Es noticia
En España también amamos el "otro fútbol"
  1. Deportes
  2. No hay Estrellas
José Manuel García

No hay Estrellas

Por

En España también amamos el "otro fútbol"

La pelota es el instrumento protagonista del mayor espectáculo del mundo que se llama fútbol. Sin talento, el fútbol se baja varias plantas y llega al

Foto: En España también amamos el "otro fútbol"
En España también amamos el "otro fútbol"

La pelota es el instrumento protagonista del mayor espectáculo del mundo que se llama fútbol. Sin talento, el fútbol se baja varias plantas y llega al patio de butacas o al de vecinos. España, de golpe, ha fabricado piezas de un valor insuperable y el fútbol se elevó a la categoría de arte. Pero sin corazón no hay fútbol. España exportó mucho corazón y ahora también hay talento. También amamos ese otro fútbol. En ocasiones, el corazón puede que se nos escape y se llene de barro. Pero del barro nunca salen flores.

En estos tiempos, el Atlético de Madrid del Cholo Simeone atrapó el cartel de campeón de los equipos raciales, una escuadra que con un juego bailando en los límites de la reglamentación, ha construido en el Vicente Calderón una muralla que no pueden derribar los cañones de Navarone. El Atlético huele a fútbol y a linimento. También olía a fútbol y linimento aquel Sevilla que entrenaba Joaquín Caparrós y, hasta que las curvas de los enfrentamientos internos lo hicieron derrapar, el Athletic de Marcelo Bielsa.

El Rayo Vallecano es otro equipo que respira hombría y le dio un golpe de fútbol al Atlético este último domingo. El Rayo está dirigido por Paco Jémez, un tipo que en su época de futbolista entraba con los ojos abiertos y solo miraba atrás para recoger sus propios sesos.

En España no se deben perder estos valores. A todos nos gusta el fútbol del Barça y los goles que marca el Real Madrid. Todos amamos a Andrés Iniesta, los trotes caballistas de Xavi Hernández, la parsimonia majestuosa de Sergi Busquets y, por supuesto, el genio demoledor de Leo Messi. Todos amamos el galope tremendo de Cristiano Ronaldo o el guiño nibelungo de Mezut Özil. Pero también nos quedamos con el cabezazo tremendo que le propinó a Alemania un tal Carles Puyol y el penalti orgulloso de Sergio Ramos.

Es ese otro fútbol, el que de vez en cuando llama a la puerta y te saluda; el fútbol con sabor a hispánico que nos hizo campeón del mundo y multicampeón de Europa. En este aspecto, el Atlético ha sacado una cabeza al resto y es el equipo que mira más cerca al Barça que huele a Liga. Pero también el Málaga de Isco aspira a portar galones. El cuadro costasoleño se prepara para abordar una terrible lucha: evitar que el tipo que más se parece a Iniesta saque un pasaje a Hollywood y aterrice el próximo ejercicio en un club lleno de petrodólares.

El Valencia siempre anda por ahí, pero ahora sufre un grano con el vecino Levante, cuya música suena alto y reporta coherencia. El Betis y la Real Sociedad también bailan en ese patio. Y el Valladolid. El Sevilla se rajó el pasado sábado en Chamartín y busca reiniciar su proceso. En todos estos equipos hay fútbol y mucho corazón. Es esa Liga que sale muchos lunes y come pan los viernes. Un fútbol que respira milagrosamente, pese a las cargas de profundidad que de continuo le asesta la LFP, ese organismo que dice representar a los clubes profesionales de España y es capaz de todo por dinero.

La pelota es el instrumento protagonista del mayor espectáculo del mundo que se llama fútbol. Sin talento, el fútbol se baja varias plantas y llega al patio de butacas o al de vecinos. España, de golpe, ha fabricado piezas de un valor insuperable y el fútbol se elevó a la categoría de arte. Pero sin corazón no hay fútbol. España exportó mucho corazón y ahora también hay talento. También amamos ese otro fútbol. En ocasiones, el corazón puede que se nos escape y se llene de barro. Pero del barro nunca salen flores.