mal que procesos mediáticos como los de las niñas de Alcasser sean sometidos a una (necesaria) revisión histórica. En la que además de analizar la investigación o el resultado de la misma, se examine la responsabilidad de los medios de comunicación. Tal y como los estadounidenses han podido vivir (y disfrutar) en las creaciones centradas en el caso de O.J. Simpson estrenadas este año. Aunque solo sea para que, de una vez, seamos capaces de exorcizar los demonios más oscuros de nuestra historia.

Gracias a la programación vespertina de La 2, durante unos años fue habitual en nuestro país que cuando uno escuchaba la palabra documental, le invadiese una dulce sensación de somnolencia. Sin embargo, en los últimos tiempos, gracias a Michael Moore, 'Searching for Sugarman', 'Blackfish' y otras producciones documentales que han podido llegar al gran público, el género ha conseguido abandonar la fauna de la sabana africana y la narración monótona, para convertirse en el interés de muchos espectadores.

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