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Camilo Sesto, un centrista pop contra la extrema derecha española
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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Camilo Sesto, un centrista pop contra la extrema derecha española

Cultura y política colisionaron hace 40 al años al coincidir la agonía de Franco y el estreno de 'Jesucristo Superstar'. Toda la verdad de la bronca entre el cantante y los Guerrilleros de Cristo Rey

Foto: Camilo, como Jesucristo.
Camilo, como Jesucristo.

He aquí todo un tópico cultural: a la pregunta "¿es usted de izquierdas o de derechas?", los grandes monstruos de la canción romántica surgidos en el tardofranquismo (Julio Iglesias, Raphael, etc), suelen responder, bien “centrista”, bien “apolítico”, bien “ni de izquierdas ni de derechas”. Decir que uno no era ni de izquierdas ni de derechas solía significar que uno era un poquito de derechas… al menos hasta que llegó Íñigo Errejón con el galimatías 'laclauniano' y transformó el no ser ni de izquierdas ni de derechas en el nuevo marxismo...

Pero no nos adelantemos: se cumplen ahora cuarenta años de la historia que queremos contar. Corría el 8 de noviembre de 1975 y Francisco Franco agonizaba en el Hospital de La Paz. El horno, por tanto, no estaba para bollos, y para colmo ese día llegó a los quioscos la revista 'Blanco y Negro' (ByN), vinculada al 'ABC', con una entrevista explosiva a Camilo Sesto. Titular: “Los ultras contra 'Jesucristo Superstar'”. Foto: Camilo Sesto ataviado como Jesucristo. Superen eso, amigos.

Extracto de la entrevista de 'ByN' al cantante:

¿Cuáles son tus ideas políticas?

Yo soy del centro.

¿Del centro a la izquierda o del centro a la derecha?

Del centro-centro.

La batalla cultural

Y algo de razón tenía Camilo al reivindicar su centrismo: en ese momento estaba justo en el centro-centro; en concreto, a mitad de camino entre la canción protesta -muy de moda entonces- y los Guerrilleros de Cristo Rey. Atentos a la paradoja: aunque el divo decía en la entrevista pasar un kilo de la canción militante (“no podría cantar una canción protesta porque no sentiría ni una palabra”), la ultraderecha española le tenía entre ceja y ceja, como si Camilo fuera el gran trovador rojo.

El asunto en disputa era el siguiente: Seis meses antes se había estrenado la versión cinematográfica de 'Jesucristo Superstar', y los Guerrilleros de Cristo Rey la habían liado parda: “Manifestaciones, rosarios de desagravio ante la puerta, beatas ante los cines anatemizando a quienes osaban entrar a ver la obra y algún que otro exaltado, que pretendía pasar de la condena oral al estacazo puro y simple, jalonaron las primeras sesiones madrileñas”, recordaba 'ByN'.

Ahora, tras cuatro años de intentos frenados por la censura, llegaba el estreno de 'Jesucristo Superstar', el musical, producido por Camilo Sesto.

¿Cómo reaccionarías si intentan boicotear el espectáculo?, le preguntaban a Camilo. “No creo que nadie vaya a organizar un escándalo. De todos modos, ya contaba con la oposición de ciertos sectores. Y si me montan un 'numerito', no les servirá de nada. La obra seguirá adelante. A mí no me asustan esos… de los 'guerrilleros'”, zanjaba el cantante.

Si me montan un numerito, no les servirá de nada. La obra seguirá adelante. A mí no me asustan esos… de los 'guerrilleros'

Pues bien: las declaraciones de Camilo generaron un quilombo cultural colosal.

“No contentos con la versión cinematográfica, que cualquier persona con sentido común juzgaría como blasfema e injuriosa para la figura del Redentor, ahora se estrena en España una versión teatral que no es sino una burda maniobra del comunismo internacional para destruir la fe contra la que han luchado tantos años. En otros países tuvieron al menos la decencia de buscar artistas desconocidos para esta 'obrita'. Pero aquí se han atrevido a poner a un Camilo Sesto para que sus 'fans' histéricas le aplaudan como si fuera un héroe. En resumen, una vergüenza en los escenarios, con la ya habitual ayuda de la prensa”, protestaba días después un lector de 'ABC'.

El 15 de noviembre de 1975, 'ByN' publicó una extensa réplica a Camilo a cargo del director teatral Pablo Villamar, que había creado una obra respuesta a 'Jesucristo Superstar': 'Jesucristo libertador'.

La versión teatral es una burda maniobra del comunismo internacional para destruir la fe contra la que han luchado tantos años

El artículo de Villamar era una obra maestra polemista. Y eso que arrancaba en tono lastimoso: “Empieza a resultar cargante echarle la culpa a los 'ultras', cuando no hay a quién echársela, para enfocar una publicidad sobre un suceso político o cultural… Se ha llegado a decir, en ciertos ambientes, y no sin razón, que si no existiera la extrema derecha habría que inventarla por ser absolutamente necesaria para la vida del país y ser, al mismo tiempo, depositaria de todos los golpes”.

