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McLaren y la barba de Fernando Alonso
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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McLaren y la barba de Fernando Alonso

Antes de renovar su alianza en McLaren, Fernando Alonso y Ron Dennis han puesto sobre la mesa sus experiencias del pasado, una clave para el éxito futuro

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“Hablar de todo un poco en general”,“vimos cosas que se podían hacer mejor…”,nos contaba Fernando Alonso la pasada semana sobre sus encuentros personales y privados con Ron Dennis ante laposible vuelta a McLaren. Cuántohabríamos pagado muchos por haber podido escucharles a solas revisandosu pasado en común...

La relación entre ambosdebía quedar saneada para esta nueva etapa con Honda como 'Primo Zumosol'. Parallegar a esa foto tanincreíble -Alonso con la mano en el corazón de Dennis-,dos personalidades tan rotundas han debido dejarse las cosas claras. Y Alonso, de momento, tambiénse ha dejado la barba.

En la Fórmula 1, nunca sabes cuándo...

En su día se rumoreó que la rescisión del contrato en 2007 prohibíadeclaraciones públicas de las partes sobre lo ocurrido aquella temporada. Una buena decisión de ser así.Nico Rosberg reconocía que la mejor lección aprendida en la Fórmula 1 se la enseñóFrank Williams: nunca sabes cuándo te volverás a reencontrar en el camino del 'paddock', yes mejor no olvidarlo en tus decisiones. Laclavó, como hemos vuelto a ver estos días.

Por eso, tantohumana y profesionalmente, deben de haber sido fascinantesesas conversaciones entre dos' animales competitivos' tan opuestosal revisaruno de los enfrentamientos másazarosos en la historia de la Fórmula 1. Más sabios y veteranos, ambos habrán entonado sus respectivos‘mea culpa’ y planteado susmutuos reproches para establecer esasbases defuturo.

Las promesas incumplidas

¿Le prometióDennis a Alonso la condición de primer piloto al negociar su fichaje? Parece que así fue, según reconocía posteriormente Martin Whitmarsh, aunque este no lo supiera hasta pasado el tiempo. Puede que de talraíz brotaran los problemas posteriores, envueltos en esa sensación de traición y engaño que se materializó con sonoros episodios. Algunos públicos, seguro que otros muchos en privado.

Quizás uno de los peores errores que puedan cometerse conAlonso sea el de laspromesas que luego no son cumplidas. Sobre todo, cuando ello implicaba la posibilidad de ser desafiado por un joven debutante con la aquiescencia de quien prometia lo que no cumplió. Los mensajes parecían ser diferentes según a qué parte se dirigían. Ya le ocurrió en el pasadoa Prost y Senna.

Un veterano perdiendo el control ante dos jóvenes

En Mónaco, por ejemplo, ycamino del podio, Dennis pedía comprensión al oído del español para que se mostrarabenigno ante la prensa con un derrotadoHamilton, quien por contra adoptaba la condición de víctima ante los periodistas(“tengo el número 2 en mi coche y soy el piloto número dos”). Dennis se deshizo como un azucarillo ante la presión de los medios, ondeandodesde entonces esa imposible y paranoica política de la igualdadde trato para sus pilotos que al final resultó un tiro en el propio pie.

Una igualdad que el pilotobritánico, cuando le tocaba, se pasó por el arco del triunfo en Hungría, desafío ante el que Dennis no supo reaccionar. Aquel Alonso comiéndose la manzana despectivamente en la rueda de prensa posterior había cruzado el Rubicón. Era la guerra. A las malas, Alonso es guante de hierro en puño de hierro. YDennis reconocía la pasada semana que quienfuecapaz de controlara dos sabuesos como Senna y Prost,perdióel control con dos pilotos que en el caso del mayor no superabalos 25 años.

Los huecos en la armadura

También Alonsonos recordaba en Woking al“piloto de 25 años" como atenuante de juventud para insinuar otra actituden algunas situaciones. Aún consus razones, el español se mostró como alguiendesestabilizado emocionalmente por la sensación de traicióny por ver cómo un debutante se ponía a su altura competitiva. Un ganador patológico mostró huecos en su armadura. Quizás con otra frialdad o madureztodo hubiera sido distinto.

McLaren nos ha ofrecido ejemplos en el pasado de pilotos contra las cuerdas que mantuvieron el tipo. Niki Lauda reconoció la superioridad de Prost en 1984, pero no perdió los papeles durante la temporada, y fortaleció sus virtudes el día de la carrera. Ganó el título por medio punto.

Cuando Ayrton Senna llegó a McLaren en 1988, Prost reinaba en el equipo. Según avanzó la temporada, la intensidad del brasileñole robaba la carteraal francés. Perdió el título de aquel año. En 1989, Honda se volcócon Sennay Prost quedó aislado en McLaren. Aguantó el tirón en un entorno hostil. Ganó su segundo título y dijo adiós.

“Lo que tienes que hacer es afeitarseesa barba…”

“El problema no fue con Hamilton, sino con otra persona”, nos recordaba no hace mucho Alonso. En esta nueva etapa, sin embargo, dos personalidades tan opuestas han de ser aliadas. Porque su relación será puesta a prueba nuevamente si McLaren-Honda no consigue sus ambiciosos objetivos. Pero seguro que ahora las bases serán más sólidas que en 2007.

“Lo que tienes que hacer es afeitarseesa barba”, se le escuchaba a Carlos Sainz decir jocosamentea un relajado y bromistaAlonso en el reciente –y magnífico- reportaje de Antena 3 sobre su última carrera con Ferrari. Obsesionado Dennis en tantos aspectos por la imagen, y conla presencia física de sus pilotos como uno de los principales, aún se recuerda el radical cambio de imagen del piloto españolal fichar por McLaren en 2007. Por ello,muchos nos hemos preguntado por labarba más poblada que Alonso ha llevado en su vida. Justo antes de llegar a McLaren.Puede que sea mera coincidencia. O puede que no...

“Hablar de todo un poco en general”,“vimos cosas que se podían hacer mejor…”,nos contaba Fernando Alonso la pasada semana sobre sus encuentros personales y privados con Ron Dennis ante laposible vuelta a McLaren. Cuántohabríamos pagado muchos por haber podido escucharles a solas revisandosu pasado en común...

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