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Diez años y un día del mejor gol de la historia del fútbol y de la aparición de un portero con ángel
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Diez años y un día del mejor gol de la historia del fútbol y de la aparición de un portero con ángel

Diez años y un día. No hablamos de una condena y sí del tiempo que hace que se logró el mejor gol de la historia de

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Diez años y un día del mejor gol de la historia del fútbol y de la aparición de un portero con ángel

Diez años y un día. No hablamos de una condena y sí del tiempo que hace que se logró el mejor gol de la historia de las diferentes finales del mundo del fútbol. Claro está, hablamos del gol de Zidane, una obra de arte llevado a un terreno de juego y que significó la conquista de la novena Copa de Europa por parte del Real Madrid. El francés convirtió un melón, así lo ha llegado a definir el propio jugador, en la mejor expresión de un gol que conjuga todo. Belleza, plasticidad y, sobre todo, eficacia. El tanto perfecto, en el momento momento posible: una final de la Champions.

Minutos antes de que el francés quedará inmortalizado en la historia del fútbol y fuera elevado a la categoría de mito del madridismo, Raúl logró otro gol, de igual valor por aquello de tratarse de una final, pero de una plasticidad en nada comparable. Roberto Carlos, como ocurrió en el caso de Zizou, asistió al siete blanco con la mano, tras un saque de banda. Toque sutil de Raúl y cantada del portero del Bayer Leverkusen que deja pasar al balón para sorpresa de todo el mundo. 

Lo mejor estaba por llegar el gol de Zidane y la aparición de Casillas por culpa de una lesión de César. "No es normal ver un gol así en una final. Fue una obra de arte", dijo ayer Del Bosque en Marca. Pero ese tanto tiene guardado un sitio en la historia, pero si ese partido hubiera terminado con derrota blanca, nadie se acordaría del balón que encontró por la escuadra de la portería de Butt. Y en esa conquista mucho tuvo que ver la presencia de Casillas sobre el césped.

Nunca se sabrá si César habría sido capaz de terminar con la resistencia del Bayer Leverkusen repitiendo la tres paradas de Iker, pero lo cierto es que ese fue el día en el que el portero madridista comenzó a escribir sus renglones de oro de su trayectoria deportiva, esa que le ha llevado a ser campeón del mundo y de Europa con España y a ser reconocido como el mejor portero del planeta en los últimos cinco años. 

Casualidad o no, el último gran momento de éxtasis del madridismo coincidió con el mejor gol en una final de la historia del fútbol y con la definitiva aparición y asentamiento de un portero con ángel, culo dicen algunos (recuerden la escena que sucedió poco después de Cañizares y el frasco de colonia que le alejó del Mundial), pero que lleva una década demostrando que es el mejor, el número uno.

Diez años y un día. No hablamos de una condena y sí del tiempo que hace que se logró el mejor gol de la historia de las diferentes finales del mundo del fútbol. Claro está, hablamos del gol de Zidane, una obra de arte llevado a un terreno de juego y que significó la conquista de la novena Copa de Europa por parte del Real Madrid. El francés convirtió un melón, así lo ha llegado a definir el propio jugador, en la mejor expresión de un gol que conjuga todo. Belleza, plasticidad y, sobre todo, eficacia. El tanto perfecto, en el momento momento posible: una final de la Champions.