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Encrucijada presidencial con Zidane
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Antonio Sanz

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Encrucijada presidencial con Zidane

Zidane no puede ejercer por ahora como primer técnico del Castilla Quienes asisten a los entrenamientos, dicen que se preparan muy poco los partidos. Falta trabajo...

Foto: Zidane da órdenes delante de Ancelotti durante un partido de la pasada temporada (Reuters)
Zidane da órdenes delante de Ancelotti durante un partido de la pasada temporada (Reuters)

Era un secreto a voces la espléndida comunión entre el presidente y la estrella, pero una vez más José Mourinho le puso tono al romance. Era octubre de 2010 y el portugués sumaba poco más de un par de meses al frente del Real Madrid. Empezaba a mostrarse en ese terreno que tan bien domina: el de embarrar desde los medios de comunicación. ‘Mou’ deslizaba sagazmente en la televisión francesa (TF1): “me gustaría que Zidane estuviera más conmigo y menos con el presidente”. Quizá el entrenador se sentía molesto porque al ático llegaba demasiada información de la caseta o quizá deseaba confirmar a la opinión pública que el matrimonio entre Pérez y ‘Zizou’ es indisoluble, unión que perdura desde que en 2001 el primero lo convirtiera en la segunda torre blanca. Cuenta la leyenda que el idilio nació en una cena previa en el Principado de Mónaco, dónde arrancó el cortejo presidencial que ha escrito un penúltimo capítulo con la irrupción del marsellés en los banquillos. Es el primer paso para que Pérez cumpla otro sueño: verlo algún día dirigiendo al Real Madrid.

Con nadie en contra, pero con el runrún en las galerías de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, Florentino Pérez decidió en la primavera pasada que era el momento de incorporar al fiel consejero de los últimos años a una nueva función. De nada sirvieron las tímidas advertencias de quienes le susurraban al dirigente que la burocracia impedía el nombramiento. “¿Cómo que no puede entrenar?”, respondía el empresario. La dirigencia del fútbol base explicaba que para gobernar a un equipo profesional (o bien de Segunda B como era el caso) se debe obtener el nivel 3, según la reglamentación del colegio español de entrenadores. El máximo responsable del club, consciente de que Zidane recibiría durante este último trimestre del año la titulación necesaria, el llamado UEFA Pro que le debe otorgar la Federación Francesa de Fútbol, apostó sin fisuras. Se decidía que, hasta esa secuencia, un propio de la casa pusiera el carnet para convertir al galo en impostor momentáneo. Así de sencillo. A Florentino no le importaba ni saltarse ni regatear a la legislación. Nada impedía cumplir el deseo: nombraba a Zidane entrenador del Castilla.

El Real Madrid no podía dar marcha atrás porque en la entidad eran conscientes de la propuesta que manejaba el francés. El Girondins de Burdeos le ofreció la alternativa en los banquillos tras el año a la sombra de Ancelotti. Esa tentación provocó las dudas en el que fuera genial futbolista. Podría estrenarse al máximo nivel en su país. A Pérez no le quedó más remedio que tirar para adelante y colocarlo al frente del filial, era el mejor puesto que quedaba en el organigrama, obviamente primer equipo al margen. ‘Zizou’, que se encuentra muy instalado y muy dichoso viviendo en Madrid, entendió que ese banquillo era el lugar perfecto para comenzar en una nueva aventura profesional. Así se convertía, a final del mes de junio, en el máximo responsable. Si bien, el comunicado oficial del club relató que “estará acompañado del técnico de la casa Santiago Sánchez”. El ruido mediático posterior obligó a Santiago a figurar como primero y a Zinedine, como segundo, tal y como expone actualmente la web oficial de la entidad.

Nada más debutar ante el filial del Atleti en el Cerro del Espino en Majadahonda, se conoció que Miguel Galán, director de Cenafe Escuelas, denunciaba la situación del entrenador galo, pese a que su firma siempre ha aparecido en el acta como la del segundo técnico del Castilla. El caso es que treinta días después, el Real Madrid ha presentado las alegaciones pertinentes ante el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol. La disputa se cuece ahora enlos despachos, porque de ser considerado culpable de dirigir como primer técnico sin titulación podría ser sancionado entre cuatro y veinte partidos, o bien entre uno y seis meses de retiro forzoso. Con todo, lo peor es el pésimo arranque mostrado por el equipo: cinco derrotas en las seis primeras jornadas del campeonato.

La crisis en la cantera del Real Madrid ha comenzado a poner nervioso a más de uno. Al primero, al que eligió unilateralmente a Zidane. Florentino Pérez apuntó en la Asamblea de socios del pasado 21 de septiembre la posibilidad de fusionar equipos, el B y el C, y de reducir a uno los tres actuales de juveniles. Se anticipó que solo era un estudio, pero la exposición tiene todo el sentido de que tomará forma. Además, las primeras conclusiones y decisiones drásticas también se han tomado ya. El primero en caer ha sido el preparador físico Diego Muriarte, al que ha destituido personalmente Zidane. El ex futbolista entiende que el equipo padece de un pobre estado físico y que el rendimiento no es el esperado por esta circunstancia. Para el cuerpo técnico, la plantilla promete suficiente calidad como para evitar verse como farolillo rojo de la clasificación. Sin embargo, quienes asisten a los entrenamientos hablan de que se preparan muy poco los partidos. Vamos, que falta trabajo.

Florentino tiene ahora un doble problema: la clasificación del Castilla que castiga la obra de Zidane y el rendimiento laboral del francés que es más que cuestionado. Nadie, de la parcela de las categorías inferiores, se atreve a tomar decisiones porque eso implica enfrentarse con el presidente. El dirigente habla de paciencia y recuerda que todos los comienzos son complicados. Mientras tanto, la imagen de la cantera se resiente mientras se buscan soluciones. Al fin y al cabo, sólo se encuentran a tres puntos de evitar el descenso a Tercera división. Si bien, toca visitar el campo del líder, mal lugar para enderezar el rumbo. Da igual, en Valdebebas nadie osa mover la silla al técnico. Sólo podría atreverse el juez único del Comité de Competición. A lo mejor, es el verdugo elegido para evitar la mayor caída de Zidane.

Era un secreto a voces la espléndida comunión entre el presidente y la estrella, pero una vez más José Mourinho le puso tono al romance. Era octubre de 2010 y el portugués sumaba poco más de un par de meses al frente del Real Madrid. Empezaba a mostrarse en ese terreno que tan bien domina: el de embarrar desde los medios de comunicación. ‘Mou’ deslizaba sagazmente en la televisión francesa (TF1): “me gustaría que Zidane estuviera más conmigo y menos con el presidente”. Quizá el entrenador se sentía molesto porque al ático llegaba demasiada información de la caseta o quizá deseaba confirmar a la opinión pública que el matrimonio entre Pérez y ‘Zizou’ es indisoluble, unión que perdura desde que en 2001 el primero lo convirtiera en la segunda torre blanca. Cuenta la leyenda que el idilio nació en una cena previa en el Principado de Mónaco, dónde arrancó el cortejo presidencial que ha escrito un penúltimo capítulo con la irrupción del marsellés en los banquillos. Es el primer paso para que Pérez cumpla otro sueño: verlo algún día dirigiendo al Real Madrid.

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