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La beatería en tiempos del streaming o cómo Apple tira el dinero haciendo series
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

La beatería en tiempos del streaming o cómo Apple tira el dinero haciendo series

Tim Cook ha retrasado y rechazado proyectos audiovisuales por considerar que no se ciñen a la imagen que quiere ofrecer de la empresa

Foto: Montaje: E. Villarino
Montaje: E. Villarino

Por muchas series que vea, y muchos ‘American Gods’ o ‘Juego de Tronos’ que lleguen, las escenas de sexo sin pudor me seguirán incomodando. Todavía hoy, después de haber sobrevivido al temperamento de Tommy Shelby y los suyos, o a la depravación de unos cuantos asesinos en serie, seguiré cerrando los ojos cuando la escena se vaya de madre, y la sangre salpique la cámara. Y en cuanto al lenguaje obsceno, soy de las que cree que depende de las circunstancias. Para algunos puedo ser una mojigata, yo simplemente creo que (todavía) tengo estómago.

He arrancado con estas consideraciones, propias de un comité censor, porque ahora voy a proceder a criticar a un gigante tecnológico que algunos veneran, y no quiero malentendidos. La culpa la tiene mi nivel de entusiasmo respecto a la división de ficción audiovisual que Apple quiere lanzar próximamente, que ha descendido ostensiblemente tras las últimas noticias. Y no quiero que ustedes piensen que la razón de este desánimo es una afición enfermiza por la ficción más salvaje, que enlaza escenas de sexo y violencia entre diálogos obscenos.

Foto: Montaje: R. Cano Opinión

The Wall Street Journal publicó hace unas semanas un reportaje en el que revelaba las dificultades que está atravesando la compañía de Cupertino en su aterrizaje en la industria televisiva. Y no porque nadie se lo esté poniendo difícil, sino porque ellos mismos han optado, en esta época en la que las series aparecen como setas, por ceñirse a un código que peca de mojigatería.

Según recoge el diario neoyorquino “Apple ha dejado claro, según productores y agentes, que quiere programas de alta calidad con estrellas atractivas, pero no quiere sexo gratuito, blasfemia o violencia”. Es decir, Tim Cook renuncia voluntariamente a las libertades que te ofrece la emisión en streaming, que no está obligada a cumplir las normas sobre contenidos que establece la Comisión Federal de Comunicaciones para la televisión convencional.

La prestigiosa compañía tecnológica ha decidido adentrarse en un mercado saturado, en el que Netflix tiene mucho terreno ganado, para ofrecer a sus posibles espectadores vidas extraordinarias y ejemplares, en lugares idílicos, en los que no existen religiones ni conflictos. Lejos de ser una exageración, parece una realidad, a la vista de las declaraciones que recoge el reportaje, en el que señalan que “los propios empleados de la compañía en Los Ángeles están calificando el servicio de “NBC cara”. O lo que es lo mismo, la casa de los melodramas blancos que apenas sirven para algo más que para pasar el rato. No se convierten en la comidilla de la máquina del café ni te llevan a las entregas de premios.

Cancelaciones, retrasos y abandonos

Y lo peor es que Apple ya ha dado muestras de que se toma sus convicciones muy en serio. Aunque quizá tarde. Porque de haberse ceñido al “nada de sexo, violencia y tacos” desde el principio nadie en su sano juicio habría dado el visto bueno a la biografía del rapero Dr. Dre por razones obvias. Fue Cook el que tuvo que archivar el proyecto, que calificó de “demasiado violento”, y sobre el que criticó la presencia de sexo y el consumo de drogas.

Otros proyectos en los que, como requiere la marca de la casa no faltan grandes nombres, se han encontrado con solicitudes un tanto absurdas por parte de la compañía, destinadas a blanquear su producto. En el thriller psicológico que prepara M. Night Shyamalan los ejecutivos de la compañía solicitaron a la producción que prescindiesen de los crucifijos presentes en la casa de una de las parejas, porque “Apple no quería centrarse en la religión o la política”. Y tampoco ha sido visto con buenos ojos el proyecto de Steven Spielberg para realizar un "reboot" del clásico ‘Historias asombrosas’. Una creación que la compañía ha encontrado “demasiado oscura” y que ha terminado con la salida de Bryan Fuller y Hart Hanson del proyecto, y el irremediable retraso del rodaje.

Tampoco se ha librado del ansia puritana de Cook el proyecto encabezado por Reese Witherspoon y Jennifer Anniston, uno de los primeros que anunció la compañía. Según el reportaje, la producción ha tenido que atenuar “sus chistes raciales” y adquirir un tono más optimista, algo que también ha acarreado diversos problemas con un productor ejecutivo. Y que vendría sugerido por el mismísimo Cook, que no disfrutó de la serie tanto como esperaba, teniendo el cuenta lo que le está costando, 240 millones de dólares.

