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El mosqueo de Simeone
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Antonio Sanz

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El mosqueo de Simeone

El técnico del Atlético siente que el grupo no le sigue como a él le gustaría. Eso sí, si gana al Madrid, enterrará el resquemor. Le dará igual si ha sido con su idea o con la del grupo

Foto: Simeone, durante el partido que el Atlético perdió ante la Real en Anoeta. (EFE)
Simeone, durante el partido que el Atlético perdió ante la Real en Anoeta. (EFE)

Uno es del Atleti, Koke. El otro es del Real Madrid, Nacho. Los dos son buenos exponentes de sus colores y de sus generaciones, que han crecido más en la paridad que otras anteriores. Los dos defienden con el mismo entusiasmo la Roja que la casaca que se colocan cada domingo. La escena se vivió en el punto más caliente de los vaciles entre compañeros: el rondo de calentamiento. Y cómo no, en semana de derbi, en la burla salió a relucir… el derbi. Atleti y Real se vuelven a encontrar en un nuevo partido después de Milán con más necesidades rojiblancas. Esta vez, una derrota colocaría a nueve puntos de distancia a los equipos, lo que podría significar un adiós prematuro al título… ahora que Simeone admite que pelean por él, aunque para ello se ha visto obligado a colar en la pelea también al Sevilla. El choque se antoja clave para los locales, con vistas a no perder la estela blanca. Un Madrid que, contento sin presumir, como diría Luis Aragonés, es líder del campeonato, mantiene una racha extraordinaria de 16 partidos ligueros sin perder como visitante y encadena 28 partidos oficiales sin ser derrotado —no hinca la rodilla desde Wolfsburg, hace más de siete meses—.

El Atleti encara el derbi en pleno debate futbolístico. Aquella frase de Menotti sobre la Selección —“España tiene que elegir entre ser toro o ser torero”— se puede aplicar ahora al equipo de Simeone. Es hasta bastante habitual, por tanto no es extraño, que el entrenador se explaye en charlas individuales con algunos de sus jugadores sobre determinadas cuestiones tácticas de juego. Estas escenas aparecen principalmente cuando las cosas no ruedan bien. Y ahora el equipo del Manzanares ha sufrido dos duros reveses ligueros. Las derrotas consecutivas en Sevilla y San Sebastián han soliviantado a un grupo poco acostumbrado a perder. Ese es el gran mérito y el gran legado del Cholo, y por lo que la parroquia colchonera le debe estar eternamente agradecida: cambiar de mentalidad a los jugadores —a los que ya estaban y a los que llegan para conformar un grupo ganador—. Pero se vence desde distintos caminos, y se trata de elegir el mejor con lo que dispones. Hasta esta temporada, el Atleti construía el éxito desde una férrea y espartana disciplina defensiva. Después, mataba en el área contraria a ritmo contumaz. Sin embargo, el técnico ha querido dar un paso al frente. Ya lo intentó el curso pasado y renegó. En este, lo ha vuelto a probar ante la mirada opaca de algunos de sus más fieles del vestuario.

Gabi y Godín son dos de los líderes de ese grupo. Dos jugadores fundamentales y clave en el engranaje defensivo del once. Dos piezas determinantes desde donde se sostiene el equilibrio del equipo. Dos baluartes con experiencia y visión de juego que observan con ardor todo lo que sucede en la entidad. Por eso, el primer capitán reconoció públicamente una de las claves que se manejan internamente y que han provocado ciertos despistes del equipo consumados con derrotas. “Con Koke en el medio, se genera muchísimo juego, tenemos más el balón, pero a la hora de defender, estamos siendo mucho más frágiles. Creo que tenemos que volver a ser un equipo contundente, un equipo en el que trabajen todos para lo mismo”. Más claro, agua. Con personalidad y valentía, analizaba Gabi la situación. Sinceramente, nada mejor que una buena autocrítica para crecer y para retomar el sendero de la victoria. Pero este no es un pensamiento exclusivo del ‘14’. Se trata de una reflexión común y participada por muchos en la caseta.

Mosquearse, según el diccionario de la Academia, significa además de enojarse, causar desconfianza. Simeone no está enfadado, pero sí siente que el grupo no le sigue como a él le gustaría. Existen dudas con este proceso evolutivo que quiere aportar al modelo exitoso que tanto le ha dado al Atleti. En esa conversación pública que ofrecieron entrenador y capitán, ante luz y taquígrafos en el campo de entrenamiento en Majadahonda, solo ellos saben en realidad el verdadero diálogo. Sin embargo, sí ha trascendido que los dos hablaron de cómo ganarle al Real Madrid. Porque no nos engañemos, los dos buscan lo mismo. Qué más da si el técnico afeó al jugador sus palabras o si el mensaje era adecuado o no para brindárselo a los medios de comunicación. La realidad es que dos atléticos quieren ganar sí o sí el derbi. ¿Cómo? Por ahí la discrepancia. Uno opina que Koke debe ubicarse en el eje para generar más juego y el otro que en esa ubicación el sistema defensivo pierde protección. Las dudas han llegado con las dos últimas derrotas. Pero los jugadores masticaban esta situación antes incluso del Sánchez Pizjuán.

Qué tiempos en los que en el Atleti se habla de controversia futbolera desde la reflexión y el diálogo. Desde que era jugador y rumiaba ya con convertirse en entrenador, Simeone siempre aspiró a jugar con el sistema de cuatro defensas, dos medios de trabajo y contención y cuatro delanteros. La influencia italiana en su formación le invitaba a protegerse por el eje. Sin embargo, su evolución como técnico le conduce a apostar por algunas variantes tácticas más ofensivas, tal y como pensaba en los primeros años de la anterior década. Pero el Cholo también es consciente de que para contentar al grupo, le faltan un Tiago en forma o un Augusto restablecido. Con uno puede contar a medias y con el otro, nada. Por eso, busca soluciones para no renunciar a la evolución de su modelo y para recuperar la confianza del plantel en esta fórmula. Eso sí, si gana al Madrid, enterrará el resquemor. Le dará igual si ha sido con su idea o con la del grupo. Hay días en que vencer es tan sabroso que uno aparca lo que más desea.

Uno es del Atleti, Koke. El otro es del Real Madrid, Nacho. Los dos son buenos exponentes de sus colores y de sus generaciones, que han crecido más en la paridad que otras anteriores. Los dos defienden con el mismo entusiasmo la Roja que la casaca que se colocan cada domingo. La escena se vivió en el punto más caliente de los vaciles entre compañeros: el rondo de calentamiento. Y cómo no, en semana de derbi, en la burla salió a relucir… el derbi. Atleti y Real se vuelven a encontrar en un nuevo partido después de Milán con más necesidades rojiblancas. Esta vez, una derrota colocaría a nueve puntos de distancia a los equipos, lo que podría significar un adiós prematuro al título… ahora que Simeone admite que pelean por él, aunque para ello se ha visto obligado a colar en la pelea también al Sevilla. El choque se antoja clave para los locales, con vistas a no perder la estela blanca. Un Madrid que, contento sin presumir, como diría Luis Aragonés, es líder del campeonato, mantiene una racha extraordinaria de 16 partidos ligueros sin perder como visitante y encadena 28 partidos oficiales sin ser derrotado —no hinca la rodilla desde Wolfsburg, hace más de siete meses—.

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