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El secreto de 'Louie, Louie' se va a la tumba y el FBI se queda sin saber qué decía la canción
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Víctor García

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Víctor García

El secreto de 'Louie, Louie' se va a la tumba y el FBI se queda sin saber qué decía la canción

Una serie de casualidades propició que Ely pasara tres de los minutos más incómodos de su vida en la grabación del 'Louie, Louie' y, a la vez, fuera el inicio de un tema cargado de éxito

Foto: Jack Ely (en la foto de grupo con The Kingsmen, el segundo por la izquierda).
Jack Ely (en la foto de grupo con The Kingsmen, el segundo por la izquierda).

En 1983, una emisora logró juntar a los dos protagonistas: uno por inventar la canción y otro por hacerla mundialmente famosa con su versión. El original era Richard Berry y el impulsor Jack Ely, fallecido el pasado lunes. La cadena de radio KFJC les unió porque se cumplía el vigésimo aniversario del archiconocido Louie, Louie y lo celebró emitiendo durante 63 horas más de 800 versiones del tema, algo menos de la mitad de las que se estiman, unas 1700. Esos dos días y medio de escucha infinita con la misma melodía se quedan muy cortos comparados con los 30 meses que el Louie, Louie sonó en los despachos más puritanos del FBI. Eso sí que era pasión… por su trabajo, ya que en esos dos años y medio intentaron averiguar si la versión de Ely escondía mensajes obscenos que atentaban contra la moral norteamericana de mediados de los sesenta... Pero no entendieron ni jota. Además de aprenderse las notas mejor que Berry y Ely, el FBI sólo logró que la canción se prohibiera en el estado de Indiana y en algunas emisoras durante un tiempo.

Vídeo: Versión de Louie, Louie de The Kingsmen

 

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¿Qué tipo de canción se investiga durante 30 meses y no se logra averiguar algo tan esencial como su letra? Lo único que se distingue con claridad de la versión de Ely y sus The Kingsmen (su grupo) son las dos primeras líneas: “Louie Louie. Oh no. We gotta go”. A partir de ahí, sesudas investigaciones abanderadas por el director del FBI, J. Edgar Hoover, intentarían corroborar lo que afirmaba una joven de Indiana: si se reproducía a 33 revoluciones por minuto se podían entender mensajes obscenos. Después del estudio de tres agencias gubernamentales el caso fue cerrado, dado que no lograron descifrar la letra de la canción a ninguna velocidad.

Ahora, las preguntas que surgen a partir de aquí son varias:

¿Qué profesional decidió seguir con el proyecto si no se entiende? Imaginemos una conversación y el resultado podría ser el siguiente:

  • “¡Muy bien chicos, hemos terminado por hoy con la canción!”.
  • “¿Qué tal ha quedado?”.
  • “Muy  bien, pero a ti Jack, no se te entiende una mie…”.
  • “Ah, pues entonces seguro que venderemos un millón de copias”.
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¿Por qué Jack no vocalizó?

“Mi padre me decía: “Al principio simplemente íbamos a grabar la canción como un tema instrumental, y en el último momento decidí cantarlo””, comentó este martes a The Associated Press el hijo de Ely, Sean.

A esta fenomenal muestra de improvisación se unió la verdadera causa de su pobre pronunciación, la ‘idea’ del ingeniero de sonido para crear una mejor “sensación de directo”: el tipo colocó el micrófono de Ely entre sus compañeros y, para que no se colaran sus instrumentos por dicho micro, lo situó lo más alto que pudo, teniendo Jack que cantar de puntillas y alzando la cabeza, cantando con ella ligeramente hacia atrás y gritando para escucharse a sí mismo más que a la batería y las guitarras. Un auténtico espectáculo. Para rematar, Ely portaba unos tirantes que incomodaban aún más un escorzo que al ingeniero de sonido le debía estar pareciendo fantástico. Sin duda, se trataba de un genio que veía más allá que el resto.

Vídeo de la original, de Berry

La letra original, la de Richard Berry, trata de un marinero que en una noche de borrachera cuenta a un camarero llamado Louie que su amada está en Jamaica y quiere a ir a buscarla. La garajera de The Kingsmen es algo diferente, como pudo comprobar el FBI durante dos años y medio. En sus conciertos, Jack Ely se aprovechó precisamente del desconcierto obsceno y supuso parte de su éxito, jugando a recitar con cierto erotismo la letra.

El resultado -como ya debía prever el ingeniero de sonido- fue el de un éxito abrumador alcanzando el número 2 de las listas y vendiendo más de un millón de copias. Kinks, Motörhead, The Clash, Tina Turner, The Sonics, The Troggs, Black Flag, Frank Zappa, Beach Boys o Iggy Pop tienen su propia versión, ¿a qué espera el resto?

Vídeo: Versión de Iggy Pop de Louie, Louie

“En primer lugar es una canción fácil de tocar. En segundo, posee un gran ritmo. Y en tercero tiene una gran notoriedad, por lo que debe ser divertida”, señaló Eric Predoehl para explicar algunos motivos de su éxito para versionar. Eric es el productor de un documental sobre la historia de la canción que se llama El significado de Louie... y está subvencionado por el FBI (esto último es broma).

El hombre inspirado de Louisiana, Berry, nos dejó en 1997 y el visionario de Oregon, Ely, este pasado lunes a los 71 años de edad. El ‘ruido’ que provocó su tema contrasta con el sigilo de su marcha y es que Ely, debido a las creencias religiosas en sus últimos años, prefirió no acudir al médico para preguntar y tratarse de sus desconocidas dolencias, tal y como han informado sus familiares. Se fue con cierto misterio, al estilo de ‘Louie, Louie’.

Vídeo: Motorhead y su Louie, Louie

Vídeo: The Clash con Louie

En 1983, una emisora logró juntar a los dos protagonistas: uno por inventar la canción y otro por hacerla mundialmente famosa con su versión. El original era Richard Berry y el impulsor Jack Ely, fallecido el pasado lunes. La cadena de radio KFJC les unió porque se cumplía el vigésimo aniversario del archiconocido Louie, Louie y lo celebró emitiendo durante 63 horas más de 800 versiones del tema, algo menos de la mitad de las que se estiman, unas 1700. Esos dos días y medio de escucha infinita con la misma melodía se quedan muy cortos comparados con los 30 meses que el Louie, Louie sonó en los despachos más puritanos del FBI. Eso sí que era pasión… por su trabajo, ya que en esos dos años y medio intentaron averiguar si la versión de Ely escondía mensajes obscenos que atentaban contra la moral norteamericana de mediados de los sesenta... Pero no entendieron ni jota. Además de aprenderse las notas mejor que Berry y Ely, el FBI sólo logró que la canción se prohibiera en el estado de Indiana y en algunas emisoras durante un tiempo.