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Consejos de Goya y Ángel Gabilondo para acabar con los intereses políticos
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Peio H. Riaño

Un Prado al día

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Peio H. Riaño

Consejos de Goya y Ángel Gabilondo para acabar con los intereses políticos

El filósofo y político propone una obra poco conocida y muy simbólica para acabar con los intereses ramplones de la política

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Seis hombre arremolinados en torno a una lectura. Podría ser el sueño de cualquier librero, pero como lo pinta Goya sobre las paredes de su casa de campo es una pesadilla muy oscura. La lectura clandestina que ilumina las mentes, la que se escabulle de la enfermedad de la tiranía.

La lectura (1819-1823) decoraba, junto con Mujeres riendo una de las paredes laterales de la sala de la planta alta de la Quinta del Sordo, donde Goya pintó sobre la pared seca, no al fresco, con una mezcla de pigmentos de óleo. Los dos cuadros, de formato vertical, contrastan con el resto de pinturas de la planta alta. El portavoz del grupo socialista en la Asamblea de Madrid, catedrático y filósofo, Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) ha escogido una pintura de las más escondidas del museo, porque encuentra en ella el símbolo de una lección moral para políticos y ciudadanos.

La lectura que es recreación y nos arranca de nuestros pobres horizontes es, en verdad, signo de la política que es más que los meros intereses políticos

Siempre he entendido la escritura como una conversación, incluso, la tan difícil de lograr, con uno mismo. Entre otras razones porque forma parte de quienes somos aquello que buscamos y deseamos. Tal vez por ello me encuentro esta vez con las Pinturas Negras de Goya, aquellas siempre tan elegidas, siempre tan evocadoras y que tanto nos convocan. Y me detengo en la escena titulada La lectura. No deja de ser significativo que antes se denominara Dos hombres, o que también se haya nombrado como Los políticos. Y de eso se trata”.

“Reunidos en la mirada, en una suerte de amistad, que es la que el texto procura, como Picasso bien subraya en su cuadro asimismo titulado La lectura, los ojos tratan de encontrarse en otro lugar que en el de la confrontación de los rostros. Tanto se ven en lo que miran que prácticamente brota una nueva luz que ilumina el rostro de una blanca camisa en medio de una escena oscura. Mientras, hay quien parece buscar en otras alturas la luz”.

“Esta congregación en torno a ese texto fuego, a ese hogar, esa búsqueda conjunta, esa atención concentrada y compartida, sugiere en verdad otra política que la del interés más inmediato y ramplón, quizá la del acuerdo en un contexto violento y hasta tenebroso”.

“De la pared seca al lienzo, de la casa ya derruida a los espacios comunes del Prado, de la tertulia política clandestina a los espacios compartidos, los grabados de Goya nos introducen en la vida más diaria para mostrarnos lo que en ella no es nada cotidiano. Ya no decoran estancias ni son pared junto al Manzanares. Nos incitan a pensar y a soñar que, tal vez, la lectura que es recreación y nos arranca de nuestros pobres horizontes es, en verdad, signo de la política que es más que los meros intereses políticos”.

Seis hombre arremolinados en torno a una lectura. Podría ser el sueño de cualquier librero, pero como lo pinta Goya sobre las paredes de su casa de campo es una pesadilla muy oscura. La lectura clandestina que ilumina las mentes, la que se escabulle de la enfermedad de la tiranía.

Ángel Gabilondo Francisco de Goya Pintura