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Así han sido las negociaciones con el Eurogrupo: la versión griega
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Esteban Hernández

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Así han sido las negociaciones con el Eurogrupo: la versión griega

Un asesor del Gobierno de Tsipras presente en el proceso negociador explica cómo se ha desarrollado, por qué el Eurogrupo no quería llegar a un acuerdo y qué tiene de malo para la UE

Foto: Jeroen Dijsselbloem, el hombre malo de las negociaciones, junto con Schäuble, según los griegos. (Reuters)
Jeroen Dijsselbloem, el hombre malo de las negociaciones, junto con Schäuble, según los griegos. (Reuters)

Evgeny Morozov, el autor de El desengaño de Internet (Ed. Destino) explicaba así lo que compone el algoritmo de Europa: “Coge algo de arrogancia, añade incompetencia, trata los conflictos económicos como si fueran morales, castiga todo disenso y falsea la democracia”. Si creemos la versión griega de las negociaciones con el Eurogrupo y la UE, quizá lo argumentado por Morozov no esté tan lejos de la realidad.

Poco antes del reférendum, un consejero del Gobierno de Tsipras dialogó con varios periodistas franceses, una conversación que quedó recogida en un artículo de Mediapart. El insider, que estuvo durante todos estos meses en el corazón del equipo ministerial encargado de negociar con la UE, describe con detalle un proceso tenso y cuajado de irracionalidad que no podía acabar de otra manera que en el desacuerdo.

El estrangulamiento progresivo de Grecia

“Las negociaciones no han sido posibles. Los griegos lo hemos intentado todo, pero las instituciones europeas han rechazado sistemáticamente las propuestas de reforma sin mirarlas. Varufakis les dijo: 'Vamos a completar cuatro o cinco reformas en las que todos estamos de acuerdo y que consideramos necesarias, dejadnos ponerlas en práctica y después podréis evaluar el resultado'. Pero se negaron alegando que necesitaban un acuerdo marco global antes de iniciar estas reformas. 'Si decidís implementarlas, de acuerdo, pero será una acción unilateral'. Su argumento era que, aunque estaban de acuerdo, aún no habían determinado el superávit presupuestario primario".

Durante doce meses pagamos alrededor de 10.000 millones a los acreedores de nuestros propios recursos sin que ellos cumplieran su parte

Según el asesor griego, han llevado a su país a un estrangulamiento progresivo, incluso no facilitándoles el dinero que habían firmado en acuerdos anteriores. “La UE nos debe 17.000 millones de euros en virtud del acuerdo suscrito el 20 de febrero, parte de los cuales debían salir del fondo de estabilidad financiera. No hemos recibido ni un céntimo desde junio del año pasado. Durante doce meses, pagamos alrededor de 10 mil millones a los acreedores a partir de nuestros propios recursos, sin recibir ni un euro de los suyos, como habían acordado”.

A pesar de estos incumplimientos, Varufakis pensaba que todavía era posible un acuerdo racional. Lo cual era difícil, apunta el miembro del equipo de Tsipras, porque el colapso de la economía griega no iba a tener mayores repercusiones para la economía europea, lo cual los dejaba en una posición muy débil. “Schäuble y Berlín fueron listos y alimentaron artificialmente la crisis diciendo que Grecia no daba cifras y que no estaba cooperando en absoluto. El euro, en lugar de caer con esas declaraciones, subió”.

O firmas el memorando o tu economía se derrumbará, porque vamos a dejar caer a tus bancos

Tampoco el equipo negociador estaba dirigido por la persona más simpática para el Eurogrupo. “Varufakis no caía bien porque era un hombre que se vestía de otra manera, que estaba muy seguro de sí mismo, que era amable, abierto y honesto. Los ministros del Eurogrupo se han encontrado con una persona muy diferente de aquellas con las que se codean en su círculo, y que es también muy distinto de los otros representantes políticos con los que tratan. Era alguien no conveniente. Y al mismo tiempo es una celebridad, lo que hacía que se le odiase aún más”.

“Esperaba que reinase la razón”

Lo que latía en el fondo de las diferentes negociaciones era la hegemonía ideológica, lo que hacía muy difícil el deseo de Varufakis de revertir la opinión pública en Europa. Combatieron con él por todos los medios, asegura el asesor: destruyeron su imagen, hubo represalias y hubo amenazas. “En febrero Dijsselbloem dijo a Varufakis: 'O firmas el memorando o tu economía se derrumbará, porque vamos a dejar caer a tus bancos'. El presidente del Eurogrupo dijo eso. En su última entrevista en la televisión griega, Varufakis explicó que no había denunciado estas posiciones porque esperaba que aun así la razón prevalecería en las negociaciones”.