Pero Villamar se venía rápidamente arriba: primero calificaba a Camilo Sesto de “monicaco”, luego no tenía problema en calificarse asimismo de ultra -“yo, en nombre de los ultras, a los que pertenezco”- y por último, ¡tachán!, retaba a Camilo a batirse en duelo: “Y le dejo escoger el arma, convencido de que no aceptará ninguna, porque su cobardía le impedirá acudir al enfrentamiento”. Sí, amigos, esto se publicó en prensa. Ma-ra-vi-llo-so.

Ya cuesta abajo y sin frenos, Villamar procedía a explicar el estado de la cuestión ultra a esa hora de la tarde: “La verdad es que ya va siendo hora de que se clarifiquen muchas posturas en España… Los llamados 'ultras' o también de extrema derecha no son más que unos españoles de bien que tienen a Dios y a la patria por encima de todo. Que defienden la familia, la moral y a la juventud, y que están nutridos principalmente por falangistas, excombatientes, exdivisionarios de Rusia, alféreces provisionales, guardias de Franco, intelectuales y sobre todo católicos, que llevan luchando contra el comunismo muchos años fuera y dentro de nuestras fronteras y que tienen al Caudillo por Capitán y han contribuido con su sacrificio al triunfo del Régimen y a la larga paz que disfruta España”.

Un niño de la democracia quizá diría que Villamar estaba un tanto desaforado, pero en su defensa podríamos recordar su condición de hombre bajo una gran presión, de cabeza a punto de explotar a causa del trance histórico: el Caudillo basculaba entre la vida y la muerte en la cama de un hospital y lo progre iba camino de la hegemonía cultural total. ¡Y hasta ahí podíamos llegar!

Villamar, de hecho, remataba el artículo cargando (con no poca bilis) contra artistas, pancarteros y titiriteros… y hasta contra el mismísimo franquismo por permitir su ociosa existencia (como ven, el búnker comenzaba a plegarse sobre sí mismo): “Si no hubiera sido por estos 'ultras', por esa extrema derecha, por estos nuevos Quijotes que no reciben ni han recibido nunca prebenda alguna, tal vez no hubiera existido un Camilo Sesto extranjerizado ni tantos otros 'cantantes', más o menos absurdos y miméticos, entre otros el Juan Manuel Serrat de las narices, a todos los cuales se les ha permitido hacerse millonarios con el Régimen”.

El Caudillo ha muerto

Cinco días después de la diatriba de Villamar, moría Franco, pero ni siquiera eso pudo apagar el 'fuegote' de la polémica. El 22 de noviembre, 'Blanco y Negro' publicaba una doble página de reacciones al artículo de Villamar. Manolo Sánchez, en representación de Camilo Sesto, aseguraba lo siguiente: “Las declaraciones me parecen inaceptables desde todo punto de vista, no vale la pena contestar, la idea de un reto me parece absurda, pero todo esto no quiere decir que no tomemos alguna medida” (comentario personal: una pena que dicha medida no fuera que Camilo se enfrentara a Villamar con mallas y un florete en la puerta de un convento).

Pero no se vayan todavía, porque aún hay más... Una semana después, Villamar volvía a la carga en 'ByN' con un nueva ración de mamporros, aunque cerraba el artículo pidiendo el fin de una polémica “no provocada por mí” (hombre, Villamar, retar a muerte a Camilo Sesto un poco polémico si que es, ¡eh!). “¡Ojalá todo haya servido para entendernos mejor un grupo de españoles en medio de la confusión que hoy se padece!”, zanjaba nostálgico el bueno de Villamar.

'ByN' incluíría ese mismo día varias cartas de lectores opinando sobre la controversia. Reproducimos dos por su indudable interés histórico:

Manuel Domínguez: “Creo representar a una gran parte de la juventud española, sobre todo a la que ama la justicia, la paz, la cultura y, por qué no, la religión católica, cuando le digo al señor Villamar que ni sabe lo que es un patriota ni sabe lo que es un compositor ni sabe lo que es un cristiano. . Y si me apura, que no sabe tampoco lo que es el pensamiento de José Antonio”.

Fernando Giner Giner: “Quiero manifestar mi completa adhesión a la postura viril, clarividente y honrosa del camarada Villamar. Al mismo tiempo quiero expresar mi respulsa por las declaraciones hechas en 'ByN' por Camilo Sesto. Era necesario que alguna voz de español de bien se erigiese para aceptar el desafío de Camilo Sesto, un representante de una sociedad caduca, de una juventud podrida, de una masa de jóvenes inmaduros”.

Conclusión: En "medio de la confusión" reinante... Jesucristo Sesto triunfó al frente de una "juventud podrida": el musical se estrenó entre tumultos, pero con apoteósico éxito. Y con Teddy Bautista dándole réplica a Camilo como Judas Iscariote. Que se dice pronto.

He aquí todo un tópico cultural: a la pregunta "¿es usted de izquierdas o de derechas?", los grandes monstruos de la canción romántica surgidos en el tardofranquismo (Julio Iglesias, Raphael, etc), suelen responder, bien “centrista”, bien “apolítico”, bien “ni de izquierdas ni de derechas”. Decir que uno no era ni de izquierdas ni de derechas solía significar que uno era un poquito de derechas… al menos hasta que llegó Íñigo Errejón con el galimatías 'laclauniano' y transformó el no ser ni de izquierdas ni de derechas en el nuevo marxismo...

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