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El Barça, el césped y las preguntas sin respuesta
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Gemma Herrero

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El Barça, el césped y las preguntas sin respuesta

El equipo blaugrana volvió a estar espeso en su partido y la única explicación que acertaron a darle es que la hierba del Benito Villamarín no estaba lo suficientemente regada

Foto: Messi, durante el partido contra el Betis (EFE)
Messi, durante el partido contra el Betis (EFE)

El césped del Benito Villamarín estaba seco. Vale. Lo dejamos claro desde el principio, desde la primera línea, y luego ya podemos continuar con el análisis de qué puñetas le pasa al Fc Barcelona. El césped del Betis estaba seco y así lo destacaron Luis Enrique, Iniesta y Piqué; correcto, sigamos adelante con otros argumentos que expliquen la falta de ideas, de fútbol, de ánimo, de espíritu, de un equipo que hasta hace un mes parecía invencible. El césped estaba seco, ya ha quedado dicho. Y a partir de ahí no hay ni una explicación más desde dentro del Barça que dé alguna pista sobre qué está sucediendo además de que en Sevilla decidieran no regar el verde. Y así, a falta de dos jornadas para que termine la Liga, no hay manera de confiar en un conjunto plano, chato, que a pesar de lo mal que estaba el césped, ni siquiera celebró con alegría haber ganado 0-2 y haber dado un paso más hacia el título.

[Luis Enrique pinta una sonrisa al plomizo y pesimista entorno culé]

Después de una semana limpia para preparar el encuentro, tras descansar lunes y martes, con toda la plantilla a punto, con el once de gala, con Luis Enrique proclamando en la previa su optimismo y las “buenísimas sensaciones” que le transmitía el ambiente que él vive junto a sus hombres, llegó el partido en el Benito Villamarín y salió el Barça al tran tran, a sobar la pelota sin ton ni son, lento, pesado, obtuso, sin chispa. Ganó, sí, y no fue una injusticia porque el Betis tampoco propuso nada y solo disparó una vez a puerta, Westermann se fue a la ducha en el 35’, Adán la pifió y al equipo catalán le bastó con ir andando. Pero el problema es que sigue sin haber respuestas a múltiples dudas: ¿Por qué la parsimonia? ¿A qué se debe la espesura? ¿A qué la falta de fluidez? ¿Por qué esa melancolía? ¿Cómo es posible que ni siquiera festejen una victoria que les acerca a la Liga? Y, sobre todo, ¿Con lo que hay, jugando así, será suficiente para ganarla?

El Barça es el único de los tres que luchan por el campeonato que depende de sí mismo, pero nadie se atreve a aventurar un pronóstico porque, a falta de un diagnóstico certero sobre el mal que le aqueja, el equipo desprende más sensaciones negativas que positivas. Cayó primero ante el Real Madrid en el clásico y pareció un simple accidente, quedó eliminado de la Champions ante el Atlético (siendo un equipo irreconocible en la primera parte del Calderón), entre medias perdió en Anoeta, se encendieron las alarmas y se dejó después los tres puntos ante el Valencia en un partido extraño en el que el balón no quiso entrar y que no mereció perder. Las siguientes goleadas, frente al Deportivo y el Sporting, maquillaron una ‘depre’ que Luis Enrique ha negado desde el principio. Ni siquiera compra la palabra crisis como definitoria, aunque no sabe cómo llamar a lo que le ha sucedido a su equipo, según admitió antes de viajar a Sevilla. Y ya se sabe que el primer paso para solucionar un problema es nombrarlo y admitir que lo tienes, pero salvo que el pasto estaba marchito al entrenador no le pareció que su Barça esté pasando por ningún apuro.

Al desconcertado hincha culé le queda el consuelo de que el técnico nunca ha sido de los que se explican ni tiene interés alguno en hacerlo, así que existe la posibilidad de que el mensaje dentro del vestuario sea diferente y, por lo tanto, se pueda solucionar de cara a los tres partidos que quedan, los dos de Liga frente a Espanyol y Granada y la final de Copa ante el Sevilla. Porque sí, efectivamente, el césped en Sevilla estaba seco, pero el Barça también.

El césped del Benito Villamarín estaba seco. Vale. Lo dejamos claro desde el principio, desde la primera línea, y luego ya podemos continuar con el análisis de qué puñetas le pasa al Fc Barcelona. El césped del Betis estaba seco y así lo destacaron Luis Enrique, Iniesta y Piqué; correcto, sigamos adelante con otros argumentos que expliquen la falta de ideas, de fútbol, de ánimo, de espíritu, de un equipo que hasta hace un mes parecía invencible. El césped estaba seco, ya ha quedado dicho. Y a partir de ahí no hay ni una explicación más desde dentro del Barça que dé alguna pista sobre qué está sucediendo además de que en Sevilla decidieran no regar el verde. Y así, a falta de dos jornadas para que termine la Liga, no hay manera de confiar en un conjunto plano, chato, que a pesar de lo mal que estaba el césped, ni siquiera celebró con alegría haber ganado 0-2 y haber dado un paso más hacia el título.

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