La 'Quinta del Lechuguita' garantiza un futuro de oro al Real Madrid de Florentino Pérez

De casta le vine al galgo y Marcos Llorente Moreno, 17 años (cumple 18 el mes próximo), respira blanco hasta en un túnel con las luces fundidas: su padre es Paco Llorente (ex futbolista del Real Madrid), su abuelo materno, Ramón Grosso (fallecido en 2002), ex futbolista del Real Madrid, y es sobrino de Paco Gento, leyenda viva del madridismo. Marcos Llorente huele a Madrid y a futbolista. Y apunta alto: es el faro de la 'Quinta del Lechuguita', el futuro del Real Madrid en carne y hueso.

Dicen que a Florentino Pérez se le iluminan los ojos cuando le hablan de la Quinta del 95, la del Lechuguita, un núcleo de jugadores que hace del juvenil A madridista una demoledora máquina que escupe goles y fútbol como si fueran rosquillas de chocolate. La cabeza visible es Marcos, el hijo del rapidísimo ex jugador blanco, vegetariano radical y que en el vestuario blanco, apodaban cariñosamente llamaban Lechuga. Marcos Llorente es un mediocentro espigado (mide 1,83 y alcanzará el 1,90 en un par de años), de gran calidad técnica, sentido táctico y mucha personalidad. Marcos no es nada frío (su padre lo era), sino más bien un jugador que se deja en el campo las tiras de pellejo. Como su abuelo Grosso.

El Real Madrid juvenil lo entrena Luis Miguel Ramis, ex jugador del Real Madrid, Tenerife, Sevila y Deportivo) y gana todos los partidos. En España y en la Youth League (Champions League juvenil) impresiona y golea.

Impresionan sus extremos: Álvaro Jiménez Guerrero, cordobés, desequilibrante, rápido y mortal en el uno contra uno. O los canarios Agoney González y Cristian Cedrés. El primero es zurdo, el segundo encara por la derecha. Ambos futbolistas llegaron al Real Madrid de la mano de Sixto Alfonso, cazatalentos de la cantera canaria, descubridor de Jesé y Omar Mascarell (otra perla isleña, que ya juega en el Castilla), y que descubrió a Pedrito y a Jeffrén cuando trabajaba para el Barça.

En el vértice de la delantera, el colombiano JuanjoNarváez, despierto y paciente como los zorros, es el encargado de convertir en gol las jugadas que le llegan a su territorio. Narváez quiere seguir la estela de Radamel Falcao, su gran ídolo, pero sigue muy de cerca a sus compatriotas James Rodríguez (Mónaco), Jackson Martínez (Oporto) o el sevillista Carlos Bacca. De todos apunta un poco, y de todos quiere el gol. Colombia es sinónimo de gol y Narváez no quiere defraudar.

Entre las líneas de definición y creación despunta como enganche Javier Muñoz, un chico de Parla que toca el cuerocon primor y se corta el pelo como Loquillo. Destaca también el central José León, un medio-centro reconvertido a central zurdo, que domina muy bien el juego aéreo y saca la pelota con criterio. Los mediocampistas Carlos Capmartíny el ilerdense Aleix Febas aportan, trabajo, velocidad y toque. Los laterales Fran y Felipe inyectan chispa, fuerza y equilibrio a las bandas.

FP se encuentra feliz y huye de los números. Sabe que la cantera madridista deja un futuro espléndido en sus manos. Se muestra feliz porque el timonel, Ramis, añade grandes dosis de coherencia a su labor. No juega a inventar el fútbol y deja hacer a su batallón de talentos. En el mismo se encuentra Enzo Zidane, el hijo del glorioso jugador francés, que espera turno.