Las alternativas a Xavi y Xabi, el problema que le urge resolver a Del Bosque

Puede que pasen muchos años, quizás décadas, puede que nunca se vea un fútbol como el que ofrece esta selección de España que Luis Aragonés  bautizó como la Roja y ahora reina en el planeta fútbol. La jerarquía de la gente que timonea Vicente Del Bosque se hace acompañar por una demoledora alforja de números y títulos. Ahora todo son parabienes, azúcar, como si el disco duro de la memoria se hubiera difuminado de un día a otro. El viernes por la noche, con Finlandia, salió la cruz. Y el juego de toque de la Selección sufrió magulladuras y muchas críticas. Todos miraron a Del Bosque con dedos como ametralladoras. Sin embargo, contra Francia, con victoria de postín, muchos se tiraron de cabeza al carro.

En este país de contrastes y teleñecos del chisme, la noche y el día se juntan que da pavor. Nadie aprende de Del Bosque, un tipo que camina plano y no regala titulares. Un tipo tan normal que hasta cuando se equivoca lo hace bonito y no propicia escándalo. Se cae, se sacude y se levanta. Así es la Roja. El tropiezo frente a Finlandia, musita entre dientes el seleccionador a Toni Grande, su segundo, vino que ni pintado al mejor equipo del mundo. Porque a España, además de Xavi Hernández y Xabi Alonso, no le faltó fútbol, le faltó intensidad y, sobre todo, una carga enorme de personalidad, la que tienen Xavi y Xabi. Porque David Silva es un futbolista genial, lo mismo que Santi Cazorla o Juan Mata o el malaguista Isco. Pero ninguno posee la presencia y el empaque que le dan tanto el tolosarra como el tarrasense. Didier Deschamps, el técnico galo (que jamás había perdido con España, como jugador y ahora como técnico) salió a contener y a cortar las vías de juego de los jugadores de rojo. Deschamps quiso jugar a la finlandesa pero se topó con los pases verticales de Xabi y las basculaciones como media-punta de Xavi.

Por ahí ve un problema Del Bosque y tratará de resolverlo en la Copa Confederaciones del próximo junio donde es seguro que no estará Xavi Hernández (33 años) y Xabi Alonso (30 años), muy castigado por las lesiones esta temporada, puede que tampoco viaje a Brasil. Será el momento de probar a Isco y jugadores como Mata, Silva, Cazorla o, incluso, Thiago Alcántara tengan más presencia en el equipo nacional en un evento en el que Andrés Iniesta será el líder indiscutible y Cesc Fàbregas (un fijo en los esquemas de Del Bosque) uno de sus acompañantes predilectos.

Del Bosque también sabe que debe preparar una autopista para relevar a corto y medio plazo piezas que son claves. La Copa Confederaciones servirá de test definitivo para España y prueba del algodón para la generación de talento que cubre las espaldas a Xavi Hernández y mira de reojo al Xabi madridista. Porque en otoño llegarán los tres partidos Finlandia, Bielorrusia y Georgia que deberán ser la alfombra para el pasaporte al Mundial 2014. Del Bosque sabe que son partidos trampa porque Bielorrusia y Georgia aterrizarán en España cargados de llaves y amurallarán su portería con autobuses; los finlandeses no se cortarán un gramo en tapiar Helsinki como hicieron en Gijón.

Del Bosque lo sabe y tratará de evitar sustos con la fórmula que adquirió la aciaga noche gijonesa: tensión desde el minuto uno, apertura por las bandas y más verticalidad en el juego. Se vio en la noche de Saint-Denis donde España volvió a las andadas. Esta Selección aprende mejor que nadie con los tropiezos. Ahí saca matrícula la Roja.