Cuando Varufakis dijo que había grabado las reuniones para poder informar a Tsipras, hubo muchos gritos en la sala

También existió un deseo de humillación explícito: después del anuncio del referéndum, se excluyó a Varufakis del Eurogrupo, una resolución que no estaba amparada en ninguna norma. Cuando preguntó el exministro griego que quién había sido el responsable, Dijsselbloem contestó que él había tomado la decisión en persona, aunque en el Eurogrupo rigiera la unanimidad, pero que en este caso entendía que no era necesario seguir el procedimiento habitual y que como no había ningún reglamento que definiera el funcionamiento interno, estaba legitimado para hacerlo. No hay nada formalmente estipulado, por lo que tampoco hay ninguna obligación, afirma el insider.

“Cuando un ministro sale del Eurogrupo puede contar sin problema que ha dicho esto o aquello, porque nada queda por escrito. No hay actas”, asegura el negociador griego. “Cuando Varufakis dijo que había grabado las reuniones para poder informar al primer ministro de lo expuesto, hubo gritos en la sala. De hecho, ha llegado a describir el comportamiento de la Eurozona como totalmente antidemocrático, casi neofascista. Discutir demasiado con Schäuble puede ser peligroso, porque te arriesgas a no conseguir financiación. Los bancos alemanes quieren su dinero. Es una organización donde no se puede hacer oír tu voz y en la que nadie, excepto Varufakis, hablaba abiertamente. Schäuble llegó a decirle que cuánto quería para salir del euro. No quiere a Grecia en el euro. Él fue el primero en hablar de la salida en 2011”.

Los cajeros griegos ya sólo dan 50 €

El momento actual para Grecia es muy complicado porque la mayoría de los cajeros ya sólo facilitan 50 € al día por cuenta. “Desde el 2 de julio, los cuatro bancos principales tienen pocos billetes de 20 euros, Sólo los bancos pequeños, como los postales, ya que tienen un menor número de clientes, pueden pagar 60 euros por la retirada. Las reservas se están agotando. Y aquí es donde empieza el problema. En este caso, si no tenemos acceso a la financiación de emergencia del BCE, no habrá otra opción que la de emitir una especie de moneda paralela”.

El miembro del equipo negociador señala que su gran error fue infravalorar el poder de la UE y pensar que tenían las mismas armas que ellos. “Es un poder que se funda en el control y el chantaje. Tenemos muy pocas palancas frente a él. El edificio europeo es kafkiano”.

¿Debe estar lo técnico por encima de lo político? ¿Y si lo que denominamos técnico no fuera más que otra forma de ideología?

Según el negociador, habría sido mucho mejor ir al Parlamento europeo y denunciar públicamente la forma en que los griegos estaban siendo tratados, así como la situación tan complicada en la que se les estaba colocando, que atentaba contra las convenciones internacionales. Pero no se hizo, y tampoco fue posible llevar a cabo negociaciones políticas. “Cada vez que se ha intentado se las ha mandado a paseo. Veinte veces con Merkel, cinco veces con Schäuble. Cuántas reuniones del Eurogrupo han terminado con un 'volved a los equipos técnicos, volved a la troika'... Cuando hemos solicitado una decisión política se nos ha contestado: 'Nuestra decisión política es informar a los equipos técnicos. No habrá solución política sin decisión técnica'”.

Pero esto revela dos problemas sobre la UE. El primero es obvio, y alude a los motivos por los cuales la política está por debajo de la economía y por los que el diseño institucional favorece esta primacía de un modo tan claro, creando un desequilibrio muy preocupante. El segundo tiene que ver con la realidad de lo técnico. A Dijsselbloem le gusta decir que “If I get into the ideological side of things, I won’t achieve anything”, pero su particular posición en el asunto griego lleva a pensar no que lo técnico deba prevalecer, sino que se ha convertido, como asegura el filósofo Slavoj Zizek, una clase particular de ideología, la que Dijsselbloem representa. El problema es que quizá no estemos excluyendo lo político de Europa, sino también lo eficiente.

Evgeny Morozov, el autor de El desengaño de Internet (Ed. Destino) explicaba así lo que compone el algoritmo de Europa: “Coge algo de arrogancia, añade incompetencia, trata los conflictos económicos como si fueran morales, castiga todo disenso y falsea la democracia”. Si creemos la versión griega de las negociaciones con el Eurogrupo y la UE, quizá lo argumentado por Morozov no esté tan lejos de la realidad.

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