España zarpa a Eurovisión 2019 con desgana y el corazón mordido

Con la preselección de los temas candidatos a representar a España en Eurovisión, me sucede lo mismo que con 'Operación Triunfo': me siento como en el capítulo interactivo 'Bandersnatch' de 'Black Mirror'. Tengo la ilusión de elegir, pero es solo eso, una ilusión. Y precisamente la falta ella, la carencia de esa ilusión, es la sensación que traslada el inicio de nuestra andadura este año hacia el que es, no lo olvidemos, el Festival de la Canción más grande en términos de audiencia, estimada en unos 200 millones de espectadores, y también el programa de televisión más antiguo que todavía se mantiene en emisión. De modo que... un respeto a sus canas.

España forma parte del grupo de los Big Five (fundadores del Festival) y, por ello, paga una cuota más elevada que el resto de países participantes junto a Italia, Inglaterra, Francia y Alemania. A cambio, tiene asegurada su participación en la gran final sin tener que pasar por semifinales. Esta pertenencia al grupo 'VIP' de Eurovisión choca con el descrédito del papel que desempeña nuestros país en los últimos años. Cierto es que las relaciones internacionales, las vecindades políticas y los flujos migratorios influyen mucho (demasiado) en el resultado final, pero parece claro que nuestro país lleva demasiadas ediciones sin poner toda la carne en el asador.

['Muérdeme', de María, canción favorita de los eurofans para Eurovisión 2019]

Los veinte 'Eurotemazos' prometidos en septiembre para ser interpretados por los 16 concursantes de la última edición de 'OT', pasaron, en primer lugar, a ser 17 canciones, interpretadas por únicamente 13 aspirantes. Aquí ya comenzó el desvarío. Pero el hecho de que el privilegiado Miki, que no llegó a la final, quedando en sexta posición, optase a represetar a España con tres temas, mientras que el ganador de la Edición Famous sostuviese un único tema, ha sido muy criticado en las redes sociales.

Más allá de las dudas con respecto a la arbitrariedad de la selección de los temas, la respuesta ha sido prácticamente unánime en lo que a la calidad de los mismos: de 'Eurotemazos' más bien poco. Canciones que parecen anticuadas y ñoñas, canciones que suenan a réplicas, latineo prefabricado y pop oportunista.

Finalmente, tras el primer filtro de las votaciones, hemos podido escuchar las diez canciones finalistas completas: han recibido unos retoques, que en algunos casos, claramente no son suficientes. En 'Hoy Soñaré', la voz de Sabela, por ejemplo, parece mal acoplada. Necesitaría mucho más para sonar como alguna de sus rivales. Sin sorpresas con respecto a 'Hoy vuelvo a reír otra vez', de Noelia, que parece una resurrección del 'Quédate conmigo' de Pastora Soler. Cambio de letra para 'La Clave', de Natalia, que le hace ganar enteros. 'La Venda', de Miki, gusta por fresca y festiva, pero sigue sin convencer para Eurovisión. Cuidado con 'Nadie se salva', que puede ser la gran sorpresa en el especial 'OT' de este domingo. A fin y al cabo, el binomio de Natalia-Miki, es, según muchos, la apuesta principal del programa.

'No puedo más', interpretada por Famous sigue sonando a vieja canción de Jon Secada ('Otro día más sin verte'), mientras que 'Qué quieres que haga', de Julia, parece una canción anónima de Vanesa Martín o India Martínez. Y el problema del manido latineo de 'Se nota' de Carlos Right, es que a los 5 minutos ya se te ha olvidado por completo; algo parecido le pasa a Marilia con 'Todo bien'.

Quizás no es necesario realizar un estudio pormenorizado de lo que triunfa en el certamen. A fin de cuentas, la gracia de Eurovisión es ser un alegre crucero musical que navega a través de los años a la deriva. Pero como mínimo la organización española debería plantearse si está dispuesta a esforzarse por simular que queremos ganar alguna edición.

Entre esta gama de grises destaca un tema, que, quizás por sonar diferente, ha encendido el entusiasmo de los eurofans. Nada casual: pínteme de amarillo una bola y póngame el resto en negro, y ya le diré en cuál me fijo. María, que ya ha manifestado que no siente que el tema que han escogido para ella identifique su estilo, ha conseguido despuntar como la propuesta elegida por el público.

El tema 'Muérdeme', compuesto por Juan Luis Suárez, David Feito, de 'El Sueño de Morfeo', Victoria Riba, Nuria Azzouzi y Rosa Martínez, ha aprendido del éxito de 'Lo Malo', canción que gran número de eurofans apoyó como ganadora en la anterior edición (y que ha demostrado llevarse el gato al agua), y repite ese tono latino-sensual, que a muchos horroriza, y a otros tantos hace mover las caderas.

Lo que resulta paradójico es que la carismática triunfita ha insistido en reiteradas ocasiones que quizás no sea ella la mejor opción ("creo que hay compañeros a los que le haría más ilusión que a mí"). Vamos, que casi parece que elegirla es hacerle una puta mala jugada.

La organización española debería plantearse si está dispuesta a esforzarse por simular que queremos ganar alguna edición

Y eso nos plantea una cuestión de fondo: ¿Tanto se ha degradado nuestro interés por Eurovisión que ahora ser designado representante para acudir al certamen es un fastidio? ¿Tan pocas opciones tenemos como para seleccionar a nuestro representante de entre cantantes desmotivados y canciones desganadas?

Sea como fuere, ya veremos qué pasa el la gala de 'OT: Eurovisión' de este domingo (La 1, a las 22:05h), pero tal parece el desacierto del resto de 'Eurotemazos', que María, le apetezca o no plantarse en Tel Aviv a representarnos, tiene a todo el mundo, tal y como anunciaba la letra de su canción: "Si yo quiero, tú quieres, si me atrevo, te atreves... Muérdeme el corazón". Pues eso, María, si tú quieres y te atreves... con el corazón mordido, a Eurovisión.