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Los Juegos crean adicción; ya no podré desayunar con Doña Sofía
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José Félix Díaz

El Palco Olímpico

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José Félix Díaz

Los Juegos crean adicción; ya no podré desayunar con Doña Sofía

Las adicciones son siempre malas. Las de los tiempos en los que nos movemos hablan del teléfono, del Ipad y de la constante obsesión por estar

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Los Juegos crean adicción; ya no podré desayunar con Doña Sofía

Las adicciones son siempre malas. Las de los tiempos en los que nos movemos hablan del teléfono, del Ipad y de la constante obsesión por estar enchufados, pero de las que les voy a hablar nada tienen que ver con la tecnología. Son de las que uno se crea después de tres semanas en Londres, disfrutando y padeciendo en ocasiones a esta ciudad y estos Juegos que ayer fueron clausurados.

Para empezar uno va a añorar muy en especial eso de levantarse, mirar el programa y tener la duda de si ir al baloncesto, al triatlón, la natación, el tenis o el piragüismo (vaya excursión por cierto). A partir de hoy, las alternativas serán las de ir a trabajar o a la playa. Y creo me quedo con esta última. Seguro. Otro de los vicios que uno ha adquirido durante estos días es el de pasear en el metro y todo tipo de transporte. Media vida en los Juegos uno se la ha pasado subido al transporte público .  Y doy fe de que ha sido por tierra, mar e incluso aire, con el teleférico que une el O2 con el pabellón ExCell. Uno ha recuperado viejas costumbres, viejos hábitos y el metro acerca vínculos. Demasiados a veces. A alguno, desgraciadamente, se le olvida a menudo y, ni con motivo de los Juegos, hacen el sano ejercicio de lavarse, deporte universal.

La tercera de las costumbres de las que uno tendrá que desengancharse es la de mirar a todos lados, incluso hacia arriba, cuando va a cruzar cualquier calle. Mira que te lo pone en el suelo, pero nada, que miras para el contrario y aún así desconfías. Ya saben, la británica costumbre de conducir como les viene en gana

Uno no ha competido, pero los éxitos y las decepciones de los españoles las hace suyas. Es lo que tienen los Juegos. Igual no queda bien decirlo, pero lo siento. Mi prueba de esfuerzo viene a partir de ahora, con lo que me espera en España con Jorge, con Jimena... el termómetro que determinará el estado de mi salud. La del deporte español, por otro lado, hay que decir que se mantiene estable. La mía ya veremos.

Por cierto, vaya, se acabaron los desayunos con Doña Sofía, la Reina

Las adicciones son siempre malas. Las de los tiempos en los que nos movemos hablan del teléfono, del Ipad y de la constante obsesión por estar enchufados, pero de las que les voy a hablar nada tienen que ver con la tecnología. Son de las que uno se crea después de tres semanas en Londres, disfrutando y padeciendo en ocasiones a esta ciudad y estos Juegos que ayer fueron clausurados.

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