Golf, chistes verdes e imperio de la ley... Bienvenidos al festival de rock de la abogacía

Lugar: Golf Park de la Moraleja (Madrid). Fecha: noche del jueves al viernes. Evento: Festival Rock & Law (benéfico: Cris, lucha contra el cáncer). Músicos: Ocho bandas formadas por abogados de los bufetes y firmas 'top' del país: Garrigues, Cuatrecasas, Gómez-Acebo & Pombo, Deloitte, Uría Menéndez, etc.

Sí, han leído bien: bienvenidos al gran festival de rock de la abogacía. El único evento del mundo donde uno puede ver a un grupo -Imperio de la Ley- formado por cinco abogados del Estado. 'Oh, yeah'.

Ver a un abogado de élite realizando un abrasador solo de guitarra tiene algo de hazaña contracultural

Tras ver tocar en directo a bandas como Punto G, Control de Cambios, Tipos de Interés o The Loitte Band, podemos afirmar lo siguiente en lo musical: en los despachos de abogados cañís triunfan las diversas variaciones de rock clasicorro internacional. En el Rock & Law sonaron versiones de Queen ('I want to break free'), Chuck Berry ('Johnny B. Goode'), Tina Turner ('Simply the best'), Bob Dylan ('Like a Rolling Stone'), Guns & Roses ('Sweet Child O' Mine') y Bruce Springsteen (no me acuerdo de cuál).

Respecto al público y al ambiente: era selecto. Mucho. La ubicación moralejiana, de hecho, no era la más ortodoxa para un festival de rock: explanada rodeada de pistas de pádel y pequeños hoyos de golf (sí: había gente jugando al golf a las doce de la noche, mientras atronaba de fondo 'Entre dos tierras' de Héroes del silencio, en un maravilloso cruce cultural imposible). En otras palabras: Rock & Law está muy cerca de Coachella y muy lejos del Viña Rock.

Vips y desparrame cómico

Al margen de numerosos socios de las firmas, como Antonio Garrigues, por allí se dejaron caer dos altos cargos (en funciones) del ministerio de Justicia: Carmen Sánchez-Cortés, secretaria de Estado, y Antonio Dorado, secretario general de administración de justicia.  

Hay que decir que ver a un abogado de élite realizando un abrasador solo de guitarra tiene algo de hazaña contracultural. En esta época de uniformidad musical, en la que se ha impuesto la dictadura del festival 'indie' único —condenados a ver tocar una y otra vez a imitadores lánguidos, torturados y con ínfulas de Radiohead— resulta entrañable asistir a un festival con cero pretensiones estéticas, el evento 'anticool' por excelencia, el festival más 'inhipsterizable' del mundo. O cuando el mainstream muta 'underground' sin querer.

 

Ah, al presentador/animador del evento, el mismísimo Joaquín Reyes, hay que darle de comer aparte. Su 'show' —entre grupo y grupo— fue una indescriptible mezcla de:

a) Hilarantes aullidos legalistas para calentar al personal: "¿CÓMO ESTÁN MIS LAWYERS?", "¡MAKE SOME NOISE LAWYERS", "¡MAKE SOME NOISE MOTHERFUCKERS LAWYERS!".

b) Comentarios políticos juguetones: “Voy a pedir un aplauso a nuestro patrocinador, el Banco de Santander, que a los bancos se les aplaude poco, joder”.

c) Una ingente cantidad de bromas guarras. Por algún motivo, Joaquín Reyes convirtió aquello en un festival del chiste pajillero. Especialmente tremebundo fue uno sobre “tactos rectales” que arrancó así: “Un tipo va a que le metan un dedo por el culo, pero no a un pub, a una clínica...”. Y de ahí para arriba. ¿La explicación de Reyes a esta deriva escatológica? “Ya está bien de humor inteligente, vamos con los chistes picantes, que os vendrán bien para el bufete”. Conclusión: la visión de Joaquín Reyes sobre la abogacía parece marcada por esas películas americanas sobre fraternidades de derecho que persiguen a chicas en paños menores por el campus. ¿Que qué piensan en Garrigues y en Deloitte de todo esto? Se desconoce al cierre de esta edición...

PD: A la salida del festival había unos muchachos fumando porros. ¿Los del turno de oficio?