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Atomic, la gran máquina del jazz
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Atomic, la gran máquina del jazz

El quinteto sueco-noruego de jazz Atomic rompe tópicos. Por un lado con el del aspecto por parte de algunos de sus miembros. Es difícil adivinar a

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Atomic, la gran máquina del jazz

El quinteto sueco-noruego de jazz Atomic rompe tópicos. Por un lado con el del aspecto por parte de algunos de sus miembros. Es difícil adivinar a simple vista que el contrabajista Ingebrigt Haker-Flaten sea de Oslo, mientras que el baterista del grupo -Paal Nilssen-Love- en plena acción, más que nórdico parece un sosías no hormonado del mismísimo Arnold Schwarzenegger. Sin embargo lo que más puede llegar a desconcertar en cuanto a su origen es la música que llevan creando desde 1999. Si hablamos de jazz y de los países nórdicos, las dos referencias que surgen de un modo casi natural son las del saxofonista (noruego) Jan Garbarek y la de los suecos E.S.T. (Esbjorn Svensson Trio), y quizás también asociado a sus paisajes esa etiqueta que se conoce como el sonido ECM, en referencia a la música de una parte de las producciones del sello alemán, en el que han grabado músicos del centro y norte de Europa Occidental, y por supuesto de la península escandinava.

El jazz en Europa

Europa es el lugar donde las grandes figuras norteamericanas del género logran hacer cajaEn los países del norte de Europa ha habido una receptividad enorme a las diferentes corrientes que han ido desarrollándose a lo largo de toda la historia del jazz. Este no es un fenómelo local, ya que toda Europa, en la medida de sus posibilidades, ha sido desde el inicio del siglo XX sumamente receptiva a esta música. Se podría mencionar que el primer festival de jazz que se organizó no fue en su país de origen sino en Francia. Por otra parte, mientras que en Estados Unidos un gran número de músicos de jazz no lograban un merecido reconocimiento (no hay que olvidar que hasta la década de los sesenta seguían vigentes leyes que promovían el segregacionismo), hay quienes decidieron emigrar y establecerse en Europa obteniendo lo que en su país de origen se les negaba. Se podría citar como mejor ejemplo de todo esto a Sidney Bechet, toda una figura establecida en Francia. Para finalizar habría que citar que en la actualidad, Europa, con la gran cantidad de festivales con enormes presupuestos que tienen lugar a lo largo y ancho de su geografía especialmente en verano, pero también en primavera y otoño, es un lugar de paso obligado -a veces de residencia estacional- de las grandes figuras norteamericanas del género, el lugar en el que logran hacer caja.

El free-jazz y los países nórdicos

Volviendo a los países nórdicos y al quinteto Atomic, no resulta extraño en absoluto que su música se aleje de los tópicos asociados a la música del norte de Europa. La suya no es una música melancólica que trae a la memoria paisajes neblinosos, llenos de la falta de luminosidad de un sol de medianoche, o ligada a las melodías tradicionales propias de los grandes compositores nacionalistas de la época romántica de la música clásica, sino que entroncan directamente con una música energética y desinhibida como el free jazz.

Sin intentar abrumar con multitud de datos, conviene recordar que Dinamarca y Finlandia fueron de los primeros países en Europa que recibieron, allá por 1962, a estandartes de ese movimiento como Cecil Taylor, Archie Shepp, Bill Dixon o Albert Ayler, quien eligió para su primera grabación a músicos suecos y daneses. Precisamente el noruego Jan Garbarek, que ayudó a definir el sonido ECM, creando una versión a la europea del jazz por medio de la mezcla del folklore local con la improvisación, fue en los inicios de su carrera un seguidor de John Coltrane (otro de los popes del free-jazz). 

