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'Gunpowder': así desbarató España la mítica conspiración de la pólvora de Guy Fawkes
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'Gunpowder': así desbarató España la mítica conspiración de la pólvora de Guy Fawkes

La BBC emite esta noche el desenlace de esta miniserie histórica protagonizada por Kit Harington que otorga un inesperado papel a un diplomático de nuestra Historia

Foto: Robert Catesby (Kit Harington), Thomas Wintour (Edward Holcroft) y Guy Fawkes (Tom Cullen) en 'Gunpowder'.
Robert Catesby (Kit Harington), Thomas Wintour (Edward Holcroft) y Guy Fawkes (Tom Cullen) en 'Gunpowder'.

"Remember, remember the fifth of november". Esta estrofa de un poema del siglo XIX es conocida internacionalmente gracias a la película de las hermanas Wachowski 'V de Vendetta', que adaptaba el cómic de Alan Moore. Un largometraje, estrenado en 2006, que tomaba como punto de partida la conspiración de la pólvora, ocurrida cuatrocientos años antes y que terminó con un grupo de católicos detenido y ejecutado. La razón: intentar destruir el Parlamento de Reino Unido para acabar con Jacobo I y poner así fin a la persecución religiosa que sufrían los católicos. En la película, la trama se ambientaba en un futuro ficticio y tenía como personaje central a V, un combatiente por la libertad que acostumbra a ocultarse bajo la máscara de Guy Fawkes, uno de los hombres implicados en la conspiración del siglo XVII.

Gracias a la película de las Wachoswski, Fawkes se convirtió para muchos en un icono de la cultura política moderna y su imagen ha pasado a ser "un instrumento potencialmente poderoso para la articulación del anarquismo posmoderno". Una idea que tal vez cambie para algunos con el visionado de la última miniserie de la BBC, 'Gunpowder', en la que a través de tres episodios se reconstruye la conspiración que pretendía terminar con el reinado de Jacobo I. La producción no descarta la participación del idolatrado personaje en el complot, simplemente aclara su intervención en el mismo, más circunstancial que vital en la ejecución. Y desvela la importancia que un (inesperado) rol extranjero tuvo en el fracaso de la conjura, el emisario del reino de Castilla.

Foto: James Delaney regresando de entre los muertos. (Foto: HBO) Opinión

La guerra anglo-española que marcó las relaciones entre ambos países a finales del siglo XVI y comienzos del XVII supuso enormes pérdidas económicas para las arcas nacionales. La muerte de Felipe II de España e Isabel I de Inglaterra, y la llegada de sus sucesores, Felipe III y Jacobo I, hizo posible que la política entre ambos países fuese menos belicosa. Una relajación que agradeció especialmente el monarca británico, que ya estaba bastante ocupado persiguiendo a los católicos y acusando de sedición a aquellos que no acudían a sus parroquias semanalmente. A pesar de que su matrimonio con una reina católica, Ana de Dinamarca, llevó a muchos a pensar que las leyes anticatólicas se suavizarían, ocurrió todo lo contrario, y curas y fieles fueron perseguidos, encarcelados, torturados y ejecutados por profesar una fe prohibida.

Viaje desesperado a España

Con Kit Harington (sí, Jon Nieve) en el papel de su antepasado Robert Catesby, 'Gunpowder' arranca con treinta minutos dedicados exclusivamente a que el espectador sea testigo de la crueldad con la que los hombres del rey trataban a los católicos ingleses. Una persecución que les llevaba a asaltar hogares de familias pudientes para escrutar minuciosamente si, entre falsas paredes, escondían representantes de la iglesia católica. Cuando los encontraban, eran arrestados y trasladados a una cárcel. Si renunciaban a su fe, quizá podrían ser liberados. Si no lo hacían, eran torturados y empalados en la plaza más cercana.

