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Las nuevas parejas de la crisis inmobiliaria
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J. L. Bárcenas

El Ojo Clínico de la Inversión Inmobiliaria

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Las nuevas parejas de la crisis inmobiliaria

Dentro de lo duro y cruel que está resultando el camino a recorrer por los angostos vericuetos de la crisis económica, en general, y de

Dentro de lo duro y cruel que está resultando el camino a recorrer por los angostos vericuetos de la crisis económica, en general, y de la crisis inmobiliaria, en particular, no falta tiempo para, muy de vez en cuando, relajarse un poco, y comentar en un tono más distendido que el habitual, ciertos aspectos de la actual situación que, si no fuera por lo trágico del momento, serían hasta divertidos.

 

Quien practique el senderismo, montañismo, haya realizado alguna peregrinación del estilo del Camino de Santiago o, simplemente, salga a pasear después de comer para realizar las ya famosas “rutas del colesterol”, habrá experimentado lo que cambia el caminar cuando, de vez en cuando, se hace una pausa para recuperar fuerzas y, sobre todo, observar el paisaje y el entorno que le rodea, así como el tramo ya andado. El andar mirando los pies de quien te precede se queda en un simple ejercicio físico. Eso es un despilfarro. Algo parecido sucede con la actividad económica y empresarial. Muchas veces estamos tan implicados en el día a día, con tantas urgencias para todo que, muy a nuestro pesar, perdemos la visión panorámica de nuestro entorno.

 

Uno de estos detalles, comentado por los profesionales del sector, es el cambio producido en varios de los Departamentos de Promotores existentes en aquellas entidades financieras que tan gustosamente prestaron dinero a los empresarios del sector y que, con el mismo desparpajo, ahora se lo retiran. Se ha notado la política de prejubilaciones llevada a cabo por varios bancos y cajas y un rejuvenecimiento de plantilla que ha traído de la mano la aparición de una nueva figura, inexistente hasta la fecha: la “pareja bancaria promotora”. Tras las parejas de la Guardia Civil, el Gordo y el Flaco, Astérix y Obélix etc... han surgido estas nuevos duetos que, por lo general, tienen varios rasgos comunes, como son:

Ø  La edad, tanto física como laboral, de los nuevos actores ha descendido notablemente. Si se dedicaron a jubilar anticipadamente a quien cumplía los 50-55 años de edad, (más de un banco estará echando de menos la experiencia de estos buenos profesionales sacrificados anticipadamente) qué menos que quienes les sustituyan ronden los 30 años de edad. 20-25 años de vida profesional por delante es buen estímulo para levantarse cada mañana para acudir al trabajo.

Ø  No sé si habrá tenido algo que ver la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, pero el caso es que, unos departamentos donde apenas había mujeres, han pasado a cumplir a rajatabla, salvo contadas excepciones, con esa paridad tan cacareada y exigida desde el Gobierno. En esto sí han sido obedientes los bancos. A ver si siguen así y acaban prestando dinero a quien se lo pida.

Ø  De esta forma, la estructura de estos departamentos ha pasado a ser, de masculina y unipersonal, a unisex y bipersonal.

Ø  Eso sí, la paridad mencionada anteriormente se cumple en cuanto al número de profesionales en estas oficinas pero no rige, ni mucho menos, en lo que a responsabilidad laboral se refiere. En estas parejas de nuevo cuño es el hombre el que dirige el departamento, dejando a la mujer el papel de gestora y de enlace con los promotores. Estas mujeres siempre tienen guardada la mejor de sus sonrisas para comunicarte, un viernes a las 15.00 horas (suele ser el momento elegido para dar las peores noticias. Hay que apagar los móviles a las 14.00 e irse de fin de semana), que el banco ha decidido no renovar un préstamo, no ampliarlo o, como viene sucediendo en estos últimos meses, que no comprará activos inmobiliarios de la sociedad, tal y como era el deseo del promotor.

Ø  Cuando un promotor recibe una noticia de este tipo, por mucho que insista al nuevo interlocutor de segundo grado para tratar de renegociar esa decisión del banco, se encuentra con que esta persona no tiene rango para decidir o negociar este tipo de situaciones, tan sólo para comunicarlas y, casualmente, su pareja de baile, el director del departamento, está reunido en interminables comités de riesgos y es casi imposible contactar con él. Ni Starsky & Hutch se cubrían mejor las espaldas.

Ø  Para no faltar a la verdad, hay que decir que también hay algún departamento de promotores dirigido por alguna mujer que, cual Agustina de Aragón, no deja lugar a dudas de quién manda en esa oficina. Eso sí que es mandar con autoridad.

Ø  Aun así hay que reconocer que la llegada de estos nuevos profesionales al sector inmobiliario ha aportado mayor frescura, agilidad a la hora de montar operaciones y acceso a información bancaria más rápido y efectivo. Eso sí, lo que no ha traído es un solo euro fresco de financiación adicional.

En fin, creo que los Bancos han adelantado Carnavales y se van cambiando la careta pero, mucho me temo, tras esa máscara, la vida sigue igual.

Todo mi apoyo y reconocimiento a estas personas que muchas veces tienen que cargar con la fama de ser los malos de la película cuando, lo sé de buena tinta, están sufriendo, tanto como el que más, en todo este proceso de crisis inmobiliaria. Qué mas quisieran ellos que cumplir con las peticiones de los promotores pero quien decide, por desgracia, no son ellos.

Dentro de lo duro y cruel que está resultando el camino a recorrer por los angostos vericuetos de la crisis económica, en general, y de la crisis inmobiliaria, en particular, no falta tiempo para, muy de vez en cuando, relajarse un poco, y comentar en un tono más distendido que el habitual, ciertos aspectos de la actual situación que, si no fuera por lo trágico del momento, serían hasta divertidos.