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El excéntrico (y rehabilitado) John Daly llega a los 50 contra todo pronóstico
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Santiago Mompó

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El excéntrico (y rehabilitado) John Daly llega a los 50 contra todo pronóstico

Este extravagante golfista no podía acabar en una cuneta, se rehízo de sus cenizas, dejó el alcohol y el juego, operación de reducción de estómago incluida, y volvió a competir...

Nadie apostaba a que la antítesis del caballero inglés que deslumbrara en el circuito a base de zambombazos tanto en la cancha de prácticas como en el bar, el californiano rebelde John Daly (Carmichael, Estados Unidos, 28 de abril de 1966) llegaría al medio siglo. 50 años en los cuales ‘The Wild Thing’ sin duda se ha convertido en uno de los mayores personajes que jamás hayan pasado por el mundo del golf.

Con un talento innato y más de 100 kilos, cuando su entrenador de la universidad le dijo que tenía que empezar una dieta, Daly le contestó que sin problemas, pero que sería a base de cigarrillos, whisky y palomitas. Empezaba fuerte. Debutó en el circuito profesional en el 91, año en el que le nombraron rookie del año después de ganar el grand slam de la PGA. Torneo al que accedió como noveno reserva porque los 8 anteriores en la lista no podían llegar a tiempo cuando Nick Price se borró porque su mujer iba a dar a luz.

‘Long John’ no pasaba inadvertido. Destrozaba la bola, se convirtió en el primer jugador en promediar más de 300 yardas (270 metros) desde el tee, y el único hasta 2003. A sus 50 años sigue por encima de las 300, un auténtico animal. Todo iba sobre ruedas, ganó su segundo Grand Slam, el Open Británico del 95. Y qué lugar mejor para hacerlo que en la cuna del golf, St. Andrews, donde la élite británica se reunía para tomar el té.

El yankee adicto a las hamburguesas y la cerveza había tocado el cielo, pero ese no es lugar para un diablo como él. Empezó a beber y comer compulsivamente, ingresó en varios centros de desintoxicación, frecuentaba más los 'stripclubs' que la cancha de prácticas, le expulsaron de un avión, acabó en el calabozo después de que le detuvieran, ya inconsciente, en un Hooters y reconoció tener problemas con el juego. Al perder un playoff con Tiger se fue directo al casino a jugarse todo el premio. Acabó perdiendo el doble, 1,5 millones de dólares en máquinas tragaperras. Nada comparado con los 50 millones que admite haber dilapidado en el juego.

Inevitablemente su vida golfística se resintió, le descalificaron de varios torneos por mal comportamiento, ostenta el récord de mayor número de golpes en un hoyo en el circuito americano, 18, después de pegar 6 bolas al agua al más puro estilo Tin Cup. En el Open de Australia pegó a propósito 7 bolas al agua después de que le penalizaran para quedarse sin bolas y retirarse. Se presentó a un torneo con cortes en la cara que le había hecho su por entonces mujer con un cuchillo la noche anterior, hasta llegó a usar una cerveza como tee. A ‘The Wild thing’ se le había ido de las manos.

Pero la historia de semejante personaje no podía acabar en una cuneta, se rehízo de sus cenizas, abandonó el alcohol y el juego, operación de reducción de estómago incluida y volvió a competir. Alguien con ese talento y esa pegada solo tiene que proponérselo, en 2004 ganó el premio al mejor retorno al circuito, volvió a entrar en el top-50 del mundo y formó una familia con una mujer, la cuarta, con la que compartir su nueva y saludable vida. Y no solo eso, sino que aprovechando el tirón entre sus numerosos fans, ha creado su propia marca de ropa, videojuegos y, cómo no, una de bebidas alcohólicas, que él, por increíble que parezca, no consume.

Muchos le recordarán por sus excentricidades, el cocktail de vodka que lleva su nombre o su publicidad de Dunkin Donuts en el polo, otros preferimos recordarle como un ‘showman’ con un talento irrepetible, que disfrutó de una vida de desenfreno y que fue fiel a su filosofía de vida. La cual describe en una de sus canciones, ‘Hit it Hard’: I’m still driving and I’m not slowing down'.

Nadie apostaba a que la antítesis del caballero inglés que deslumbrara en el circuito a base de zambombazos tanto en la cancha de prácticas como en el bar, el californiano rebelde John Daly (Carmichael, Estados Unidos, 28 de abril de 1966) llegaría al medio siglo. 50 años en los cuales ‘The Wild Thing’ sin duda se ha convertido en uno de los mayores personajes que jamás hayan pasado por el mundo del golf.

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