Tras asistir a la ejecución de su tía, acusada de dar cobijo a un cura católico, Catesby se niega a seguir soportando la represión anglicana que también amenaza su vida. Y para ello propone un levantamiento del que no teme sus consecuencias porque, como él mismo reconoce, es "un hombre desesperado". Tanto que su primera opción es viajar, junto a su primo Thomas Wintour, a El Escorial, lugar de residencia del condestable de Castilla, Juan Fernández de Velasco. Un reino enemistado con sus enemigos, pero también defensor del catolicismo. "Mi propósito es matar al rey de Inglaterra", reconoce Catesby ante Velasco sin rodeos, antes de confesarle que "España es nuestra única esperanza". Pero nada conmueve a Velasco, interpretado en 'Gunpodwer' por Pedro Casablanc, y se limita a decirle que el tratado que negocian ambos países pondrá fin a la persecución. Por si no su postura no quedara clara, posteriormente le invita a asistir a la muerte en la hoguera de dos judíos, para demostrarle que en la península también deben "proteger la verdadera fe".

"España prefiere tener un rey con el que negociar", responde el ayudante de Velasco a Catesby cuando este le pregunta si quiere negociar con un monarca anglicano. Un rechazo evidente que lleva al noble inglés a reconocer su fracaso y a buscar suerte en otro lugar. "Debemos alentar a nuestros compatriotas ingleses, el remedio está en nuestros corazones y en los corazones de los exiliados en Flandes" razona Catesby poco antes de viajar a territorio belga. Porque, sí amigos, cuatro siglos atrás Flandes también era el lugar al que corrían a exiliarse todos aquellos que se sentían perseguidos. Y allí fue donde Catesby conoció a Guy Fawkes, un hombre con amplia experiencia en el campo de batalla que luchó en un regimiento de exiliados católicos ingleses bajo estandarte español. A pesar de que el personaje de Harington se muestra reticente a su participación en la conspiración, sus "excelentes conocimientos de ingeniería y fortificación" hacen de Fawkes un colaborador ideal para la rebelión.

Velasco visita a Jacobo I

El gabinete de Jacobo I no era ajeno a la sed de venganza de Catesby y sus seguidores. Entre los hombres más importantes del monarca se encontraba Sir Robert Cecil, un político inglés que dedicó su vida a la corte. Poco después de la visita del noble católico a España, Cecil intercepta una carta del condestable que, tras ser descifrada, aseguraba que España anteponía el comercio y sus propios intereses a cualquier supuesto deber para con la Iglesia católica en Inglaterra. Una libertad que permite a Jacobo I seguir adelante con su persecución religiosa, ya que si a España no le preocupaba su caza de brujas, al resto del mundo tampoco. Hasta que Juan Fdez. de Velasco se desplaza a Londres para reunirse con el monarca británico, con la intención de negociar el tratado que pondría fin a casi dos décadas de enemistad.

placeholder El intérprete inglés Mark Gatiss en el papel de sir Robert Cecil.
El intérprete inglés Mark Gatiss en el papel de sir Robert Cecil.

El condestable no tardó en dar a conocer al Estuardo la preocupación de Felipe III por los católicos, así como las últimas leyes aprobadas en el Parlamento para reprimirlos. Cuando Jacobo le dice que no es su problema, Velasco le recuerda que el monarca español es el protector de los católicos en Inglaterra. Y le aclara que el tratado depende de que elimine las amenazas que existen contra ellos. Tras reunirse con su gabinete, el monarca inglés se niega a ceder y apuesta por mantener las leyes y firmar el tratado. Y apremia a Cecil para que lo haga posible. Cuando este descubre que la carta era una trampa con la que Velasco quería desacreditarlo y mantenerlo fuera de las negociaciones del tratado, decide reunirse con él. Para lograr satisfacer los deseos de su jefe, Cecil le ofrece condiciones ventajosas a la hora de navegar en aguas británicas o utilizar sus puertos, tanto mercantil como militarmente. Un chollo que la monarquía española anhelaba desde hace tiempo. Velasco solo deberá renunciar a la defensa de los católicos en el país y ayudarle a recuperar la confianza del monarca.

placeholder Guy Fawkes y Robert Catesby en los bajos del Parlamento Británico.
Guy Fawkes y Robert Catesby en los bajos del Parlamento Británico.

