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Hijos en peligro: sexting en la Red
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Rocío Mayoral

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Hijos en peligro: sexting en la Red

¿Conocemos las prácticas de nuestros hijos cuando están ante un ordenador? ¿Sabemos lo que es el sexting? Pues debiéramos, porque muchos lo practican. El sexting (sex

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Hijos en peligro: sexting en la Red

¿Conocemos las prácticas de nuestros hijos cuando están ante un ordenador? ¿Sabemos lo que es el sexting? Pues debiéramos, porque muchos lo practican. El sexting (sex y texting) nació como envío de mensajes de texto de contenido picante a través de móviles. Pero concepto y forma han evolucionado y hoy lo que se envía son principalmente fotos o vídeos personales de connotación sexual producidos normalmente por el propio remitente.

Según estudios recientes, parece que esta práctica se encuentra bastante extendida. Sabemos que se inicia en torno a los 14 años y es habitual sobre todo en chicas.

Recientemente un estudio de la Universidad de New Hampshire reflejaba que un 1% de norteamericanos de entre 10 y 17 años envía imágenes de este tipo a través de la Red. Un 7% afirma recibirlas. En nuestro país las cifras son mayores. En 2010 el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco) presentó datos según los cuales un 4% de jóvenes entre 10 y 16 años afirmó haber enviado fotos o vídeos provocativos con su imagen. Un 8,1% los recibió. Otros estudios presentan cifras más alarmantes. Cox Communications en una muestra con adolescentes americanos eleva la cifra a un 19%... Y en otros países, como  Argentina, la asociación Chicos.net habla de un 36%. Pero más allá de las cifras y de los modelos de encuestas, la percepción de todos los expertos es que esta práctica entre adolescentes aumenta a pasos agigantados. ¿Tenemos conciencia de su trascendencia?

El sexting empieza como un juego. Los menores primero cuelgan fotos inocentes pero un día se atreven con otras más provocativas; los amigos las comentan; descubren el placer de ser admirados… Y lo que empieza siendo picante a veces sube de tono y el sexo aparece como una forma más de jugar. En principio, no parece malo. Pero hoy el juego es a través de la Red ¡y a la vista de un número incalculable de personas que la usa! ¿Es posible controlar esas imágenes? Todos sabemos la respuesta: no. La travesura inicial puede derivar en algo serio.

Los jóvenes se sienten seguros. Pero no debieran. El estudio de Cox Communications mostró que el 60% de los adolescentes que practicaban sexting enviaba las imágenes a su pareja, pero el 11% reconocía haberlas enviado a personas que no conocían. El 81% de ellos era menor de 18 años. Sexo, impulsividad, falta de previsión… En fin, adolescentes sin conciencia del riesgo.

Daños incalculables

Es alta la cifra de niñas que un día colgaron fotos provocativas o imágenes de sexo en Internet y hoy son ridiculizadas, insultadas, acosadas a través de este medio. Cuando piden ayuda, su fama de “chica mala” traspasa ciudades y es conocida y vilipendiada en sitios donde nunca puso un pie. Hablo de casos reales. La sensación de indefensión desborda a las víctimas y sus familias.

Muchas veces el daño lo realizan otros jóvenes. Pero otras son adultos que se hacen pasar por menores en las redes sociales. Los pedófilos suelen verse atraídos por imágenes insinuantes que cuelgan los propios menores. A pesar de la divulgación, se debe seguir estando alerta. Los expertos recuerdan que hace 10 años un acosador adulto podía contactar con 4 ó 5 menores. Hoy gracias a la tecnología, pueden hacerlo con centenares.

Pero no es sólo acoso. Hay otros riesgos. A través de prácticas como éstas, los adolescentes son cada vez mayores consumidores de pornografía extrema a través de internet; y a edades cada vez más tempranas. Realmente muchos no están preparados aún. Desmitifican en exceso los riesgos, entre ellos el de mostrarse a sí mismos practicando o incitando al sexo.

Y qué decir de la presencia en la Red. ¿Cómo explicar a esos jóvenes que “sólo viven en presente” que quien hoy ve sus fotos, mañana puede entrevistarles para un trabajo?...

Numerosos países comienzan a hacerse eco del problema. Muchos han expresado su preocupación por el auge de este fenómeno y las nuevas tipologías de delitos que están provocando. En los dos últimos años, se están emitiendo decretos o realizando modificaciones legislativas urgentes entre otras cosas para diferenciar la pornografía infantil de los casos de sexting. Los colegios e institutos estudian nuevas medidas de actuación…

Pero algo empieza a cambiar también en los jóvenes. Afortunadamente, cada vez son más los que solicitan ayuda de padres, profesores y organizaciones. Recientemente la Fundación Anar, de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, expuso que de las 162.000 llamadas de menores recibidas en 2010 en torno al 1% pedía ayuda por problemas relacionados con el sexting.

¿Hacia dónde vamos?

Los avances tecnológicos y las redes sociales han mejorado nuestra vida en muchos sentidos. Pero también han cambiado muchas mentalidades, no sólo en jóvenes, sino también en adultos. Últimamente la cultura sobre la privacidad ha dado un giro importante. Hoy la ley la protege más que nunca pero, ¿y nosotros?  Publicamos nuestras fotos a través de la Red, pero también exponemos nuestros pensamientos, nuestro cuerpo, nuestra vida, con quién nos relacionamos,… ¿No es una paradoja? ¿Malo? Quizás, no pero sí un riesgo.

Y, ¿por qué alarmarnos de lo que hacen los menores si muchos adultos hacen lo mismo? ¿No existen fotos insinuantes de gente seria en Facebook? Que cada vez más famosos practiquen sexting tampoco ayuda. Aunque también tengan problemas. Recientemente unos hackers robaron e hicieron circular en Internet fotos de Scarlett Johansonn desnuda, que ella misma tomó. Otros artistas vivieron casos similares: Hillary Duff, RihannaSexting, nuevas tecnologías y sexo. Estupendo en privado. Pero, ¿puede siempre controlarse? Ellas no pudieron.

Es necesario tomar conciencia. Aunque nuestros hijos no sean acosados, se exhiben en exceso a través de la Red. E Internet no se controla. El culto a la imagen impera, pero el respeto a sí mismo y el control de la propia vida siguen siendo valores fundamentales. Debiéramos revisar con nuestros hijos, si podemos, las imágenes que cuelgan en redes sociales (muchos quedarán sorprendidos). Aconsejar sobre ellas… Después quizás también debiéramos revisar las nuestras… pero nosotros ya somos adultos. Aunque puede que alguno solo por edad.

¿Conocemos las prácticas de nuestros hijos cuando están ante un ordenador? ¿Sabemos lo que es el sexting? Pues debiéramos, porque muchos lo practican. El sexting (sex y texting) nació como envío de mensajes de texto de contenido picante a través de móviles. Pero concepto y forma han evolucionado y hoy lo que se envía son principalmente fotos o vídeos personales de connotación sexual producidos normalmente por el propio remitente.