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Yo quiero trabajar en La Roja S.A.
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Sonia Franco

Pase sin Llamar

Por
Sonia Franco

Yo quiero trabajar en La Roja S.A.

La verdad es que no me gusta el fútbol, pero en semanas como ésta eso es lo de menos. Lo importante es que todos los españoles

La verdad es que no me gusta el fútbol, pero en semanas como ésta eso es lo de menos. Lo importante es que todos los españoles nos hemos sentido bien porque un grupo de deportistas ha llevado a España a lo más alto en un momento en que andamos muy necesitados de cosas en las que creer. La Selección Española es, al menos durante unos días, nuestro clavo ardiendo en medio de un panorama cuando menos sombrío. ¿Cómo podemos agarrarnos a este sentimiento y no dejarlo escapar?

Tic, tac, tic, tac (que no tiqui taca, tiqui taca). Frunzo el ceño y muerdo el boli, pero no se me ocurre el modo, ya lo siento. Pero sí puedo soñar un poco. Y sueño con trabajar en una empresa en la que los valores corporativos se asemejen a los de La Roja S.A., con un presidente a lo Vicente del Bosque, y un CEO parecido a Iker Casillas.

Veamos. Para eso es fundamental que la empresa en cuestión interiorice una serie de valores corporativos, entendidos como esos conceptos, costumbres, actuaciones, actitudes y comportamientos que convierten a una compañía en lo que es y le proporcionan ventajas competitivas frente a las otras. Para instaurarlos es necesario el deseo de hacerlo (sobre todo de quién manda), la puesta en marcha de la estrategia adecuada y el compromiso suficiente para conseguirlo.

Ahora fundemos La Roja SA, esa compañía en la que querríamos trabajar todos. Y establezcamos sus valores en tres frentes: los de la empresa, los de los empleados y los del producto.

-Valores de la empresa: Son los que la definen como institución, los que responden a la voluntad de sus accionistas y del primer ejecutivo. Si los dueños de La Roja somos los españoles, Del Bosque se ha convertido en el perfecto transmisor de nuestros deseos y nos ha dado un equipo (empresa) que brilla por su solidez y su constancia: nunca decepciona. Brillan con luz propia el trabajo en equipo, el pragmatismo, la solidaridad y el espíritu ganador. Con un liderazgo adecuado y una clara definición de los roles, el objetivo siempre está claro: ganar. Pero con ese puntito de humildad que tanta simpatía genera y que les falta a tantas empresas. “La derrota enseña más que la victoria y algún día llegará. Hay que prepararse para entonces”, decía Del Bosque hace unos días. Si ya queríamos al jefe, ahora le queremos más.

-Valores de los empleados: Es el modo en el que actúan los trabajadores. Y en el caso de La Roja sobran la motivación, el orgullo, el respeto, la ilusión, el afán de superación, el espíritu de sacrificio y el esfuerzo constante, aderezado con altas dosis de honestidad. Pero si hay una característica que da especial lustre a este equipo es, además del talento de los jugadores, la confianza que cada jugador tiene en sí mismo y en el equipo en su conjunto. ¡Cuántas empresas darían su reino por poder presumir de esto!

-Valores del producto: Tienen que ver con los conceptos relacionados con el desarrollo del producto. Aquí entran la calidad, la técnica, el juego limpio y el cumplimiento de los compromisos. ¿El resultado? Un producto impecable que ha hecho más por la Marca España que los esfuerzos de todo nuestro Gobierno y empresariado juntos.

Un pedazo de compañía, ¿no creéis? Porque, además, paga bien y en función del desempeño.

Si España fuese una empresa, querría ser La Roja. Y que todos nos sintiésemos orgullosos de trabajar por y para ella dando el 200%, lo que nos vendría muy bien para salir de la crisis. Con un ejemplo tan cercano, ¿por qué no seguirlo? ¡Que viva España!

La verdad es que no me gusta el fútbol, pero en semanas como ésta eso es lo de menos. Lo importante es que todos los españoles nos hemos sentido bien porque un grupo de deportistas ha llevado a España a lo más alto en un momento en que andamos muy necesitados de cosas en las que creer. La Selección Española es, al menos durante unos días, nuestro clavo ardiendo en medio de un panorama cuando menos sombrío. ¿Cómo podemos agarrarnos a este sentimiento y no dejarlo escapar?