‘Fuga en Dannemora’: demasiado intimismo para la huida más morbosa de la década

El verano de 2015 arrancó en Estados Unidos con una fuga carcelaria de esas que rellenan miles de horas de televisión y entretienen a un país durante semanas. Richard Matt, que cumplía 25 años de sentencia por asesinato, y David Sweat, encarcelado por matar en una persecución a un policía, no aparecieron en el recuento realizado la mañana del 6 de junio en el Correccional Clinton.

Durante los días siguientes a la fuga, de la que se ocupó personalmente el conocido gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, los tabloides se frotaron las manos con el goteo de información en torno al caso. Los presos habían conseguido herramientas eléctricas que les ayudaron en su escapada. Entre los sospechosos que interrogaban los detectives encargados del caso se encontraba una empleada del centro, en calidad de cómplice de los fugados. El teléfono móvil de esta empleada fue utilizado para comunicarse con el entorno de Matt, y ambos mantenían una relación íntima.

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A lo largo de tres semanas, los norteamericanos, y especialmente los neoyorquinos, desayunaban cada mañana con un nuevo y escabroso detalle sobre la evasión veraniega que había puesto en alerta las granjas y los negocios de las localidades próximas a la prisión. Cuomo ofreció una recompensa de cien mil dólares por cualquier tipo de información que contribuyese a la captura de la pareja. Y las revelaciones sobre huida llevaron a muchos a compararla con la cinematográfica ‘Cadena perpetua’.

Dos meses después del desenlace de la fuga, el actor y director Ben Stiller recibió un guion de Brett Johnson (‘Mad Men’) y Michael Tolkin sobre la archifamosa escapada. El protagonista de ‘El padre de la novia’ rechazó el proyecto, porque no se ajustaba a la realidad y no estaba interesado en “inventar una historia de escape de la prisión”. Cuando el inspectora general de Nueva York publicó el informe oficial sobre el caso, los guionistas pudieron reconstruir su historia a partir de las declaraciones de los implicados. Y Stiller llamó a los creadores para hacerse cargo del proyecto, que esta semana ha llegado a Movistar con el título de ‘Fuga en Dannemora’.

Relaciones humanas

Benicio del Toro (‘Sicario’), en el papel de Richard Matt, y Paul Dano (‘Guerra y paz’) como David Sweat son dos de los protagonistas de esta miniserie compuesta por siete episodios. La tercera en discordia es Patricia Arquette (‘CSI:Cyber’), que se pone en la piel (casi literalmente) de la trabajadora de la sastrería de la prisión Tilly Mitchell. Un triángulo que llega más allá de lo que las leyes permiten, dentro y fuera del Correccional Clinton.

Inspirado por ‘Tarde de Perros’ y ‘Pelham 1,2,3’, Stiller desveló en la presentación de la serie, durante el Mipcom de Cannes, que el guion le permitió ir más allá de los titulares sensacionalistas, y adentrarse en la vida interior de los protagonistas de la historia. “Se trata de relaciones humanas, y es un drama. Pensé que podría ser algo divertido, pero terminó siendo un poco más serio” explicó.

Escape sin acción

Stiller es más sincero en sus declaraciones, que la producción con su título. Porque cuando uno se pone delante de una serie que lleva por título la palabra “fuga” espera que, en algún momento, el desarrollo de la historia derive en algo de acción. Y eso no pasa en el primer episodio, que es todo lo que hemos podido ver en nuestro país. Si nos acercamos a la crítica estadounidense descubriremos que tampoco sucede en el segundo. Ni en el tercero. O el cuarto.

El deseo de Stiller de profundizar en la personalidad del trío protagonista, sus motivaciones en la rutina carcelaria y su vida personal hacen de ‘Fuga de Dannemora’ un relato sosegado sobre dos universos diferentes pero conectados. Por un lado Del Toro y Dano ofrecen un relato personal sobre dos criminales diferentes unidos por un sueño. Por otro, a través del rol de Arquette, la producción ofrece una visión muy particular de la clase trabajadora norteamericana. Y sin ser esto malo, es poco probable que sea lo que busca el espectador.

Alicientes interpretativos

El planteamiento de ‘Fuga de Dannemora’ es discutible desde el principio. En su episodio inicial, la creación de Johnson y Tolkin se divide en dos espacios temporales, y arranca con la investigación de la inspectora general de Nueva York. Pero buena parte de la hora de metraje que dura el capítulo se dedica a descubrir cómo era la vida de Matt y Sweat entre rejas antes de la fuga. Interesante aportación, pero excesivamente extensa ya en el primer episodio. Un aperitivo demasiado pesado para lo que sugiere la historia en la que se basa aunque, según parece, es fiel a lo que la serie quiere contar.

Para narrar el plan de Matt, que terminó facilitando Sweat, Stiller apuesta por una visión amplia a través de la imagen en Cinemascope. La aportación cinematográfica con la que también se arriesgó Scott Frank en ‘Godlees’ ayuda al director a enmarcar entre los barrotes de las celdas a los protagonistas de la historia. Otro intento de dotar de carácter a un relato interesante que, lamentablemente, no tiene claro su rumbo. Si insistimos en encontrarlos, los principales atractivos de ‘Fuga de Dannemora’ son, por este orden, el (de nuevo) brillante trabajo de Dano, la transformación de Arquette y Del Toro. Y congelar la imagen para descubrir algo de Eric Lange (‘Narcos’) en Lyle Mitchell, el marido de Tilly.