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Juan Pedro de la Torre

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El milagro de Márquez

El piloto catalán pensaba a principio de temporada que el título no estaba al alcance de su mano, pero su buena adaptación a las modificaciones del reglamento le han hecho reinar de nuevo

Foto: Marc Márquez celebra su título de campeón. (Reuters)
Marc Márquez celebra su título de campeón. (Reuters)

El mundo de las carreras no es muy diferente de otros escenarios de la vida, donde cada cual interpreta su papel. Por lo general, Marc Márquez es un tipo sincero, una de esas personas que no engañan, aunque no siempre puedan contar toda la verdad. Sin embargo, cuando Márquez dice algo, eso se puede escribir sobre piedra, porque es cierto. Ayer, en Motegi,, confesó que a principio de año alguien en su 'box' llegó a decir: “Si este año ganamos, será un milagro”. Así de mal pintaban las cosas tras la pretemporada.

El de este año es el quinto título de Márquez, el tercero en MotoGP tras solo cuatro temporadas en la máxima categoría. Seguramente tendrá la posibilidad de añadir más títulos y victorias a su extraordinario palmarés, pero el trono conseguido esta temporada marca su momento de máximo esplendor. Tras el catastrófico campeonato de 2015, plagado de errores y precipitaciones, en el que acumuló seis ceros, un tercio de las carreras, el de 2016 ha sido la escenificación de su madurez como piloto. El hecho de que Márquez se haya coronado ganando en la misma jornada en la que Valentino Rossi y Jorge Lorenzo se iban al suelo —el cuarto cero del año para ambos— es una fiel representación de lo que es el presente campeonato.

Foto: Motogp grand prix of japan

El título de Márquez no ha sido, ni mucho menos, un milagro. Márquez es un digno y merecido campeón, y así lo han reconocido Lorenzo y Rossi. Y esto es una buena noticia para MotoGP tras el bochornoso espectáculo que padecimos en 2015. Punto y final. Cerramos página.

Márquez ha sido un digno campeón, y quizás este haya sido el mejor campeonato de MotoGP que hayamos visto en muchos años. A lo largo de la temporada se han echado pestes sobre los importantes cambios introducidos en 2016. Todos lo hemos hecho: que levante la mano el que no haya criticado la centralita única, los Michelin, o a Dorna, por implantar semejantes transformaciones en una misma campaña. Pero, insisto, todo ello no ha hecho más que incrementar la calidad de la competición y sacar a relucir al mejor de los mejores, al que siendo capaz de superar las dificultades propias y ajenas ha sabido alzarse con el triunfo. Y ese ha sido Marc Márquez.

Porque Márquez ha ganado sin tener la mejor moto en la pista. “Ha ganado el mejor, el más consistente. Este año, además, no ha tenido ventaja mecánica”, ha dicho Lorenzo, siempre valiente y sincero, y generoso en la derrota. Quizás el piloto más deportivo del 'paddock' de MotoGP.

placeholder Márquez celebra su título. (EFE)
Márquez celebra su título. (EFE)

Eso es. Márquez ha ganado superando las carencias de su moto, unas dificultades que le han puesto en aprietos. Sinceramente, la Honda RC213V no es un 'carrito de polos', pero los cambios introducidos esta temporada no la dejaron en la mejor disposición. Y por lo general, cuando un piloto gana es porque tiene la mejor moto, aunque no parece que la Honda sea la mejor moto de la parrilla. Ahora, transcurridas 15 carreras, tampoco parece que lo sea la Yamaha YZR M1, sinceramente. Puede que la clave nos la haya dado el propio Rossi: “Mi moto va muy bien, pero durante el año la Honda ha mejorado mucho, mientras que nosotros nos manteníamos más o menos al mismo nivel”.

Márquez ha superado sus carencias mejorando como piloto. Que era rápido, valiente y determinado lo sabíamos. Y este año ha aprendido a nadar y guardar la ropa cuando ha sido necesario. Y ha compensado con un pilotaje inteligente lo que le faltaba a su moto.

El protagonismo del neumático

Algunos pueden maldecir a Michelin porque sus neumáticos no han sido capaces de ofrecer un rendimiento constante y estable, y esto ha podido influir en el desenlace de determinadas carreras. Y es cierto: en ocasiones, la elección del neumático ha sido la clave de la victoria. Pues este hecho, visto con una perspectiva demasiado cercana aún, creo que es algo positivo para el campeonato porque contribuye a hacer mejores pilotos.

Sinceramente, la casi absoluta infalibilidad de los Bridgestone hizo que los pilotos terminaran acomodándose: no había dudas, y el neumático se convertía en un elemento inocuo. Los Bridgestone eran más fieles, más amigables con el piloto. Rossi explicó muy bien cómo eran los Bridgestone: “El delantero de Bridgestone era más sincero”. Ahora ya no se pueden confiar. Michelin ha hecho que los pilotos sean auténticos pilotos, porque no todo se reduce a dar gas. Ahora tienen que trabajarse cada resultado mucho más, y eso les hace que sean mejores pilotos.

Foto: Jorge Lorenzo y Valentino Rossi en el podio del Gran Premio de Motorland Aragón (EFE) Opinión
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Es absolutamente imposible que un neumático sea totalmente satisfactorio para todos los pilotos y todas las motos. Por eso, esta temporada es la mejor. Como en la evolución de las especies, el que mejor se adapta al medio, sobrevive. Y la supervivencia es el triunfo. Por eso ha ganado Márquez, que en un ambiente hostil ha sabido adaptarse y evolucionar.

Otra enseñanza que nos va a dejar el Mundial 2016 es la importancia del entorno. Honda ha ofrecido a Márquez la estabilidad necesaria para que todo el ruido generado durante los primeros meses de competición a cuenta de las secuelas de 2015, y los fichajes y cambios de equipo, no haya afectado a su trabajo. Los pilotos son mucho más sensibles a todo ese bullicio de lo que podemos imaginar. Honda ha arropado a Márquez, dándole el tiempo necesario para poner todo en orden. Yamaha, que llegaba con la inercia de 2015, manejó muy mal la situación: presionó a su mejor peón, propició una innecesaria tensión dentro del 'box' y permitió que durante mucho tiempo sus pilotos siguieran enredados en asuntos del pasado. Hubo demasiada distracción fuera de la pista, y lo han pagado caro.

El mundo de las carreras no es muy diferente de otros escenarios de la vida, donde cada cual interpreta su papel. Por lo general, Marc Márquez es un tipo sincero, una de esas personas que no engañan, aunque no siempre puedan contar toda la verdad. Sin embargo, cuando Márquez dice algo, eso se puede escribir sobre piedra, porque es cierto. Ayer, en Motegi,, confesó que a principio de año alguien en su 'box' llegó a decir: “Si este año ganamos, será un milagro”. Así de mal pintaban las cosas tras la pretemporada.

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