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La Selección es un privilegio, no una jaula de tigres
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José Manuel García

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La Selección es un privilegio, no una jaula de tigres

Debate nacional a casi todos los niveles: si conviene que Xavi Hernández, con un desgarro fibrilar desde hace unas semanas y que reapareció como una moto la

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La Selección es un privilegio, no una jaula de tigres

Debate nacional a casi todos los niveles: si conviene que Xavi Hernández, con un desgarro fibrilar desde hace unas semanas y que reapareció como una moto la histórica noche en la que el Milan cayó a la lona tras los zarpazos que le infirió Leo Messi y los gladiadores del Barça, juegue en la Selección o no porque se corre el riesgo de una recaída. Incluso un rotativo llegó a preguntar a los aficionados sobre la conveniencia de jugar en el combinado nacional. Como si disputar un partido con la selección de España tuviera la equivalencia a ducharse dentro de una cueva llena de tigres.

En este país sometido a una insufrible lluvia de problemas, la tergiversación reina por encima de la cordura y en aras de la noticia absurda se saca punta a una rueda de molino. De repente, jugar con España es un peligro y a un tipo tan cuerdo y prudente como es Vicente Del Bosque lo han convertido en un Rambo de calesita, menospreciando la solvencia y el pasaporte de méritos del entrenador del equipo campeón de Europa y del mundo. Claro, que hasta José Mourinho, solvente entrenador del Real Madrid (con el pecho inflado por el mérito adquirido en sus últimas semanas), ha emborronado la plana disparando estúpidos ladrillos contra el técnico del equipo nacional.

España, sus jugadores y su técnico, merece un crédito. Los futbolistas de la llamada Roja hace tiempo que se ganaron el pase al escalón más alto del mundo y disfrutan en cada minuto de la convocatoria. Y en los partidos. Xavi Hernández disfruta como el que más. Por eso, con 33 años, está a punto de superar el listón de las 120 internacionalidades. Y, según ha comentado, quiere llegar a muchos más. A Brasil 2014, por supuesto. Xavi llega siempre a la concentración de Las Rozas con una sonrisa. Porque se reencuentra con entrañables compañeros. Con sus amigos.

Fue grande el esfuerzo que realizó Xavi en el partido que disputó frente al Milan, superando en tiempo récord una seria lesión, por eso no jugó contra el Rayo y Del Bosque le dio descanso en el primer trabajo de la Selección. Y, si el asunto adquiere cariz de mejoría simple, puede que dosifique la participación del Humphrey Bogart de las canchas en el importante choque de Gijón para que Xavi Hernández ponga toda la carne en las brasas del asador para el decisivo choque que España jugará la semana próxima frente a Francia.

A propósito de Francia: Benzema. En el vecino país también hilan fino utilizando lentejas y critican al delantero madridista porque no canta la Marsellesa en el protocolo de los himnos. Los puristas del asunto, incluso, claman por la expulsión de Benzema del equipo. Por anti-francés. Cuando le preguntan sobre el asunto, el ariete responde como un futbolista inteligente, con una sonrisa y un golpe de cordura: “¿Me garantizan un 'hat-trick' si canto la Marsellesa?”.

Jugar en el equipo nacional más envidiado del mundo supone un privilegio y Xavi, que es un ganador, lo sabe, por eso apura los tiempos y viaja a Madrid con placer y ganas de seguir ganando. Nadie rechaza un dulce ni un regalo de privilegio. Bueno sí, los idiotas. 

Debate nacional a casi todos los niveles: si conviene que Xavi Hernández, con un desgarro fibrilar desde hace unas semanas y que reapareció como una moto la histórica noche en la que el Milan cayó a la lona tras los zarpazos que le infirió Leo Messi y los gladiadores del Barça, juegue en la Selección o no porque se corre el riesgo de una recaída. Incluso un rotativo llegó a preguntar a los aficionados sobre la conveniencia de jugar en el combinado nacional. Como si disputar un partido con la selección de España tuviera la equivalencia a ducharse dentro de una cueva llena de tigres.