Miedo a la vengaza del espectador

La afición de la compañía de la manzana por la censura no es nueva, y hace un año ya conocimos que Cook había pasado la tijera por el famoso ‘Carpool Karaoke’ de James Corden. Según Bloomberg Apple tuvo que retrasar el lanzamiento del programa en su plataforma por culpa de su “lenguaje grosero y las referencias a la higiene vaginal”. Pero la intención de gastarse mil millones de dólares en producciones televisivas durante 2019 sigue intacta, y Cook ha contratado a algunos de los ejecutivos más codiciados de la industria televisiva.

“Con Apple, puedes decir: “los voy a castigar y no comprar su teléfono o su ordenador” señala Preston Beckham, exejecutivo de programación de NBC y FOX, como principal razón de la beatería de Cook y los suyos. Porque a diferencia de Netflix o Hulu, Apple es algo más que una compañía de streaming y por nada del mundo querría perder compradores de sus productos por una teta o un taco a destiempo. Un razonamiento absurdo, que no creo que se plantee ningún usuario de la compañía, porque si el precio de los productos no le ha desanimado a cambiar, no debería hacerlo una ficción.

En un momento en el que la audiencia pide a la industria televisiva que sea más representativa, Apple pretende encontrar un lugar propio en el mercado a base de guiones que no ofendan a ninguna cultura y sean agnósticos y apolíticos. Y según los mencionados precedentes, todo parece indicar que Cook estaría diseñando una biblioteca propia de regímenes autoritarios, en la que su oferta proponga universos ideales y neutros, y no producciones polémicas que enfadan a dirigentes políticos, como pasó con ‘La Casa de Papel’.

Ahí Apple se equivoca doblemente. Amazon Prime Video, que es "algo más" que streaming, no como Netflix, tiene muchos defectos pero ninguna de sus producciones ha perjudicado directamente a la compañía de Bezos. Ni ha pasado (que sepamos) por un comité censor que ha evitado que haya menos sangre, o menos desnudez, en sus tramas. La compañía de Cupertino también falla al considerar que puede adjudicarse el honor de ser la plataforma más familiar y pura de toda la oferta de streaming. Porque Disney está a la vuelta de la esquina, y tiene una biblioteca con la que Apple no puede ni soñar.

Innovar sin cambiar su imagen

Es muy legítimo que Cook quiera seguir una estrategia propia en su aventura por la industria audiovisual, porque a la compañía siempre le ha funcionado. Quizá, gracias a los algoritmos, el jefe de Apple sabe cuánta violencia, verbal y física, puede soportar un espectador que tiene un iPhone en la mesilla y un Mac en el despacho. Pero tal vez no sea muy lógico diferenciarse de Netflix o HBO por un “quítame de ahí ese puñetazo” ahora que los malos tratos, el racismo, la homofobia o las enfermedades mentales han conseguido colarse en las tramas de todo tipo de series de televisión. Y que están, de alguna manera, vinculadas a todo aquello que rechaza el código de buenas prácticas de la compañía.

A estas alturas de su trayectoria empresarial, Apple podría haber buscado la distinción creando un departamento paritario, que apueste por igual por proyectos liderados por hombres y por mujeres o por la equiparación salarial sobre los escenarios, si quiere comprometerse con la causa. Pero Cook ha preferido convertirse en el juez de la moral "appleliana" limitando la creatividad de los proyectos de ficción de la compañía a un universo en el que no cabrían series como ‘Big Little Lies’, ‘Breaking Bad’ o ‘House of Cards’.

Como recuerda Bloomberg, Apple no es la primera tecnológica en probar suerte en la industria audiovisual y “Yahoo y Microsoft gastaron millones de dólares en programas de televisión antes de retirarse en un par de años, frustrados por el lento ritmo de desarrollo y su incapacidad para atraer audiencias”. La firma de la manzana se ha adentrado en el mundo de las series para lanzar un nuevo producto al mercado con el que aliviar el estancamiento del resto de la compañía. Me cuesta creer que los posibles compradores vayan a hacer cola en una tienda de Apple para llevarse a casa el aparato que eliminará los crucifijos de sus series, y le entretendrá con bromas tibias sobre el color de la piel. Por mucha estrella que haya delante o detrás de las cámaras. Que no queramos vivir en un continuo cuento de la criada no quiere decir que añoremos establecernos permanentemente en la moñería de ‘This is us’.

Por muchas series que vea, y muchos ‘American Gods’ o ‘Juego de Tronos’ que lleguen, las escenas de sexo sin pudor me seguirán incomodando. Todavía hoy, después de haber sobrevivido al temperamento de Tommy Shelby y los suyos, o a la depravación de unos cuantos asesinos en serie, seguiré cerrando los ojos cuando la escena se vaya de madre, y la sangre salpique la cámara. Y en cuanto al lenguaje obsceno, soy de las que cree que depende de las circunstancias. Para algunos puedo ser una mojigata, yo simplemente creo que (todavía) tengo estómago.

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