El homenaje de un furioso George Karl a Fernando Martín en su autobiografía

Hace unas semanas, la NBA se soliviantó con la publicación de algunos extractos de 'Furious George' (George furioso) la autobiografía de George Karl, uno de los entrenadores que más partidos han ganado en la historia de la competición. Esos adelantos eran muy polémicos. En uno de ellos, Karl criticaba a Carmelo Anthony, Kenyon Martin y JR Smith, a los que entrenó la década pasada en los Denver Nuggets. A los dos primeros los acusaba de inmaduros, consecuencia, según él, de la ausencia de una figura paterna en sus vidas. Karl se disculpó luego con Martin, hijo de madre soltera, pero el daño (y la promoción) ya estaba hecho.

En otro extracto, el técnico afirmaba que la NBA tiene un problema de dopaje. "Hablo de sustancias para mejorar el rendimiento, como esteroides y la hormona del crecimiento. Es obvio que algunos de nuestros jugadores se dopan. ¿Cómo puede ser que algunos envejezcan y estén más delgados y en forma? ¿Cómo se recuperan tan rápido de sus lesiones? ¿Por qué van a Alemania cuando acaba la temporada? Dudo que sea por el chucrut", se preguntaba (la traducción es propia).

Esos extractos no son una excepción. El resto del libro, que salió este martes a la venta en Estados Unidos, está en la misma línea. Karl no se muerde la lengua, nunca lo ha hecho. Su carrera en los banquillos, sobre todo en la NBA, está salpicada de polémicas. No hay estrella que haya entrenado con la que no haya tenido algún problema. De eso habla en el libro, en el que también aborda su incapacidad su cerrar la boca —"nunca he sido muy bueno escondiendo mis frustraciones o guardando mis opiniones"— o de los dos cáncer que superó. También recuerda su paso por el Real Madrid, equipo que entrenó en dos etapas: la temporada 1989-1990 y la 1991-1992.

Un James Dean a la española

Cuando habla de esos años, Karl se ablanda un poco. Recuerda lo bonita que le pareció la ciudad, sus problemas para comunicarse —dice que su mejor momento en ese sentido fue cuando después de un partido dijo que habían jugado como mujeres— y el momento que marcó su primera temporada en España: la muerte de Fernando Martín en un accidente de tráfico el 3 de diciembre de 1989. Karl realiza un pequeño homenaje al jugador español. De hecho, el tercer capítulo se titula 'Fernando'.

"Un héroe nacional, Fernando tenía 27 años en 1989, el año en que lo entrené, era un chico guapo con el pelo oscuro. El equivalente en Estados Unidos en esa época habría sido Magic, Bird o Michael Jordan. Quizá James Dean se acerca más al impacto que tuvo", dice Karl, que afirma que los días siguientes al accidente contienen "algunos de los momentos más emotivos" de su vida. "Cada detalle está congelado en mi mente, incluida la lluvia que no paró de caer el día del funeral".

El cabreo de Antonio Martín

Dos días después del accidente, el Real Madrid tenía un partido de la Recopa de Europa contra el PAOK de Salónica. Karl relata que les dio la opción a los jugadores de no jugarlo, pero que el hermano de Fernando, Antonio Martín, al que define como el segundo mejor jugador de aquel equipo, quería hacerlo. "Fernando pensaría que somos una panda de cobardes si no jugamos", dijo Antonio.

La historia de aquel partido, jugado en el Palacio de los Deportes, es conocida: el Real Madrid llegó a ir perdiendo por 19 puntos en la primera parte y acabó ganando por 15. Karl explica que evitó ser duro con sus jugadores en los tiempos muertos, pero que en el descanso Antonio estaba cabreado. "You're a bunch of putas", les dijo a sus compañeros, lo que traducido de manera literal sería algo así como "Sois una panda de putas". Puede que sea un error: parece más probable que Antonio dijera "hijos de puta".

Un pequeño desliz

Después de su primera temporada, Karl fue destituido y volvió a Estados Unidos, donde entrenó a los Albany Patroons de la CBA, el mismo equipo que había dirigido antes de fichar por el Real Madrid. En el libro, el técnico estadounidense recuerda sus problemas con el entonces presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, quién le reconoció que quería colocar a Wayne Brabender de entrenador. "Continuamos ganando, así que el Señor [así se refiere a Mendoza] no podía despedirme. Ganamos dos de los torneos más grandes, la Copa de España [Copa del Rey] y la Copa de Europa", dice.

Aquí la memoria le juega una mala pasada a George Karl. Esa temporada, el Real Madrid no ganó ningún título. Ni la Copa del Rey, en la que perdió en octavos de final contra el Fórum Valladolid, ni la Copa de Europa, que ni siquiera jugó. Es probable que se refiera a la Recopa de Europa, competición en la que el Madrid perdió la final contra la Virtus de Bolonia. El Madrid sí ganó esos dos títulos la temporada anterior, con Drazen Petrovic en la cancha y Lolo Sáinz en el banquillo.

A pesar de su relación con Mendoza, en quien no confiaba, y su aversión a la prensa, Karl aceptó volver al Real Madrid en la temporada 1991-1992. Pero su segunda etapa duró aún menos: dimitió en enero y fichó por los Seattle SuperSonics de la NBA. En el libro explica que ya había tomado la decisión de regresar a Estados Unidos a final de temporada, pero los Sonics llamaron a su puerta y su etapa en el Madrid se terminó.