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'Knightfall', la serie de templarios al estilo 'Vikingos' es (involuntariamente) hilarante
HBO estrena este jueves en nuestro país una producción ambientada en el siglo XIII en la que, lo crean o no, el independentismo catalán parece haber jugado un papel clave
Acre, 1291. Los musulmanes llevan más de un mes asediando la ciudad y las fuerzas de los Caballeros Templarios comienzan a flaquear. ‘Las opciones son rendición o muerte’ le dice el Maestre de los Templarios a Landry, un hombre con años de experiencia y dedicación a la causa. ‘Será muerte’ responde él.
La fortuna les sonreirá a ambos y sobrevivirán a la contienda pero la furia de las fuerzas musulmanas, que les superan ampliamente en número, les obligará a abandonar la ciudad. Entre los bienes que se llevan con ellos, sorteando cadáveres y enemigos, se encuentra el Santo Grial. El cuenco que, según la tradición cristiana, Jesucristo utilizó en la Última Cena. Una de las posesiones más preciadas de la Orden, que es colocada con rapidez en uno de los barcos que salen del puerto, para evitar que caiga en manos musulmanas. Con lo que no contaban los aguerridos luchadores era con las catapultas de los invasores, que consiguen alcanzar la embarcación, enviando el Santo Grial al fondo del Mar Mediterráneo.
Quince años después, los Caballeros Templarios sobreviven en París, codeándose con el Rey Felipe y su corte, que no ve con buenos ojos la influencia que tiene sobre él. El monarca no atraviesa un buen momento, ya que sus arcas están menos llenas de lo que le gustaría. La falta de apoyos le obliga a depositar muchas de sus esperanzas en el matrimonio de su primogénita, gracias al cual espera forjar una gran alianza que le ayude a consolidar su poder en Europa. Isabel, sin embargo, quiere casarse por amor y a pesar de que la oferta de la Casa Real de Inglaterra está sobre la mesa, prefiere contraer matrimonio con un joven con el que lleva meses carteándose. El príncipe Lluís, sucesor del reino de Cataluña.
Aunque puede parecer un (inesperado y loco) producto más de la propaganda independentista catalana, los párrafos que acabas de leer son el punto de partida de ‘Knightfall’, la serie de History Channel que desde mañana podremos ver en nuestro país gracias a HBO España. Una producción que aspira a seguir la estela de la exitosa ‘Vikingos’, aunque para ello tenga que dejar (muy) de lado el rigor histórico que se presupone al canal responsable.
Entre venganzas y búsquedas
‘Knightfall’, cuya primera temporada constará de diez episodios, tiene como protagonista a Landry, el Caballero Templario que, desde París, trata de que la Orden regrese a Tierra Santa para expulsar a aquellos que provocaron su marcha y recuperarla. Allí pasan sus días ofreciendo pan a los peregrinos, una tarea menor, pero que les ayuda a seguir con buena parte de sus cometidos. Sin embargo, Francia no les permite proteger a los ciudadanos que viven bajo amenazas, como la comunidad judía.
Tras expresarle sus deseos de ayudar, el Maestre se despide de Landry, descartando posibles intromisiones en la vida parisina y dejándole a cargo de sus hombres. Horas después, un joven pueblerino regresará con la espada del Maestre, que acaba de fallecer a manos de un grupo de bandidos. Un terrible suceso que además de trastocar el ánimo de Landry, que le considera un padre, le lleva a convertirse en el líder de los Caballeros Templarios.
Pero ese no es el único cambio que provoca la muerte de su hombre guía, ya que fortuitamente encuentran en su espada un cristal que, colocado en el lugar oportuno, les revela una sorprendente noticia. El Santo Grial, al que se dio por perdido en el asedio de Acre, se encuentra en suelo francés. Una novedad que, tras vengar la muerte del Maestre, se convertirá en la principal prioridad de Landry y sus hombres. Aunque para encontrarlo, tengan que sortear los tejemanejes de la corte del Rey Felipe, que debe asumir los deseos de la futura reina de casarse con el sucesor del Reino de Cataluña.
Mitos, leyendas y ensoñaciones
El éxito de ‘Vikingos’, que en España emite TNT y podemos encontrar en Netflix, le sirvió a History Channel para descubrir el molde ideal para sus producciones de ficción. Una excusa histórica para desarrollar tramas en las que se mezclan intrigas, traiciones y luchas internas, con ambiciosas escenas de acción y algo de sexo. Sí, un ‘Juego de Tronos’ pero sin el universo de George R. R. Martin y cierto rigor histórico. Algo que sí se intuye en la producción sobre Ragnar Lothbrook y sus descendientes, pero no en ‘Knightfall’.
Los Caballeros Templarios, también conocidos como la Orden del Temple, fueron una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. A comienzos del siglo XII nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns la fundaron tras su primera, y victoriosa, Cruzada. Aprobada oficialmente una década después por la Iglesia católica, su éxito estuvo vinculado al devenir de las guerras libradas en Tierra Santa, y poco tiempo después del último y definitivo asedio de Acre, la orden desapareció.
Alrededor de los monjes guerreros, que debían cumplir voto de castidad y no podían beber alcohol en público, se han escrito decenas de mitos y leyendas durante siglos. Licencias que History Channel ha aprovechado para combinarlas con un poco de imaginación, a falta de tiempo para ceñirse a la Historia, que ni tan siquiera han buscado en las tramas secundarias. Algo que podían haber hecho eligiendo al real Reino de Aragón en vez del imaginativo Reino de Cataluña. Una licencia que pasará desapercibida en Estados Unidos, pero que provocó la carcajada general de los asistentes al preestreno de la serie en Madrid, celebrado la semana pasada.
Sucesión de desdichas
Si el espectador es capaz de olvidarse del rigor histórico, en ‘Knightfall’ se encuentra con una producción que sigue las pautas marcadas por ‘Vikingos’. Las escenas de acción, en las que los protagonistas ponen su vida en peligro, se combinan con los momentos en los que debe decidir su futuro, ante la aparición del enemigo de turno. Oyentes curiosos escondidos en el hueco de la escalera, conspiraciones a media voz y sexo (pseudo)fogoso y prohibido completan el retrato que Don Handfield y Richard Rayner han escrito sobre los Caballeros Templarios y la Edad Media en Francia. Un actor metido a director y guionista y un escritor que, todo sea dicho, no solo no se han preocupado por la Historia, sino que tampoco han puesto demasiado empeño a la hora de escribir los diálogos.
Esta serie de desafortunadas desdichas, supuestamente impropia de un canal como History Channel, además de proporcionar un caro entretenimiento para aquellos que decidan seguirla, también contribuye a deslucir las producciones propias del canal. Que logró sorprender con las leyendas nórdicas, y ahora se conforma con copiar la fórmula del éxito. El espectador de hoy en día, al que no le falta oferta, espera algo más que eso. Y, lo que es más importante, también se lo merece.
Acre, 1291. Los musulmanes llevan más de un mes asediando la ciudad y las fuerzas de los Caballeros Templarios comienzan a flaquear. ‘Las opciones son rendición o muerte’ le dice el Maestre de los Templarios a Landry, un hombre con años de experiencia y dedicación a la causa. ‘Será muerte’ responde él.
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