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Del Bosque debe tomar nota del juego subterráneo de los 'justicieros' Busquets y Cesc
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José Manuel García

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Del Bosque debe tomar nota del juego subterráneo de los 'justicieros' Busquets y Cesc

Del Bosque, aunque no lo confirmó, dejó de contar con Arbeloa por su comportamiento. Sería injusto que todos los disparos se centrasen sobre el madridista

Foto: Momento en el que Busquets pisa la cabeza de Pepe (Reuters)
Momento en el que Busquets pisa la cabeza de Pepe (Reuters)

A veces se olvidan de que el fútbol es deporte y tiznan de betún su buen nombre. Uno recuerda a Cesare Prandelli, el seleccionador de Italia, un tipo que en su época de jugador del Atalanta y luego en la Juventus, siempre trató con respeto a la pelota. Y también hizo lo propio con los compañeros. En el último amistoso España-Italia,Prandelli apartó de la selección a De Rossi, mediocampista de la Roma e indiscutible en la escuadra 'azzurra', por el comportamiento innoble del romanista con un adversario. El gesto de su colega fue alabado por Vicente del Bosque, seleccionador España.

En este rincón sur de la vieja Europa solemos sacar pecho por la grandiosidad y talento que destila nuestro fútbol. Somos multi-campeones. Nuestro fútbol se exporta. Pero necesitamos importar con urgencia las buenas maneras. Vicente del Bosque, aunque no lo ha confirmado implícitamente, dejó de contar con el madridista Álvaro Arbeloa por su dudoso comportamiento en la cancha. Arbeloa no es un angelito pero sería injusto que todos los disparos se centrasen sobre su figura.

Pepe, el otro defensa madridista, tampoco andará en el santoral de los futbolistas. Pepe, gran zaguero, no ha dulcificado su carácter indómito. Todavía recuerdan cómo el portugués pisoteó y pateó como si fuera un sacó de lana al getafense Casquero. Pero el domingo último, fiel al refranero castellano, le dieron de su propia medicina: la cabeza de Pepe fue pisoteada como si fuera un balón por el barcelonista Sergi Busquets. Las cámaras y las múltiples repeticiones han mostrado al joven internacional confundiendo la cabeza de Pepe con una sandía. Y también los insultos racistas que le propinaba a Marcelo. Busquets, de forma sibilina, ha disparado contra los madridistas más vehementes. Eso sí, ha eludido el choque con sus compañeros de selección. Por ejemplo, con Sergio Ramos.

Cesc Fábregas, al igual que Busquets, es un jugador excelso. Capitán en el Arsenal, cuando regresó al Barça debió recomponer el armario y de allí, además de fútbol, sacó una inusual bolsa de veneno. Entre los rivales, Cesc tiene una bien ganada fama de provocador. En la Liga pasada, Fábregas montó una maniobra envolvente con el entonces sevillista Gary Medel, que entró al trapo: el chileno colocó su nariz frente a la nariz de Cesc y éste cayó al suelo como si le hubiese caído un martillo de una tonelada. Matéu Lahoz, el árbitro, expulsó a Medel sin contemplaciones. El Barcelona, en superioridad, remontó al Sevilla, que terminó perdiendo el partido.

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Cesc Fábregas sabía muy bien a quién dirigirse el domingo y fue a remolonear por los alrededores de Pepe con el fin de sacar de sus casillas al central. Este llegó a agarrar por el cuello a Cesc. Pero Undiano Mallenco, el árbitro, tiró de veteranía y no expulsó a los dos púgiles que, por supuesto, vieron la cartulina amarilla.

El comportamiento de Fábregas y Busquets no es ejemplar, como tampoco la actitud de Sergio Ramos, que lanzó cohetes con vinagre contra el árbitro que lo expulsó por atenerse al reglamento. El trencilla navarro interpretó que Sergio Ramos era el último hombre y derribó (o tropezó, o se enganchó) a Neymar dentro del área. Penalti y expulsión. Preso de la indignación, el sevillano acusó de parcial al árbitro y dijo que Undiano Mallenco “no debería pitar nunca más al Real Madrid”. Sergio ha tenido mil y una enganchadas con el atlético Diego Costa, otro con espinas en la sangre. Diego Costa (nacionalizado e internacional con la roja) y Sergio Ramos han endulzado notablemente su relación, quizás porque no conviene tensar la cuerda, pues quedan muchos días por compartir en la Selección y muchas sonrisas.

Vicente del Bosque, campeón de la mesura y las buenas maneras, debería tomar nota de la actuación subterránea de sus mejores pupilos. Porque son grandes futbolistas, pero el talento no solo se extiende a las piernas; el corazón tiene mucho que decir. Los futbolistas están en el escaparate y son un ejemplo. Los justicieros también. Hasta hoy, Arbeloa es el único desenganchado del equipo nacional. Prandelli castigó a De Rossi. El italiano no quiere a su lado a los tramposos. El español se supone que tampoco.

A veces se olvidan de que el fútbol es deporte y tiznan de betún su buen nombre. Uno recuerda a Cesare Prandelli, el seleccionador de Italia, un tipo que en su época de jugador del Atalanta y luego en la Juventus, siempre trató con respeto a la pelota. Y también hizo lo propio con los compañeros. En el último amistoso España-Italia,Prandelli apartó de la selección a De Rossi, mediocampista de la Roma e indiscutible en la escuadra 'azzurra', por el comportamiento innoble del romanista con un adversario. El gesto de su colega fue alabado por Vicente del Bosque, seleccionador España.

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