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Qué mal se ganan el sueldo los Aznar, Salgado, Acebes y otros lobbistas del montón
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Qué mal se ganan el sueldo los Aznar, Salgado, Acebes y otros lobbistas del montón

Defender la labor del Gobierno de Mariano Rajoy durante su primer año al frente de Moncloa no es fácil. Unas cuentas públicas quebradas, unas constantes subidas

Defender la labor del Gobierno de Mariano Rajoy durante su primer año al frente de Moncloa no es fácil. Unas cuentas públicas quebradas, unas constantes subidas de impuestos, una cola de paro que lejos de menguar se vuelve interminable, unos recortes salvajes en asuntos tan esenciales como la sanidad y la educación, con la gente pasando hambre, desahuciada de esperanza, son elementos más que suficientes para suspender la gestión del gallego, condenado por mentir como un bellaco a la ciudadanía.

Pero, aunque no lo parezca, Rajoy y su equipo han hecho cosas buenas. Algunas se ven, como la reestructuración del sistema financiero, pieza esencial para que cualquier economía respire. ¿Mejorable en la ejecución?. Seguro. ¿Debía incluso ser más duro?. Probablemente. ¿Debería estar algún cajero entre rejas para pagar lo que ahora irá contra nuestro bolsillo? Afirmativo. Mucho está tardando el Gobierno en regalarles por Reyes un pijama a rayas a los Rato, Olivas, Moltó, Modesto Crespo y otros truhanes. Pero al menos Luis de Guindos ha obligado a los Botín, FG, Fainé, Oliú y Ron a sacar la porquería del armario y reconocer sus pecados en el mayor ajuste bancario que se recuerda.

Otras no se ven, pero se huelen y se agradecen para que este país corrija sus vicios históricos. En concreto, la resistencia a las continuas presiones de los amigos que querían hacer negocios con el regreso al poder del PP. Rajoy y sus ministros principales, el citado de Guindos (Economía), más José Manuel Soria (Industria) y Cristóbal Montoro (Hacienda), han aguantado la labor de estos lobbistas contratados a dedo por las grandes empresas del Ibex 35. Justo cuando se presuponía el declive del PSOE o a los pocos meses del cambio presidencial. Rajoy y sus ministros estrellas han resistido con firmeza la presión de los expolíticos de su propio partido para hacer leyes beneficiosas para sus empresas privadas

Compañías con negocios regulados que con la influencia de estos políticos sin ninguna experiencia empresarial querían arrimar el ascua a su sardina, cambiar leyes para arreglar sus cuentas de resultados. El caso más flagrante fue el fichaje José María Aznar por Endesa en enero de 2011, cuando ya se barruntaba la debacle del Zapatero. Pese a los 400.000 euros que cobra al año, el exlíder del PP no ha conseguido zurcir la nueva regulación eléctrica a los intereses de su pagador, al que le van a meter un rejón de cientos de millones con el nuevo plan fiscal de Soria/Montoro. Y no ha sido por no intentarlo. El atleta que se comunica con Dios, según su primer libro de memorias, ha presionado lo que no está escrito en encuentros privados o a través de FAES, su púlpito. Pero, agua. Nada de anda.

Al contrario, a Endesa le quitan 600 millones, lo que ha enfadado y mucho a Borja Prado, que en su día cortejó a José Luis Rodríguez Zapatero y a su ministro de Industria, Miguel Sebastián, hasta la saciedad (viajes en avión privado incluidos). Porque Prado, antes de ser banquero de inversión y presidente de una Ibex 35, era lobista profesional y de los buenos. Por esos confiaba en la labor de estos intermediarios tipo Aznar, que, amén de no aparecer nunca por la sede de Endesa, no ha cumplido el cometido. Su consecuencia tendrá.