Atomic: música de alto voltaje

Recurriendo a un juego de palabras, se podría decir que Atomic lleva desde 1999 creando una música de alto voltaje. El quinteto no lleva a su música, ausencia de composiciones mediante, al aparente caos del free-jazz más radical o a la libertad total expresiva de la improvisación libre, sino que su propuesta está basada en una mayoría de composiciones propias junto con alguna versión. Todos los músicos de Atomic han participado en el repertorio del grupo aportando alguna pieza, aunque son el pianista Havard Wiik y el saxofonista y clarinetista Fredrik Ljungkvist quienes han creado la mayoría de las composiciones. Con ellas (especialmente en directo -su hábitat por antonomasia-), logran reunir la energía e inmediatez del free jazz, con la solidez de un buen repertorio. Todo ello ha quedado reflejado tanto en discos en estudio (Feet Music, Boom Boom, Happy New Ears y Here Comes Everydody), como en grabaciones en directo (el doble CD Theater Tilters, o las cajas triples The Bikini Tapes y Retrograde) en las que lo mismo volvían la vista a temas ya grabados en estudio, que presentaban nuevas creaciones tal y como ocurría en las grabaciones citadas. A todo ello hay que unir otro par de CD dobles (Nuclear Assembly Hall y Distil) grabados en compañía del grupo School Days de Ken Vandermark, uno de los grandes agitadores de la escena del jazz en Chicago. Todas ellas son unas obras son más que recomendables.

También conviene no dejar de citar que los cinco integrantes de Atomic han ido desarrollando unas carreras muy interesantes más allá de su grupo matriz. De todos ellos destacan sobremanera los integrantes de la sección rítmica (compuesta por el baterista Paal Nilssen-Love y el contrabajista Ingebrigt Haker-Flaten). Ambos músicos resultan imprescindibles entre lo más interesante de la escena del free-jazz y la libre improvisación a nivel mundial.

Atomic en España

Atomic publicaba a finales de 2011 en Jazzland Recordings, sello subsidiario de Universal en los países nórdicos, su última obra titulada Here Comes Everybody, que presentarán en España con dos conciertos en Barcelona (22 y 23 de mayo en la Cova del Drac, Jazzroom) y Málaga (25 de mayo en el Museo Pablo Picasso dentro del ciclo “Música en el Picasso. Saxo Jazz”). Sin demasiadas sorpresas ni en cuanto al contenido ni en cuanto a su envoltorio, el quinteto se vuelve a mostrar engrasado a la perfección. Havard Wiik y Fredrik Ljungkvist (cuatro a tres), vuelven a ser los autores de los siete temas.

Si las previsiones no fallan, y con ellos no es fácil equivocarse, sus tres conciertos en nuestro país, encajados en medio de una pequeña gira por Europa, los deberían mostrar como la gran maquinaria de jazz en directo que son. Una sorpresa hace ya unos cuantos años años (cuando dejaron estupefacta a una audiencia variopinta en su primer concierto en nuestro país en San Sebastián), una propuesta ya asentada, firme y segura en 2012.    

Pachi Tapiz* es director de Toma Jazz

El quinteto sueco-noruego de jazz Atomic rompe tópicos. Por un lado con el del aspecto por parte de algunos de sus miembros. Es difícil adivinar a simple vista que el contrabajista Ingebrigt Haker-Flaten sea de Oslo, mientras que el baterista del grupo -Paal Nilssen-Love- en plena acción, más que nórdico parece un sosías no hormonado del mismísimo Arnold Schwarzenegger. Sin embargo lo que más puede llegar a desconcertar en cuanto a su origen es la música que llevan creando desde 1999. Si hablamos de jazz y de los países nórdicos, las dos referencias que surgen de un modo casi natural son las del saxofonista (noruego) Jan Garbarek y la de los suecos E.S.T. (Esbjorn Svensson Trio), y quizás también asociado a sus paisajes esa etiqueta que se conoce como el sonido ECM, en referencia a la música de una parte de las producciones del sello alemán, en el que han grabado músicos del centro y norte de Europa Occidental, y por supuesto de la península escandinava.