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La rabia de Messi, la mierda de Alves y el yo ni escucho ni leo nada
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José Félix Díaz

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José Félix Díaz

La rabia de Messi, la mierda de Alves y el yo ni escucho ni leo nada

Leo Messi calló, marcó y se reivindicó. Todo a su manera, en silencio. El argentino no lleva bien las críticas y lo demostró ante el Mallorca.

Foto: La rabia de Messi, la mierda de Alves y el yo ni escucho ni leo nada
La rabia de Messi, la mierda de Alves y el yo ni escucho ni leo nada

Leo Messi calló, marcó y se reivindicó. Todo a su manera, en silencio. El argentino no lleva bien las críticas y lo demostró ante el Mallorca. No es el único, ni el primero y si lo dudan pregunten a Cristiano Ronaldo, por ejemplo. Y no lo digo por las ganas con las que jugó y con las que se expresó sobre el terreno de juego, porque una de sus grandes cualidades es que eso lo repite en cada ocasión en la que se viste de corto. Nunca se esconde. El comentario llega por su celebración tras el primer tanto. Buscó cámara, se posicionó en el mejor tiro posible, miró y señaló uno por uno los tres goles que acabaría marcando. No le hizo falta alzar la voz (no abrió la boca) para mostrar a todo el mundo su enfado, mejor dicho su cabreo con todo lo dicho durante la semana. El mejor jugador del mundo se sintió atacado, perseguido por comentarios que considera injustos y a su manera mostró a todo el mundo lo buen futbolista que es y lo mucho que está pendiente de lo que se dice sobre él. Increíble pero cierto.

Ya saben aquello de que "yo no leo ni escucho nada". Frase repetida por futbolistas, técnicos e incluso dirigentes, pero lo cierto es que no se lo cree nadie. Los periódicos deportivos son masticados a la llegada de los jugadores a los vestuarios, cuando no forman parte del desayuno en los diferentes soportes que ahora permiten el enterarte de todo sin salir a la calle. Los entrenadores quieren tener sobre su mesa a primera hora un completo resumen de todo lo que se dice sobre ellos. También están los presidentes que manejan el Ipad única y exclusivamente para leer los periódicos. Existen. Lo juro.

Y es que lamentablemente los protagonistas ya no acuden a los medios de comunicación para conocer lo que ocurre a su alrededor, o lo que le pasa al vecino. Para nada. Ahora la historia es diferente, al menos en Barcelona y Madrid. Unos y otros buscan a los 'enemigos', no lo que dicen los periódicos o radios. El periodista, desgraciadamente, ha pasado a ser catalogado como pro o anti, no como informador de lo que sucede.

Así, todo lo que se comenta en Madrid está fabricado para hacer daño al Barcelona y viceversa. Al menos eso es lo que creen, aunque hay que reconocer que algo de razón tienen cuando muchos de los periodistas hablan en primera persona. Y si lo dudan pregunten a Dani Alves que tras derrotar al Mallorca dijo que: "Nos están echando mucha mierda encima". ¿Quién? ¿El lucero de alba? Se supone que hablaba de lo que decía la prensa de Madrid al cuestionar el momento de forma de Messi y el del equipo azulgrana tras empatar con el Sevilla y derrotar por la mínima al Granada.  

Lo que ya no termino de entender es que si no leen ni escuchan nada, ¿a qué mierda se refiere Alves?, ¿a quién dedicaba Messi los goles? Algún día lo sabremos, pero me da que sí que están pendientes de lo que se dice, tanto en Valdebebas como en la Ciutat Sportiva Joan Gamper. Más de lo que dicen y de lo que querrían sus entrenadores, pero claro ellos son los primeros que quieren el dossier de prensa calentito, junto a los churros del desayuno.

Leo Messi calló, marcó y se reivindicó. Todo a su manera, en silencio. El argentino no lleva bien las críticas y lo demostró ante el Mallorca. No es el único, ni el primero y si lo dudan pregunten a Cristiano Ronaldo, por ejemplo. Y no lo digo por las ganas con las que jugó y con las que se expresó sobre el terreno de juego, porque una de sus grandes cualidades es que eso lo repite en cada ocasión en la que se viste de corto. Nunca se esconde. El comentario llega por su celebración tras el primer tanto. Buscó cámara, se posicionó en el mejor tiro posible, miró y señaló uno por uno los tres goles que acabaría marcando. No le hizo falta alzar la voz (no abrió la boca) para mostrar a todo el mundo su enfado, mejor dicho su cabreo con todo lo dicho durante la semana. El mejor jugador del mundo se sintió atacado, perseguido por comentarios que considera injustos y a su manera mostró a todo el mundo lo buen futbolista que es y lo mucho que está pendiente de lo que se dice sobre él. Increíble pero cierto.

Leo Messi