, que en marzo de este mismo año, apenas cuatro meses después de dejar la cartera ministerial de Economía, saltándose la norma según la cual un alto cargo gubernamental no puede hacer negocios con una empresa hasta dos años más tarde, entró también en Endesa. La eléctrica española en manos de la italiana Enel esquivó la ley y la metió en nómina, pero de su filial chilena, Enersis. Como saben, Enersis ha sido utilizada por la matriz para una operación corporativa con la que arreglar las cuentas del holding, pero ha tenido que rebajar sensiblemente el precio a pesar de los intentos de Salgado de convencer al consejo.

Pero Endesa no es la única que cae en las tentaciones de tener remoras comiendo de su chequera. Iberdrola rescató en abril a Ángel Acebes por la amistad que el exministro de Interior tenía con Ignacio Sánchez Galán. Compañero de distracciones, el presidente de la eléctrica hasta le arrendó un piso en el centro de Madrid cuando el abogado andaba justo de perras. Pero su labor de zapa tampoco ha sido muy útil para Iberdrola, que le paga otros 400.000 euros, eso si, con luz y taquígrafos, no como en el caso de Aznar. Por si fuera poco, su imputación por la quiebra de Bankia no ha hecho sino manchar la reputación del consejo del grupo energético, que solía cuidar la marca con mucho tacto.Iberdrola, Endesa, ACS y Telefónica han fracasado en su intento de arrimar el ascua a su sardina contratando lobbistas amiguetes del Gobierno

Iberdrola también contrató este año a Ignacio López del Hierro, marido de Maria Dolores de Cospedal, la número dos del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, para financiar voluntades. Pero tampoco ha surtido efecto. A Galán la nueva factura eléctrica le va a costar otros 600 millones, lo que le ha hecho subirse por las paredes. Por estos motivos, los dos presidentes de las dos mayores energéticas de España se han unido y han optado por cerrar por adelantado la central nuclear de Garoña como castigo a Rajoy. Ya saben, por no escuchar.

Hay más casos, como los de Telefónica, que metió en plantilla al marido de Soraya Sáenz de Santamaría, Iván Rosa, como abogado de repentino relumbrón, lo cual no le ha evitado una sanción de competencia de 120 millones de euros junto a Orange y Vodafone. O los de ACS, que con Aznar de contratista en la sombra,  tampoco ha conseguido que Bankia, ya estatal, mirara para otro lado en las eternas refinanciaciones de su deuda. Ni tampoco que la nueva norma eléctrica fuera más rápida de lo previsto para vender sus negocios de renovables, anunciados hace ya dos años, y que le tienen atrapados por 2.500 millones.  Y es que el palco del Bernabéu ya no es lo que era, pese a que algún ministro sigue turbado por los canapés del ángel caído.

Tampoco se saben cuáles han sido los beneficios para Gas Natural de tener a Felipe González como consejero. Lo contrató hace ya más de un año para asesorarla en sus negocios en México, pero que se sepa la empresa barcelona no ha hecho grandes progresos en el país latinoamericano.

Hay alguna excepción en la que el Gobierno ha sido permeable, como la influencia de Abengoa, que no tiene ningún rubor en dar un asiento en su consejo al hermano de Miguel Sebastián o al socio de Montoro, según convenga. Pero en general hay que agradecer a Rajoy y a sus ministros que hayan hecho las cosas que tocaban, con más o menos habilidad, como el banco malo o la reforma energética. Pero sin claudicar a las presiones de nadie, sin caer en ese vicio de la corte española de que “aquí hay para todos” y que tanto daño ha hecho al país.

Sean felices en 2013, un año para el optimismo, para sanear el podrido sistema político empresarial.

Defender la labor del Gobierno de Mariano Rajoy durante su primer año al frente de Moncloa no es fácil. Unas cuentas públicas quebradas, unas constantes subidas de impuestos, una cola de paro que lejos de menguar se vuelve interminable, unos recortes salvajes en asuntos tan esenciales como la sanidad y la educación, con la gente pasando hambre, desahuciada de esperanza, son elementos más que suficientes para suspender la gestión del gallego, condenado por mentir como un bellaco a la ciudadanía.