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Spandau Ballet, el fular que estranguló al punk
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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Spandau Ballet, el fular que estranguló al punk

La banda británica vuelve a girar por España tres décadas después. Luces, sombras y legado estético de los Nuevos Románticos

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Los primeros ochenta fueron años de desparrame nocturno y confusión cultural en España. Por hacer un resumen grueso: de tener que hacer las ocurrenciascontraculturales a escondidas… a que la autoridad las subvencionara/cacareara alegremente. Así que hubo unos locos meses/años en los que Madrid se convirtió en un hervidero de creatividad musical y lococostumbrismo. Pero también, en una loca carrera porver quién estaba más al díay quién era el más guay. Entre la subversión, el hedonismo y el esnobismo.

Y en esas llegóSpandau Ballet al pueblo y todo el mundo se volviótarumba:España se quitó la boina y apareció ante el mundo con las pintas más extravagantesque uno se pueda imaginar. Pero claro, toda evolución personal requieretiempo: cuando las mutaciones se hacen con prisa, la comedia campa a sus anchas.

Spandau Ballettocó el jueves en Madrid (el viernes estuvieron en Bilbao) 34 años después. Por una de esas casualidades astrales (léase revival ochentero fuera de control), su visita ha coincidido con la del otro grupo icónico del movimiento Nuevos Románticos, Duran Duran, que tocaron el viernes en el Sónar.

Traducción de Nuevos Románticos: grupos de funk blandoso y culto al sintetizador cuyos músicoslucían un aspecto recargado imposible: lo mismo se ponían media docena de fulares que unos bombachos; ocamisas militar del siglo XIX en la reserva, siempre con la coartada de que antes lo habían hecho personastan refinadas como Lord Byron o John Keats.Por no hablar del peinado que hizo furor en los ochenta, el mullet, uno de los mayores atentados peluqueros de todos los tiempos.

La sábana romántica

Todo, en efecto, tirando a cómico por excesivo. Y con la mala suertede que ocurriera justo a principios de los ochenta: o la artificiosidad y el esteticismo de los Nuevos Románticos comoúltimo clavo en el ataúd del punk.

Grace Morales, fundadora de Mondo Brutto y autora de un libro sobre Mecano, explica así el fenómeno Spandau: “Eran como Mecano en Inglaterra: los odiaron desde el principio porque habían fichado porChrysalis sin haber apenas tocado y por su imagen, la sábana encima del hombro de Tony Hadley y después la pulcritud aquella cubierta de apoliticismo. O sea, conservadurismo”.

'Eran como Mecano en Inglaterra: los odiaron desde el principio por fichar por una multi y por su imagen: pulcritud cubierta de apoliticismo y conservadurismo'

Pero volvamos al lío. Madrid, julio de 1981, Spandau Ballet se convierte en el primer grupo extranjero de peso en tocar en la sala Rock-Ola. Y todos los modernos del pueblo se reúnen allí con sus mejores galas.

Patricia Godes, periodista musical de referencia que entonces trabajaba en Radio 3, lo recuerda así: “Vino todo el mundo disfrazado. Alucinarías con las pintas que llevaba la gente. Muy divertido. Fueel pistoletazo de salida de la extravagancia y la modernez, peroSpandau Ballet abrió la puerta a la conversión de la música en moda y consumo”.

'La banda abrió la puerta en España a la conversión de la música en moda y consumo'

Y ahora vienen las prometidas escenas cómicas de confusión cultural. “La etiqueta Nuevos Románticos era aquí sinónimo de exquisitez y elitismo. Así que, en la fiesta posterior al concierto, en un club de Chamartín, la gente insistía en preguntar a los Spandau Ballet por asuntos como la ópera, cuando ellos eran macarrascon intereses culturalesmás prosaicos: pillarse una borrachera de campeonato. Los tomaronporintelectuales, la gran banda de la élite de los ochenta, pero su acento de barrio bajoles delataba”, cuenta Godes, que esa noche ejerció de traductora improvisada.

Lección cultural del día: disfrácese usted de Lord Byron y acabará comiendoFerrero Rocher en la mansión de de Carmen Lomana. Es así.

Respecto al regreso de Spandau Ballet en 2009, tras dos décadas de enfrentamiento entre sus miembros, Moralesexplica lo siguiente: “Los regresos de grupos del pasado siempre son pormotivos económicos, no hay otra explicación. Tras llevarse a matar y denunciarse en los tribunales, que se vuelvan a reunir para tocar da un poco de asco/pena, la verdad”.

Godes zaja la función: “Jamás se me hubiera ocurrido que Spandau Ballet tuvieran una vida tan larga. Canciones como Gold se siguen escuchando hoy día, así que el revival tendríasentido. Ahora bien ¿Por qué ellos y no otros más allá de sus trajes ridículos, su par de canciones pegadizas y lo bien promocionados que estaban? Gold no es una buena canción y Spandau Ballet tampoco es un buen grupo: no han sobrevivido al paso del tiempo”.

Los primeros ochenta fueron años de desparrame nocturno y confusión cultural en España. Por hacer un resumen grueso: de tener que hacer las ocurrenciascontraculturales a escondidas… a que la autoridad las subvencionara/cacareara alegremente. Así que hubo unos locos meses/años en los que Madrid se convirtió en un hervidero de creatividad musical y lococostumbrismo. Pero también, en una loca carrera porver quién estaba más al díay quién era el más guay. Entre la subversión, el hedonismo y el esnobismo.

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