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Adiós a Mark Webber: "Me gusta que hombres de verdad piloten mis coches"
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Javier Rubio

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Adiós a Mark Webber: "Me gusta que hombres de verdad piloten mis coches"

El piloto australiano ha anunciado su retirada para el final de la presente temporada. Su personalidad y perfil le han convertido en el arquetipo del deportista total

Foto: (Yves Herman/Reuters).
(Yves Herman/Reuters).

“Siempre es triste ver a un gladiador que deja el deporte. Me gusta que hombres de verdad piloten mis coches”. Estas eran las palabras que Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull, le decía a la cara a Mark Webber en el famoso Hangar 7 del aeropuerto de Salzburgo cuando el australiano le había informado personalmente de su marcha del equipo y de la Fórmula 1. Valdrían perfectamente para la despedida de Webber de las competición, anunciada este jueves.

“Las virtudes de los defectos, y los defectos de las virtudes”. Era la frase utilizada por Senna para explicar que cada faceta de la personalidad tenía su reverso de la moneda. Duro pero noble, directo y determinado pero con grandes valores como deportista en todo el sentido de la palabra, Mark Webber parecía ofrecer la parte positiva de esas caras, amplificadas con las reacciones que se están produciendo desde el anuncio de su retirada.

Foto: Mark Webber y Fernando Alonso en la temporada 2013.

Resulta imposible resumir en unas líneas la carrera deportiva del australiano, bien conocida. Valgan aquí dos anécdotas que dan una impresión fiel de quién era Mark Webber. La primera, vivida en directo, con un aficionado español. La segunda, en el otro extremo del arco, con todo un pluricampeón del mundo, Michael Schumacher, contada en su propia biografía.

El respeto hacia Santi

Era un tarde fría de la pretemporada 2013, circuito de Montmeló. Al acabar una monótona jornada, un grupo de periodistas se sentaba alrededor de una mesa para recoger las impresiones de Mark Webber tras su primer día de entrenamientos. En esas fechas, algunos aficionados consiguen pases de prensa para poder asistir a los entrenamientos. Una ocasión única para estar cerca de la acción y de sus protagonistas.Detrás de los periodistas había unas sillas. Un joven, Santi, se sentaba en una de ellas.

Santi se atrevió a meter baza entre los periodistas con timidez y una pregunta. “Mark, ¿qué prefieres para mañana 'rain or graining'?", o algo así entendimos el resto. Su pregunta era algo confusa y Webber no le entendió inicialmente. “¿'Rain or sun' dices (lluvia o sol)?”, intentó aclarar el australiano. Algo cohibido, Santi afirmó positivamente. Pero la pregunta entonces quedaba fuera de lugar, porque si algo necesita la Fórmula 1 en pretemporada es buen tiempo a toda costa para aprovechar semejantes fechas, algo que cualquier periodista hubiera dado por sentado.

Pero Webber comprendió rápidamente tanto la situación como el perfil de quien le había preguntado. En días tan poco trascendentes, además, otros habrían dado un raquetazo a la pregunta con una respuesta escueta para dar paso a la siguiente cuestión. Sin embargo, el australiano se entregó a una larga y articulada respuesta para Santi, dándole todo tipo de detalles, incluso más extensa que la que había dado antes a los profesionales para otras preguntas más convenientes. Le mostró el mismo respeto –y quizás más consideración por ello- que a los periodistas. Fue algo más que un gesto elegante.

Darle una lección a Schumacher

“Fue como un error de aficionado, salvo que un error de aficionado es lo último que hubieras esperado de un piloto que, a esas alturas de su carrera, ya había conseguido siete títulos mundiales de Fórmula 1”. En su autobiografía, Mark Webber contaba cómo quedó anonadado ante la maniobra de Michael Schumacher en el Gran Premio de Mónaco de 2006, cuando atravesó deliberadamente su monoplaza tras la Rascasse para evitar que Fernando Alonso o Kimi Raikkonen pudieran mejorar su tiempo.

Webber recordaba otros incidentes similares del alemán en el pasado, como el Gran Premio de Europa de 1997, con Villeneuve, o el de Australia de 1994, con Hill. “Pero aquel fue el que más me molestó porque, además, yo estaba en la pista. Conociendo a Michael, me dije, voy a hablarlo con él, yo solo, voy a decirle lo que pienso”. Webber no soportaba tal gesto antideportivo, y tampoco estaba dispuesto a mirar hacia otro lado. Le pidió a Sabine Kehm, asistente de Schumacher, una reunión a solas en la siguiente carrera, en Silverstone.

Foto: Webber celebra el título en el podio de Baréin (Imago)

“Michael, quiero hablarte de lo de Mónaco y, antes de nada, no me interrumpas, déjame terminar”, porque Michael era muy bueno interrumpiendo. Y efectivamente, el alemán le cortaba, pero Webber se impuso. En primer lugar, le alabó irónicamente su presencia de ánimo para no destrozar el monoplaza contra los raíles pensando en los neumáticos. Luego, la estocada. “Estoy muy decepcionado con lo que hiciste, no espero que me digas si lo hiciste adrede o no, pero te lo quería decir a la cara, no delante de todos los pilotos en la reunión de la GPDA, porque el tema saldrá”.

Entonces, Schumacher reconoció implícitamente su culpa: “Mark, a veces vas por un camino, y no hay posibilidad de dar la vuelta atrás”. Webber reconocería en su libro: “Era exactamente lo que quería oir. Estaba satisfecho de que me tuviera respeto como para decirme la verdad”. Cuando en la reunión de pilotos algunos le reprocharon que estuviera callado como falta de apoyo, Webber les invitó a que hablaran directamente con Schumacher, tal y como hizo él mismo: “Ninguno siguió mi ejemplo”.

"No hay muchos hombres y atletas como tú"

Y como despedida, nada mejor que terminar también con Dietrich Mateschitz y las palabras del propio Webber en su libro, cuando recordaba los instantes previos a subirse a un monoplaza de Red Bull por última vez, y también a un Fórmula 1. Palabras que firmaría cualquier seguidor y aficionado:

“No diría que soy un tipo sentimental, pero admitiré estar a punto de llorar cuando me subí al coche por última vez. Un poco antes, Dietrich me había mandado un mensaje: 'Por mi parte y la de Red Bull queremos agradecerte todos estos años, ¡tu entrega y tu aportación! No habrá nadie en la Fórmula 1 que no te eche de menos y, por encima de todos, nosotros. Esta es tu carrera hoy: ¡Disfrútala!. No hay muchos hombres y atletas como tú en general, y no en la Fórmula 1 en particular. Nos vemos pronto. Dietrich'”. Amén.

“Siempre es triste ver a un gladiador que deja el deporte. Me gusta que hombres de verdad piloten mis coches”. Estas eran las palabras que Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull, le decía a la cara a Mark Webber en el famoso Hangar 7 del aeropuerto de Salzburgo cuando el australiano le había informado personalmente de su marcha del equipo y de la Fórmula 1. Valdrían perfectamente para la despedida de Webber de las competición, anunciada este jueves.

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