El engaño que ocultó Cecil

Lejos de palacio, Robert Catesby y los suyos, hasta una docena de nobles, alquilan los bajos del Parlamento y reúnen casi tres mil kilos de pólvora y dos quintales de clavos. Una idea de Fawkes para aumentar el daño que causaría la explosión, si es que eso era posible. Él sería el encargado de prender la mecha y el último en abandonar el recinto. Pero solo consiguió ser el único de los doce conspiradores originales que fue atrapado por los soldados de Jacobo I cuando, alertado por unas voces, ya había puesto en marcha el plan.

Para acabar con el complot y conseguir el arresto del impetuoso Fawkes, que no duda en enfrentarse a los soldados, pudo ser imprescindible según ‘Gunpowder’ el condestable Juan Fdez. de Velasco. Que tras el generoso ofrecimiento de Cecil se reunió con un jesuita cercano a Catesby que le llevó hasta el padre Gerard. Un cura al que el propio Catesby había sacado de prisión, después de que leales a Jacobo I le capturasen en una redada. Engañado por el ayudante de Velasco, que le dice que están allí para prestarles la ayuda que necesiten en sus planes contra el rey, el joven religioso le revela las intenciones de los insurrectos, que el condestable comparte con el duque inglés en otra reunión privada. “Pretenden asesinaros a todos en la apertura del Parlamento”, le dice Velasco mientras Cecil no oculta su sorpresa. “Salvaréis la vida del rey gracias a mi generosa información, mi señor”, le recuerda el español. Sin embargo, gracias a la llegada de una carta anónima, que advierte a un noble católico del peligro que corre si acude al Parlamento, el político no necesitará compartir con Jacobo I los valiosos descubrimientos del emisario español.

placeholder Robert Catesby, preparado para resistir hasta el final.
Robert Catesby, preparado para resistir hasta el final.

Tras conocer la detención de Fawkes, Catesby y los suyos sopesan la posibilidad de huir a España, pero la descartan porque su deseo de “luchar hasta el final” es más poderoso. Todos ellos fallecieron tras un intenso tiroteo en el jardín de la casa en la que se atrincheraron, mientras el único detenido accedía a firmar una confesión tras sufrir todo tipo de torturas. Fawkes nunca cedió a las presiones para delatar a sus compañeros y, antes de ser torturado públicamente, se rompió el cuello tras caer de la escalera por la que subía al cadalso. En lo que respecta a la política internacional, España y Gran Bretaña firmaron el Tratado de Londres, en el que no faltaron las condiciones que Velasco y Cecil acordaron en secreto.

La excelente planificación de la cadena pública británica hace que esta noche se emita el desenlace de ‘Gunpowder’, que los espectadores ya han podido disfrutar en la web de la BBC. Hasta el momento, ningún historiador ha salido a rechazar el papel que la ficción atribuye al noble madrileño. Tampoco a apoyarlo. La serie no descarta la versión oficial, solo introduce un nuevo actor que, gracias a la carta anónima, no fue esencial para el desenlace fallido del motín. Y lo hace a través de una historia densa al principio, que gana interés cuando Casablanc y Gatiss maquinan contra los católicos ingleses. Además de ofrecer a aquellos que no son expertos en la materia una versión de la historia en la que hombres como Catesby o Cecil cobran más importancia de la que la cultura popular les concedió hace una década. Aunque sea difícil ver al primero hablar de "dirigirse al norte" sin soltar una carcajada.

"Remember, remember the fifth of november". Esta estrofa de un poema del siglo XIX es conocida internacionalmente gracias a la película de las hermanas Wachowski 'V de Vendetta', que adaptaba el cómic de Alan Moore. Un largometraje, estrenado en 2006, que tomaba como punto de partida la conspiración de la pólvora, ocurrida cuatrocientos años antes y que terminó con un grupo de católicos detenido y ejecutado. La razón: intentar destruir el Parlamento de Reino Unido para acabar con Jacobo I y poner así fin a la persecución religiosa que sufrían los católicos. En la película, la trama se ambientaba en un futuro ficticio y tenía como personaje central a V, un combatiente por la libertad que acostumbra a ocultarse bajo la máscara de Guy Fawkes, uno de los hombres implicados en la conspiración del siglo XVII.

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